SOLANGEEl recuerdo de la imagen de Vladimir, hace que me den escalofríos, yo no quería llegar a esto, sin embargo, lo veo necesario, siento que poco a poco todo el mundo se me cae encima, no solo está el hecho de que no he tenido un descanso para poder vivir a solas mi duelo, llorar por la muerte de mi padre. Si no, que ahora me enfrasco en una misión para acabar con el que creí un día, el amor de mi vida. Reviso cada una de mis cosas, la cabeza me duele, Maxim Ivanov dijo que Syaoran se había vengado de mi padre, que le mandó una caja secreta fingiendo que era de mi parte, lo poco que sé, es que se fue a su despacho para abrirla por la noche, lo que pasó fue que una serpiente muy parecida a la mía, lo atacó, en mi caso, estaba con Vladimir y él actuó con rapidez, pero mi padre estaba solo, no había nadie que lo ayudara, por lo que el veneno terminó por matarlo. La rabia que me da al saber que eso fue lo que pasó, hace que no piense bien, mis impulsos me han llevado a esto, Vladimi
SOLANGE Si mi padre me viera en estos momentos, dentro de esta clase de situaciones en las que están poniendo mi vida en riesgo, seguro que él mismo me castigaría por el resto de mis días, hasta mi último aliento. Luego de que me interceptaran afuera del bar, me llevaron hasta una camioneta, me esposaron las manos para que no pudiera escapar y luego de eso, me llevaron hasta el aeropuerto, fingí tener un poco de resistencia, y ahora me encuentro en uno de los asientos de lujo de un jet privado que va a Japón. Me remuevo inquieta sobre mi asiento, repaso mentalmente cada cosa, ellos han revisado mi bandolera esperando encontrar alguna arma o algo que pudiera dañar a su líder, pero no encontraron nada, y eso es normal. Ya que el arma no es una pistola o un puñal, viene en el anillo de plata que rodea uno de los dedos de mi mano. —Tengo sed —susurro a uno de ellos. Asiente y enseguida me tiende una botella de agua, tener las esposas en las muñecas de las manos es incómodo, peor no
VLADIMIRJuro que la voy a matar con mis propias manos, Solange no entiende lo que significa que haya ido sola a meterse a la cueva del lobo, no comprende la magnitud del problema que sugiere haberse metido en el juego, y sin embargo, se fue, estuvo de acuerdo con que Maxim le dijera su plan y hacerlo, llevándome la contraria a mí, su marido. La rabia me enerve y no me deja pensar con claridad, siento el imperioso deseo de extrangularla ahora mismo. Me aferro a los barrotes, estoy ardido, celoso, el Boss me quitó a mi esposa al mandarla a Japón, y ahora me mantiene encerrado en mi propia casa, poniendo en contra a mis hombres. El sonido de la puerta llama mi atención y me aparto de los barrotes, por un segundo tengo la esperanza de que se trate de Solange, que haya llegado ya por fin, pero quien aparece es el hijo de perra de… —Maxim.Él se acerca a la celda, por su rostro, sé que las cosas no están marchando como él lo esperaba, lo puedo ver en su mirada. —¿Qué sucede? —Sé que e
SOLANGEEncerrada. Vuelvo a estar encerrada en una habitación, no he encontrado una sola oportunidad para encargarme de Syaoran, mucho menos ahora que me tiene vigilada todo el tiempo, dentro de los confines de su casa, los nervios poco a poco van en aumento y comienzo a creer que en verdad es mala idea el haber venido a Japón yo sola. La amenaza de Syaoran hace que dude un instante en que pueda salir de esto con vida, tiene claro que quiere matar a Vladimir para que me pueda casar de él, muerto el Vor, soy libre de nuevo, esa es la única cláusula de nuestro acuerdo matrimonial, es irrompible a menos de que la muerte de uno se meta en nuestro camino. Me dedico a caminar de un lado a otro, en el pasado, casarme con Syaoran era un sueño, uno que estaba dispuesta a hacer realidad aquella noche cuando me escapé de la seguridad de mi padre y me adentré a ese club de mala muerte. Ahora, me parece la idea más absurda, contando que se siente como estar de nuevo con una soga al cuello. Las
SOLANGE El puñal va directo a mi brazo, la confusión del momento le hace una mala jugada a mi mente, no entiendo lo que pasa, pero sé que no es correcto, por ello, intento soltarme de su agarre de nueva cuenta, pero es tan difícil, que enseguida me tiene en sus manos de nuevo. —No te vas —tira de mi cabello con fuerza. A nuestro alrededor suceden más explosiones, la respiración se me corta, tira de mí con más fuerza hasta el grado en el que el dolor se dispara como serpiente venenosa por mi columna vertebral. Intento inspirar con fuerza, pero no sucede nada. —Andando —dice. Me lleva por la fuerza por uno de los corredores, los Yakuza pasan corriendo por nuestro lado, deseosos de guerra, de sangre, llega un punto en el que nos estamos alejando tanto, que el sonido de disparos, se va desvaneciendo. No entiendo qué es lo que pasa, pero se siente como si esto fuera solo una pesadilla. —Jamás serás de Vladímir, ¿entiendes eso? —me adentra a una especie de salón. Apenas y giro p
EPÍLOGO El empuje hace que jadee de dolor, cuando Maxim dijo hace unas horas que no había problema y que él podía hacerlo, pensé que hablaba en serio, pero estaba equivocada, no solo llega tarde, sino, que no creo aguantar más. —Vamos, tienes que ser valiente —me dice Devrim. Ella es quien ha sido mi compañera en estos momentos, o bueno, en estos meses de tortura. No me quejo, han pasado demasiadas cosas en los últimos meses, empezando porque la mafia turca, al saber sobre la derrota del líder Yakuza, retiró las amenazas que le había hecho a la Bratva, y porque teníamos el respaldo de la mafia italiana. Por lo que ya no hay conflicto entre las tres organizaciones, al menos no por el momento, pero cualquier mecha, por muy pequeña que sea la chispa, sabemos que se desatará algo mucho peor. Aunque no es lo habitual, los restos de mi padre están en la cripta familiar, dentro del mausoleo de una de las propiedades de Vladimir, hay veces en las que paso toda la tarde ahí, hablando
ANDREI—Te extraño, bobo. Sonrío cuando escucho la voz de Dalila, ella dice que me extraña, yo creo que solo lo dice porque piensa que me han roto el corazón. —Esa zorra no sabe de lo que se pierde —continúa. Niego con la cabeza de manera divertida, anoche estaba ebrio y parece ser que hablé de más, al contarle sobre Elsa. Alguien de mi pasado que debe quedarse ahí, hace años que no la veo, y creo que nunca más lo haré. —Fue hace mucho tiempo —miro por la ventanilla, el paisaje es de cine. —No me importa, cuando la vea le sacaré los ojos, lo prometo. —Como digas, tengo que colgar. —No te atrevas… Lo hago, ella siempre se pone en plan madre protectora, mamá oso, cuando se trata de mí o de Kirill. Hay veces en las que pienso que no se da cuenta de que somos adultos, mafiosos que asesinan a sangre fría, pero se trata de Dalila, a quien amo como si fuera mi hermana menor. El viaje en helicóptero es de lo más cansado, pero localizo desde las alturas la aldea en la que estuve hace
KIRILLMiro mal a Maxim, quien desde que se ha convertido en el máximo gobernante, no hace más que alardear, incluso si eso significa tener problemas con Devrim, quien lo mantiene a raya, aunque a veces quieran asesinarse, pero como ella está de vacaciones, está insoportable. —Lo harás —espeta con firmeza. Sigo apretando la mandíbula con demasiada fuerza, no, no quiero que él interfiera en mis planes, en el pasado, no hacía más que estar de acuerdo con esto, de hecho, aspiraba a ser como él, algo que causaba conflicto con Andrei, ya que él no estaba de acuerdo con algunos de sus métodos, lo sigue estando, y es por eso que siempre que se le presenta la oportunidad, sale corriendo como rata. —Pídeselo a Andrei —agrego sin humor. —No se puede —niega con la cabeza. —¿Por qué? —enarco una ceja con incredulidad, aunque ya sé la respuesta. —Por qué él tiene algunos problemas en la aldea a la que fue hace una semana, pese a que mandé equipo, los mejores, para que le apoyaran, los Colomb