DALILA Regreso a la habitación como alma que lleva el diablo, leo una y otra vez el mensaje, respiro profundo, pero no puedo, estoy en medio de un ataque de pánico, hace tantos años que no me daba uno, la última vez que me dio, fue cuando Renzo me azotó la puerta en las narices, cuando traté de explicarle lo que estaba sucediendo, es una sensación que no le deseo ni al peor de mis enemigos, no puede estar pasándome esto, no ahora. No hace falta que haya remitente, sé que se trata del Boss, solo él podría mandarme esta clase de mensajes, cómo es que tiene mi número, nadie lo tiene, y aun así se atreve a mandarme esto, maldición, todo esto es culpa de mi padre, la sola palabra hace que me duele el pecho, se supone que un padre te protege, el mío me ha vendido a la mafia rusa. Camino de un lado a otro, esperando a que pase el ataque, a que no suceda nada más, tratando de convencerme de que voy a superar esta crisis que se aferra a mi cuerpo como larva, respiro una y otra vez, trato de
DALILA Me parece que la orden y la Cosa Nostra se han vuelto locos, dementes sería la etiqueta perfecta, tenía una idea de que me pidieran que me entregara al Boss para poder estar cerca del enemigo y destruir su sistema de protección desde la matriz de la Bratva, pero pedirme que me case con el Boss, es un nuevo nivel de locura que he escuchado y al que han llegado. —Me parece que no escuché bien —miento. —Oh, querida, has escuchado bien —ríe y toma asiento detrás de su muy costoso escritorio traído desde Londres—. Qué bromista nos llegaste. La rabia comienza a correr por mis venas, no me dan un respiro y creo que estoy a nada de desaparecerme de su vista, no puede ser tan difícil, el asunto es que si lo hago, algo me dice que el Boss no tardaría en encontrarme, no me puedo arriesgar tanto, no lo haré, me encuentro entre la espada y la pared. —No —respondo.La sonrisa que antes se colocaba de manera altanera en el rostro del líder, se borra en un segundo, ahora no hay burla, no
RENZO HORAS ANTES… —¿Estás seguro de lo que estás haciendo? Miro a Elio, quien bebe lo que le queda de su trago mientras me observa con detenimiento, hace horas que Dalila se fue, debería ponerme contento por eso, no lo estoy, se siente como si la perra se hubiera llevado una parte importante de mí. —¿Desde cuándo estás tan interesado en asuntos que no son tuyos?—Desde que Roan se marchó con Colette y sus cuatro hijos a Inglaterra, abandonando la mafia italiana —encoge los hombros como si nada. Me quedo callado, son cosas que no debe darle importancia, solo yo. —Casarte con Anasyn parece el último intento por no morir, es guapa, asesina y toda esa mierda, pero ambos sabemos que Dalila es mucho más hermosa y talentosa. —No sé de lo que hablas —espeto.—Vamos, hombre, no me dirás que nunca te diste cuenta de que muchos dentro de la organización, se derriten por esas curvas y culo redondo. Comienzo a pensar en las maneras que tengo para desmembrar a Elio, ¿qué mierda? ¿Por qué h
DALILA He tenido suficiente por un día, Renzo no solo me ha insultado, me ha lastimado de una manera en la que no se imagina el daño que me han hecho sus palabras, no dejo de acunar mi vientre y de sentir que el dolor hace demasiada presión en el pecho, ha venido a humillarme, a restregarme en la cara que se casará con mi amiga, y no conforme con eso, me ha dado en un punto débil que desconoce, sin contar que quiere que sea la que esté presente en su unión por la ley de la mafia, algo que sin duda no pienso hacer, no importa lo que haga o los esfuerzos, no me voy a presentar a su boda. No me puedo enojar con Anasyn, ella solo hace lo que el capo le pide, además de ser asesinas, para eso nos entrenaron, para cuidar la espalda del capo y hacer lo que nuestro líder nos pida, en este caso, haré una excepción, ya no tiene caso que siga pensando en él, me odia por razones equivocadas, y ahora, estoy más que segura que no quiero que se entere de la verdad, nunca lo sabrá, será un secreto q
DALILA El silencio que se apodera de toda la estancia principal, hace que el aire me sofoque, el consejero del líder parece contento, por supuesto, como no están los demás debido a una reunión de suma importancia que tienen en Alemania, justo donde se encuentra el Boss, según los últimos informes, se siente amo y señor de todo el sitio. Renzo me observa con una mueca en el rostro que no sé distinguir bien. —No —espeta.—Renzo, esto no se negocia, Dalila ya ni está a tu servicio —habla el consejero. Él lo mira con una ceja levantada. —¿Acaso me estás llevando la contraria? Hasta donde recuerdo, yo soy el Capo, soy la máxima autoridad en Italia —merma el espacio con él. Desde esa posición el consejero parece una hormiga al lado de Renzo. —¿Lo dudas? —No —carraspea—. Pero ella es nuestra, ahora trabaja solo para la orden, su deber es hacernos caso solo a nosotros, ¿me equivoco, Dalila? Quiero decirle que sí, que realmente no quiero trabajar para nadie, y que lo único que estoy bu
RENZO Palabras vacías, últimamente eso es lo que he estado diciéndole a las personas, son frases que no siento realmente, palabras que entran en el hueco que me carcome el pecho y que me agita una y otra vez al pensar en Dalila, en el daño que me ha hecho, me humilló, me engañó, todo el maldito tiempo que pasamos juntos, no hizo más que jugar conmigo y con mis sentimientos. —Arpía —gruño bajo el silencio del amanecer. Fingir no se me da bien, nunca pude hacerlo, desde éramos niños, el único que pudo ocultar su verdadera naturaleza, fue Roan, y al parecer, Dalila, tenso el cuerpo, no me engaña, mucho menos con su cara de niña buena cuando por dentro está podrida, le doy una última calada a mi cigarrillo, me coloco cerca de uno de los enormes muros que lleva a su habitación, dejé en claro que nadie le avisara a ella que iría. Sabe que posiblemente deje a dos de mis hombres para que la acompañe, pero el que yo esté entre esos hombres, no, así tenía que ser, de lo contrario, ella se o
NARRADOR OMNISCIENTE Aquel hombre no dejaba de observar lo que se presentaba delante de él, consideraba esto como una obra de arte, una que solo hacía que su interés por Dalila Campbell, fuera en aumento, esbozó una sonrisa llena de orgullo al ver aquellos escombros, los restos que dejó la explosión en su capilla, aunque todo fuese una simple prueba para darse cuenta de que aquella mujer era más audaz que nada en el mundo dentro de los confines de la vida mafiosa. —Está muerta —escucha hablar a uno de los hombres que trabaja para él. En cuanto esas simples palabras brotan de su garganta, él saca un arma, le apunta a la cabeza y la sonrisa que hace tan pocos segundos se dibujaba en su rostro, ahora se ha borrado por completo. —Di eso una vez más, y juro que tus hijos ya no volverán a ver a su padre. Aquel hombre sudo frío, se sabía que aquel ruso no jugaba al tonto, sus palabras eran de peso, así que no iba a seguir con eso, descendió la mirada y asintió, solo así, el Boss volvió
DALILA Tengo que joderme, el Boss es un hombre más inteligente de lo que pensé, si ya sabía yo que era un hombre de armas tomar, pero esto no me lo esperaba, el quemar, o mejor dicho, el destruir toda una estancia importante para la mafia rusa, según lo que he leído e investigado, solo por el único capricho idiota de tenerme, y no se trata de eso únicamente, sino, del hecho de que con ello, pudo haber eliminado del sistema documentos tan importantes para su organización, me hace creer que yo soy más que una apuesta. Esto ya no se trata del poder, de quién es el mejor líder o quién hace el mejor trabajo, no se trata de un contienda que tenga entre mafias, sino, de mí, solo de mí, la piel se me eriza al pensar que estuve a punto de morir, de no haber sido más rápida, estoy segura de que ahora mismo mis restos se estarían calcinando con todo el desorden que se dejó a su paso. Lo peor de todo, es que aun en los últimos momentos, Renzo vino a mi mente. —Mierda —me quejo. Deslizo mi cue