SOLANGE Todo me da vueltas, los recuerdos de lo que sucedió hace que abra los ojos de golpe, tuve un ataque de pánico, a veces suelen darme, agradezco el que nunca me sucedan estos episodios dentro de mi área de trabajo, eso ya es una ganancia enorme, así que trato de tranquilizarme, también recuerdo haber visto a Cherine salir y entrar a la habitación de Vladimir. ¿Por qué le cuesta tanto acabar con esto, si quedó claro que él es un mentiroso y que si me es infiel? Vamos, sé que no tengo ningún derecho a hacerlo, a decir esto, e incluso a pensar de esta manera cuando que claro que no somos nada, pero… aun así, siento que me encuentro dentro de una jaula de oro, peor que con la que nací. —Por fin despiertas. La voz gruesa y ronca a mi lado es lo que me mantiene despierta. Me incorporo lento al reconocer a mi alrededor, esta no es mi habitación, frunzo el ceño, volteo y veo a Vladimir sentado, observándome con ojos llenos de una intensidad arrolladora. —Lo siento, tuve un ataq
VLADIMIRCansado. Eso es lo que estoy, no solo tuve que lidiar con el drama de Cherine anoche, cuando después de la cena que tuvimos, en donde concluí con lo que teníamos, la mandé a su casa, sin embargo, ella tenía otros planes, aparecerse en mi habitación con la intención de que le diera una última follada, según sus palabras, no quise y se enfadó, acusándome de mentiroso por no decirle que me había casado. Como si le debiera alguna clase de explicación. Luego esto, el tener que hacer que Solange despertara, que abriera los ojos y se diera cuenta de que solo la estaba utilizando Syaoran Yoshiro, para unirse a la mafia turca y así derrotar a la mafia italiana y a la rusa. Pero Renzo Martini, como Capo de la italiana, rechazó su oferta, sabiendo que Dalila, su esposa, es gran amiga de Maxim, la unión entre ambas organizaciones, era segura. Solange me pidió que no la tocara, así mismo que no la besara, pero estaba tan llena de dolor, que el beso fue un simple acto impulsivo para hac
SOLANGEMINUTOS ANTESEntro a mi habitación sintiendo todavía el palpitar de mi frenético corazón, golpeando mi caja torácica, siento que estoy siendo una completa egoísta con mis propios sentimientos, ya que de algún modo, debería estar con el corazón roto por el engaño de Syaoran, encontrarlo teniendo sexo con aquella rubia que ahora sé que siempre fue su prometida. En lugar de dolerme hace que me enfurezca. Todos estos años en los que estuvimos juntos, fuí la única que se tomó en serio esto, ni siquiera él, porque de hacerlo, no me habría abandonado a mi suerte con Vladimir, hubiera escapado conmigo, aunque las cosas se hubiesen puesto complicadas, el estar a mi lado era en lo único en lo que debía pensar. Sin embargo, me engañó todo este tiempo, y supongo que eso es lo que más me molesta, el hecho de que siga creyendo que alguna vez me amó, me irrita, porque muy en el fondo, sé que no es verdad, que ahora todo tiene sentido al saber que lo que me dijo Vladimir es cierto, por eso
SOLANGEMi corazón late frenético al llegar a mi habitación, actúe como una ingenua, como una niña al salir corriendo de ahí sin detenerme, ¿cómo es que pensé que Vladimir cumpliría su palabra de serme leal? Tonta, tonta, eso es lo que pienso al instante, no sé cómo es que lo logro, pero tomo varias bocanadas de aire hasta que me tranquilizo. Aún no supero el engaño de Syaoran, y ahora esto, me dejé engatusar, y pensar que incluso dejé que me tocara, que me besara, está claro que pese a todo sigue siendo un ruso, un mafioso, el Vor de la mafia roja, cuando cierro los ojos, alguien llama a la puerta y doy un ligero respingo. —Abre —su voz me eriza la piel. Dejo mi espalda pegada contra la puerta. Las manos me tiemblan. —Si no lo haces, abro a la fuerza —me amenaza. Sé que dice la verdad, me muerdo el labio inferior, respiro profundo y trato de empujar mi vergüenza al fondo, sin que me afecte en nada lo que acabo de ver, recordándome que Vladimir no es mío, no me ama, no lo amo, no
SOLANGE No comprendo qué es lo que sucede, pero las manos de Vladimir viajan por mi cuerpo, si hubiese sido otra ocasión, estoy segura de que le dejaría, e incluso permitiría que llegara a más, pero esta vez me ha defraudado, me ha roto algo dentro que ni siquiera yo sé su significado, coloco ambas palmas de mis manos sobre su pecho con la intención de alejarlo, pero me tiene acorralada, incluso ha tomado mi boca sin mi consentimiento. —Vladimir —logro articular en un momento de embriaguez al tomar una ligera bocanada de aire. No me escucha, y si lo hace, no me presta atención, su lengua penetra mi boca con ávida destreza, hasta tocar fondo, me quedo sin aliento, me arrastra poco a poco hasta llegar a la cama, ahí, caigo de bruces y por consecuencia, él sobre mí, mi espalda choca contra la suavidad de la cama. —No —arguyo cuando sus labios tocan la delicada piel de mi cuello. —Vas a ser mi mujer, ¿cuál es la diferencia? —su voz es ronca y gélida, e incluso me atrevería a deci
SOLANGE—No lo creo —susurro entrando a mi habitación, cerrando la puerta con pestillo pese a que sepa que no servirá de nada. Las manos me tiemblan, una brisa gélida, casi inexistente recorre cada fibra de mi piel, la boca se me seca de la nada, los labios se me fruncen y el dolor que me avasalla el pecho no se me va, no se me despega. Intento tomar una nueva bocanada de aire, pero me es imposible, los recuerdos de mi niñez, su voz, sus consejos, incluso sus regaños y reprimendas, todo se me viene encima. Las lágrimas brotan de mis ojos, consciente de lo que está pasando, consciente de que esto es solo el comienzo de mi infierno, uno en el que ya no tengo hogar, porque una vez muerto mi padre, ya no tengo sitio al cuál ir. Un sollozo incontrolable brota de mi garganta antes de darme cuenta de que todo este tiempo lo supo Vladimir, no me dijo nada, él no me conoce bien, pero estoy segura de que está consciente de lo importante que era mi padre para mí. No debió mentirme, debió hab
VLADIMIR En cuanto veo que entra con la enorme caja, tengo un mal presentimiento, uno que se hace real cuando abro el sobre con la tarjeta que tiene escritas las palabras: “Felicidades por tu boda, Solange, no sabía que me habías olvidado tan pronto, espero que seas tan feliz al lado del Vor, como la mordedura de una serpiente” Levanto la mirada y le grito a Solange que se detenga, pero ya es demasiado tarde, una serpiente venenosa sale de la caja y se le lanza encima, mordiendo su brazo. Ella me mira con ojos llenos de horror. Camino hasta ella. —Vladimir —dice en medio de un susurro. Rápido le quito a la serpiente que mantiene sus colmillos clavados en su piel, es negra con manchas moteadas de color rojo, le doy un disparo en el suelo que termina con su inútil vida. —No me siento muy bien… —murmura. Solange pierde el equilibrio, pero logro amortiguar el golpe al detenerla a tiempo. La llevo cargando en brazos hasta mi habitación, que será nuestra pronto, porque he ordenado
SOLANGEMe remuevo inquieta, mi mente permanece en blanco y me cuesta un poco tomar una bocanada de aire, se siente como si hubiera pasado mucho tiempo sin hacerlo, muevo mi cuello, mi cuerpo es pesado, me duele todo, poco a poco los recuerdos vienen de golpe, la caja de regalo, la serpiente… eso es lo que me hace abrir los ojos de golpe. Lo primero que veo es el techo de la habitación de Vladimir, me incorporo de golpe y enseguida me doy cuenta de los aparatos conectados a mi cuerpo, los cuales me desconecto. —Despertaste.Doy un ligero respingo al darme cuenta de que se trata de Vladimir, quien se levanta del sofá colocado estratégicamente en una de las esquinas de su espaciosa habitación. —¿Qué ha pasado? —mi voz es débil y ronca. —¿No lo recuerdas? —Más o menos. Vladimir merma el espacio, parece que está molesto por algo o por alguien, puede que conmigo misma. —La caja que abriste era de parte de Syaoran Yoshiro —confiesa lento y la noticia me cae como un peso enorme sobre