DALILA Tengo que joderme, el Boss es un hombre más inteligente de lo que pensé, si ya sabía yo que era un hombre de armas tomar, pero esto no me lo esperaba, el quemar, o mejor dicho, el destruir toda una estancia importante para la mafia rusa, según lo que he leído e investigado, solo por el único capricho idiota de tenerme, y no se trata de eso únicamente, sino, del hecho de que con ello, pudo haber eliminado del sistema documentos tan importantes para su organización, me hace creer que yo soy más que una apuesta. Esto ya no se trata del poder, de quién es el mejor líder o quién hace el mejor trabajo, no se trata de un contienda que tenga entre mafias, sino, de mí, solo de mí, la piel se me eriza al pensar que estuve a punto de morir, de no haber sido más rápida, estoy segura de que ahora mismo mis restos se estarían calcinando con todo el desorden que se dejó a su paso. Lo peor de todo, es que aun en los últimos momentos, Renzo vino a mi mente. —Mierda —me quejo. Deslizo mi cue
DALILA En estos momentos quiero que me caiga un rayo, me parece que sería la mejor manera para escapar de esto, me quedo dormida un par de horas más, no porque quiera o confíe en ambos hombres que son los hermanos gemelos del Boss, sucede que cuando me dieron la noticia, me sentí mal, y eso se debe a la explosión de hace un par de días, y es que no es fácil, no me quejo, he salido de peores situaciones muy victoriosa, pero… Maldición, ahora todo comienza a recobrar sentido, necesitaba recuperar fuerza y energía. —¿Se puede pasar? —pregunta al que reconozco como Kirill. —Adelante —digo con recelo. Observo que ambos hermanos se acercan con charolas en la mano, llenas de comida, Andrei, el menor, me guiña un ojo y Kirill bufa. —Si piensas que está envenenada, no tenemos problema con probarla primero —sugiere. Con eso tengo suficiente, Kirill es el negociador, es quien va a la delantera como escudo de su hermano menor, mientras que Andrei, es quien observa las situaciones de l
RENZO Ya han pasado un par de días en los que ni siquiera mis hombres mejor entrenados, me pueden dar una buena noticia, he buscado por todas partes el que ella no haya muerto, no es así, todas las pruebas arrojan la misma respuesta, y es que ella está muerta, la sola idea de saberme en un mundo en donde ella no esté, hace que la sangre se me pudra y que mi instinto asesino salga a relucir más que en otras ocasiones. Miro la hora en mi reloj, las cosas dentro de la organización están tensas, la orden parece más discreta en cuanto a sus juntas, y pese a que al segundo día abandoné la fortaleza en donde ese nido de víboras vive, se sintió como haber dejado encerrada con ellos a Dalila. No me cuentan muchas cosas, algo me ocultan y juro que lo voy a averiguar. Me siento por primera vez en la vida, dividido, una parte de mí, la que se aferra al pasado, quiere pensar que ella está viva, es la mejor asesina, lo sé de primera mano, la mejor, pero, por otra parte, las pruebas están tan cla
DALILA Cuando estaciono el helicóptero en una de las mediaciones de los terrenos de la orden, quien me recibe es uno de los hombres de la orden, quien me revisa las cosas antes de que me lleven hasta el consejero, han pasado dos días desde que salí de Rusia, y he pedido que nadie se entere de mi visita. Solo por precaución, tengo en la mente la imagen de los hermanos Ivanov, apenas y los conocí, pero fue gracias a ellos que estoy aquí, ya tendré el tiempo suficiente como para enterarme de sus vidas, ahora queda terminar mi misión. Que me curen la herida y descansar un poco, necesito estar a solas en un lugar que considere seguro. Me llevan hasta el despacho de la orden, por los movimientos que noto alrededor de la fortaleza en cuanto llegamos, noto que el Capo no está, no importa, a él no le afecta mi ausencia, ya lo dejó claro, si muero… para él mejor. Cuando entro al despacho, me encuentro con los ojos viperinos y felices del líder y del consejero. —Nos alegra saber que estás co
DALILA Me levanto más temprano de lo normal, siento que el aire está denso a mi alrededor y solo puedo pensar en una cosa, en lo que estoy a punto de hacer, desde que escuché aquellas conversaciones de Renzo y del consejero y líder de la organización, no puedo dejar de pensar en que estoy en un punto en el que quiero desaparecer. Renzo me odia, nadie le ha dicho que estoy con vida, es mejor así, me he mantenido encerrada y a raya de la orden, miro hacia el cielo cristalino y observo los rayos del sol, es la primera vez que siento que no pertenezco aquí, no es mi sitio. De soslayo admiro que llegan los empleados que se van a encargar del gran banquete esta noche. Hoy se casa Renzo con Anasyn, todos parecen estar satisfechos con la decisión que ha tomado su capo, es normal, pero no para mi, hoy se casa el hombre que amo, y con ello, tengo que renunciar para siempre a él. Me preparo para el gran día, me doy una ducha y hago una llamada a quien considero, una verdadera amiga. Ella es l
RENZO La cabeza me estalla y todas mis terminaciones nerviosas son como una maldita bomba de tiempo, anoche me excedí porque quería sacar de mi cabeza a Dalila, y aun con todo eso, no pude hacerlo, incluso mientras intenté follar a Anasyn, imaginé que se trataba de ella, no funcionó, y al final, no pude follar a la que ahora es mi esposa ante las leyes criminales, el mundo entero la va a reconocer como la esposa del Capo. A mi derecha se encuentra Anasyn, desnuda, envuelta en una sábana, se durmió enfadada porque no pude follarla, mucho menos ofrecerle un poco de placer, nada.—Maldita sea —bramo en silencio. Me pongo de pie y me dirijo al baño, necesito de una buena ducha de agua caliente, comida, bebida y estar a solas, ahora que es un nuevo día, el casarme me parece como la peor idea del mundo, puede que me haya precipitado un poco al final. No obstante, como el Capo, se esperan grandes cosas de mí, así que camino con dirección a mi despacho para revisar los nuevos planos en don
DALILA Abro los ojos lentamente, ha sido un camino largo y me pregunto cuánto hace falta para llegar a donde sea que me estén llevando, no he puesto resistencia desde que sé que hace cinco horas aterrizamos en Rusia, y tampoco soy tonta, estos hombres están armados, me quitaron todo con lo que podría defenderme, así que me queda esto. Los hombres que tengo al frente no me dicen nada, sin embargo, me observan como si fuera a atacarlos en cualquier momento. No miento, podría hacerlo, ya no tengo nada que perder, sin embargo, no lo hago, quiero ver al Boss en persona, quiero saber por qué tanta obsesión con tenerme, pero sobre todo, quiero estudiar el terreno enemigo, tal vez ya no sea parte de la mafia italiana, pero en mis venas sigue corriendo el deseo impreso de sobrevivir a cualquier cosa, así que lo hago. De pronto, el auto se detiene, admiro la enorme fortaleza que se presenta ante mí como bestia a punto de engullir, es elegante, al estilo moderno en una mezcla básica del vi
RENZO —Maldita sea. Camino de un lado a otro, leyendo una y otra vez la carta que me dejó Dalila, es como el Karma que me está golpeando por todo, y solo hay una laguna que no he podido descifrar, y es el hecho de que ella hable de un secreto que nos mantendrá separados por siempre, juego con el anillo que sostengo entre mis manos y tenso la mandíbula, ¿de qué se trata? Tengo tantas cosas en mente que no sé por donde comenzar, justo la puerta se abre y Elio es quien aparece con el rostro endurecido, es como si él supiera más de lo que viene en esta carta. —¿Y bien? —me pregunta. Su mirada es fija y eso me cabrea, aunque se parece a la de Roan. —¿Cuál es el secreto del que ella habla? —inquiero. Elio guarda silencio un par de minutos, sopesando en todas las posibilidades, hasta que de la nada asiente. —No lo sé, y aunque lo supiera supongo que no te lo diría, solo vengo a decirte que he confirmado mis sospechas, ella se fue porque fue traicionada por la orden, al parecer escuch