MAXIMNo he podido pensar con claridad desde que Devrim ha llegado a la fortaleza, les dejé en claro que la vigilaran, al parecer, están oxidados y necesitan seguir con más rapidez mis órdenes, en especial cuando el hermano de Ana; Raze, está viviendo bajo el mismo techo, ese gusano fue más hábil que cualquiera de mis hombres, Ilenko me avisó hace media hora que ella no estaba, y cuando otro me confirmó que tampoco Raze, las piezas encajaron a la perfección. Y ahora, viendo como Vladimir Grees, un mafioso ruso que se cree independiente y que llegó a tener una amistad corta con Alisha, está tocando a esa malcriada. Sus ojos se abren como platos al verme, no hay miedo en ellos, sino, rabia, confusión, no me interesa, lo cierto es que bien podría dejarla de lado, mandarla a la mierda, pero cada que la veo, es como estar frente al reflejo de Alisha antes de morir, de la promesa que me hizo hacerle. Dejarla morir no es una opción aunque eso es lo que quisiera. —Maxim Ivanov —sisea mi no
DEVRIMYo no quería estar aquí, detesto el mundo de la mafia y jamás me sentiría a gusto de tratar con gente de la organización más sangrienta que hay en el mundo, sin embargo, cuando me enteré de que Maxim Ivanov había ordenado que me encerraran en mi habitación, no solo eso, que me dieran la comida como a los perros, con una bandeja que subió una sumisa, y para rematar, diciéndole a todos que soy una cría, mi sangre comenzó a hervir. Así que me puse un vestido de los pocos que traje conmigo, elegante, ajustado, con un escote de infarto que resalta mis pechos, en forma de corazón, no solo eso, sino, que también dejé mi cabello suelto, alborotado y rebelde. Pude escabullirme sin presiones por la ventana, hasta que llegué al patio trasero. Mi idea general en cuanto entré al vestíbulo principal, era hacer mi gran entrada y cabrear a Maxim, pero tuve la mala suerte de encontrarme con alguien más, alguien no tan deseado por mi persona. —Devrim Sokolov —dice Vladimir. Mi espalda se ten
DEVRIMEs una pesadilla, eso es lo primero en lo que pienso cuando me doy cuenta de algo, que fui una ingenua que estuvo de acuerdo con entregarme al primer mafioso que se me puso encima, pero Maxim tuvo un efecto en mí que nunca nadie había logrado, así que fue con mi consentimiento, sabiendo que él tenía prometida, que es tan hermosa como letal, se van a casar, y que un Boss como él, jamás se fijaría en una chica como yo. Las piernas me pesan cuando subo cada uno de los escalones de la inmensa escalera, ahora mismo, me siento como si esto fuera una terrible pesadilla, al llegar al último escalón, tengo la intención de mirar por encima de mi hombro para verificar que él me sigue como ayer, no, no hay rastro de él, mucho menos del sonido de sus pasos, lo que me hace estremecer. —Tonta —me susurro a mí misma. Camino directo, alentando mis pasos, hacia la habitación que me han asignado, me encierro colocando el pestillo, sin importarme el hecho de que pueda derribar la puerta como la
BOSSNinguna de las palabras que le dije a Devrim, las sentí, solo había sido el coraje del momento, porque desde que la hice sangrar, no he dejado de pensar en ella ni un solo momento, y eso es lo que más me cabrea, el hecho de que una mocosa como ella, sin experiencia en el sexo, se haya infiltrado no solo en mi sistema, sino, hasta en mi piel, cuando me encontró con Ana haciéndome una mamada, me sentí victorioso, quería lastimarla, quería herirla para no sentirme de este modo. Pero lo único que logré, es que después de que ella se diera la media vuelta, me corrí, pero no porque Ana hubiese hecho un gran trabajo, sino, porque en todo momento estaba pensando en ella, en Devrim, en los sonoros y suaves gemidos de dolor que brotaban de su boca, en cómo me clavaba las uñas ante el dolor que le causaba mi polla al expandir sus paredes internas. En mí, entre sus piernas, bombeando su coño, uno que nunca nadie había probado, solo yo, el primero, así que cuando le dije toda esa mierda, so
DEVRIMMinutos antes… No tengo ánimos ni ganas de estar aquí, mucho menos de acompañar a una mujer que me detesta y que solo me invitó porque no quiere tener problemas con Maxim. —Estoy tan emocionada —miente mientras estamos en el auto. Ni siquiera me atrevo a mirarla a los ojos, me da náuseas solo de pensar en ella con Maxim, el hijo de perra de quien tengo que vengarme, tengo un objetivo, una misión, y no voy a permitir que nadie me lo arruine. Mucho menos el mismo Boss. —¿Te sientes bien? —me pregunta ella.Resignada, le veo de soslayo, sabiendo que no puedo evitarla más, y que si lo hago, ella solo va a seguir insistiendo, le pongo la atención que tanto me ruega. —Sí —respondo sin ánimos.—No lo parece. Me muerdo el labio inferior, coloco sobre mi rostro la mejor máscara de amabilidad e inocencia que tengo, y suelto un largo suspiro. —Es que es incómodo, no te conozco, y si te soy honesta, ni siquiera tengo amigos tan cercanos porque no me gusta relacionarme mucho con la g
DEVRIMHa pasado una semana desde que Maxim me propuso ser la segunda opción, su amante, o como yo prefiero llamarlo, su puta personal, está equivocado, no le di una respuesta, solo me estoy tomando mi tiempo para mandarlo a la mierda, lo que lo ha tenido de mal humor, no dejo que me toque, mucho menos que me bese, los dos primeros días se escabullía en mi habitación por las noches, me follaba en toda clase de posiciones, para después recordarme que se iba a casar, y que por supuesto, quería incluso darme una de sus propiedades en donde nos podríamos ver de vez en cuando. En todo caso, una amante a quien esconde del resto, y le da una mansión que es una jaula, en donde no podría hacer nada sin su consentimiento, no podría follarme a nadie más, mucho menos enamorarme de nadie, pero él sí podría follar a Ana, mientras se prepara para llegar a ser la madre de sus hijos. Lo cierto es que el estómago se me revuelve con solo pensar en eso. —No, gracias —me miro en el espejo. Me estoy en
DEVRIMMe congelo. No puedo respirar e intento procesar al mismo tiempo las palabras que me ha dicho Maxim, su mirada me eriza la piel, el miedo que me provoca me cala hasta los huesos, su mirada es perdida, fría, oscura, es como estar frente a un demonio sin sentimientos, sin nada. —Yo… —¡Cállate! —exclama en tono gélido. Tiemblo, en verdad lo hago, en estos momentos es cuando más quisiera que mi hermano estuviera con vida para que me protegiera, me reduzco a la misma niña pequeña que dependía de él para todo, incluso cuando de defenderme del mundo se trataba. —Yo no quería hacerle daño a ella —cierro los puños, me armo de valor para enfrentarlo—. El veneno era para ti, eres tú a quien quiero muerto. No a ella. De dos zancadas ya lo tengo sobre mí, rodea mi cuello con una mano y aunque si agarre no me quita el oxígeno, si me deja en silencio por varios segundos. —¿Puedo saber, que te hace creer que yo lo maté? —Me lo dijeron los Yakuza y los Turcos, cuando vinieron a buscar a
BOSSHoras antes… La sangre me hierve, ella tiene razón, me importa poco o nada, la vida de Ana, no es nada personal, es solo que las únicas personas que me interesan, son mis hermanos, Dalila, aunque ella esté casada, Alisha formaba parte de este pequeño grupo, pero murió, y ahora se supone que nunca debí haber follado a su hermana menor, lo hice, le porduje dolor al follarla, la hoce sangrar, y ahora… joder, ahora mi polla no quiere estar en otro coño que no sea el de ella, y eso me está llevando a la locura. Si se hubiera muerto Ana, no sería una pérdida importante, pero todo cambió y se fue por la borda cuando el doctor me dijo que ella estaba embarazada, dos semanas, eso fue un golpe. Perdí a mi hijo sin antes saber que venía en camino. Y eso es lo que me descolocó, Devrim fue lista al haberme querido envenenar, pero se hubiera necesitado de más experiencia para que siquiera yo hubiera probado algo de ese té, fue muy obvia, cuando la vi entrando con ese maldito pijama que estu