ROANSoluciones, eso es en lo que debería estar pensando, y ya estoy cansado de tener siempre que correr detrás de mi vida, no pedí nunca ser hijo de Niccolo Fiore, así mismo como Osman y Declan no pidieron ser mis hijos, el legado del poder dentro de la mafia se hereda, así como yo heredé de mi padre el puesto, mis hijos lo harán, es un hecho, uno que no me agrada, pero que al final es lo que hay. Renzo tiene la razón en todo, no puedo dejarla ir, no cuando acabo de aceptar mis sentimientos por ella, mucho menos cuando está esperando un hijo mío, otro, y es que nada bueno puede salir de su interés por dejarme y del mío por retenerla a mi lado. Renzo dice que no puedo hacerlo, es una lástima que no aplique su consejo para el mismo con todo el asunto de Dalila. Y es así que espero que recuperando a Killian, pueda ver que no soy un monstruo tan malo como todo el mundo piensa, y es que todos me pueden temer, menos ella y mis hijos. —Hermano, ¿estás seguro de lo que estás haciendo? La
COLETTEMe remuevo inquieta, por un segundo parezco desorientada, solo por un segundo es como si hubiera olvidado mi nombre, quién soy, en dónde me encuentro, qué día es, incluso si esto es real o solo se trata de una pesadilla, pero los recuerdos hacen que me incorpore de golpe, el sabor amargo en mi boca hace que coloque mi mano sobre mi cuello, Renzo me inyectó algo y me culpo por algo en lo que no tuve nada que ver. Roan, él decidió ir sin que pudiera hacer nada al respecto, le dije que quería a Killian de vuelta, pero sin que se expusiera al peligro. Me pongo de pie, abro la puerta, no hay ninguno de sus hombres vigilando la puerta como suele suceder, me asomo curiosa por ambos lados del corredor, no hay nada que me detenga, por lo que bajo con la intención de buscar a Roan o a Renzo, incluso Dalila o Elio están bien, comienzo a descender las escaleras cuando escucho un revuelo de voces que chocan al mismo tiempo, reconozco la de Angela, es por ello que me apresuro a llegar al v
COLETTEMe duele todo el cuerpo, es una locura lo que acaba de pasar, porque no solo Roan ha agotado cada una de mis fuerzas, sino, que ha hecho que le jure y perjure que me casaré con él por la iglesia, ¿por qué acepté? Claro, porque estaba siendo embriagada por su polla, por el placer que me estaba ofreciendo esta al entrar y salir de mi cuerpo, bombeando mi interior como si no hubiera mañana. El dolor que siento en el pecho al haber perdido a mi hijo, es algo que no me abandona, y mientras estoy aquí, siento que me odia cada segundo más. Sin contar que Cole debe de estarle diciendo mentiras sobre mí. Abro los ojos luego de permanecer consiente de lo que acaba de pasar, respiro pesadamente hasta que giro mi cabeza y miro a Roan, quien permanece acostado a mi lado, rodeando mi vientre con su mano, mi respiración es pesada, es tan apuesto, y su cuerpo bien definido por sus músculos, su cabello rubio está ligeramente alborotado y trago grueso con todo lo que acaba de pasar. No tengo
COLETTEEs una pesadilla, esto es una maldita pesadilla, mis ojos se llenan de lágrimas al verme encerrada entre varios escombros, he protegido mi vientre como si se me fuera la vida en ello, la imagen de Roan siendo acuchillado no me abandona, de pronto, me atesora esta sensación de vacío, esta necesidad abismal de saber en dónde está, todo a mi alrededor es escombros, sollozo porque estoy cansada de esta vida, no es para mí. Desde un principio solo quise tener un marido que me esperara para cenar después del trabajo, tener nuestra propia casa, no tener problemas con nadie, incluso el sueño de una mascota, pero, en cambio, de eso, obtengo estar en medio de una contienda entre dos de las mafias más poderosas y peligrosas de todo el mundo. No tengo un esposo de ensueño, al contrario, un líder de la mafia italiana, tengo hijos por los cuales no cambiaría nada, pero si el lugar en el que viven, solo espero que se encuentren bien, no quiero perder a nadie más. Respiro hondo, mis manos n
COLETTE El pecho me arde, con cada segundo que pasa siento que la vida se me va, que me he hecho más vieja, soy joven y ya me siento a un paso de la muerte, primero Killian desaparece de mi vida, me lo arrebatan, y ahora Osman y Declan, su padre está en coma y me tienen más vigilada que antes, incluso mientras me encuentro aquí, dentro de la capilla que pertenece al hospital de la mafia, sentada, viendo un enorme cristo delante de mí, nunca he sido muy católica, tampoco fanática de la religión, pero en estos momentos, si existe un Dios, ruego para que me dé las fuerzas suficientes para salir de este problema. Necesito que Roan despierte, que me diga qué hacer porque sola yo no puedo, tengo a Dalila, Elio e incluso a Renzo de mi lado, no es suficiente, mi primo River me ha salvado, de mi tío no se sabe nada, mi primo dijo que solo se esfumó, pero que la organización sabe en dónde está, no se pueden permitir perder a un eslabón importante, no hemos tenido más noticias sobre el estado
COLETTEDejo de respirar cuando escucho las últimas palabras de Cole al otro lado de la línea, las manos se me han helado y las piernas me flaquean, siento que todo me da vueltas y el ácido estomacal se me sube por la garganta, hago un conteo mental pensando que me puede ayudar a mantener la calma, después de todo, no puedo tener esta clase de impresiones. —¿Has escuchado bien, Colette? La voz de Cole me saca de mi ensimismamiento, levanto la mirada, Dalila sigue discutiendo con un Renzo que cada vez se pone más tenso, como yo, me pierdo en el fuego de su mirada cuando se enfoca en los labios de Dalila, y siento que el mundo se me cae a pedazos de nuevo, sin escapatoria, vuelvo a estar dentro de la misma ratonera. —Sí, te he escuchado —logro hacer un enorme esfuerzo por responder. —Bien, eso me gusta mucho, tanto como tú —ríe. Me pierdo por unos instantes en el sonido retumbante de mis oídos, me concentro solo en ellos dos mientras estoy al teléfono, esta sensación es como si la
COLETTE El sabor amargo que ha dejado en mi boca mi acción, hace que me sienta como una traidora, mis ojos se llenan de lágrimas mientras me encuentro dentro del auto que me está llevando directo al destino que he elegido para mí, y es que no tenía más opciones, a la orden no le interesa el destino de mis hijos, mucho menos, que Roan esté en estado de coma, tanto es así que como si fuera tan fácil cambiar una pieza descompuesta, han remplazado a Roan con Renzo, son amigos, y Dalila dice que Renzo solo está haciendo tiempo, que no puede dejar que alguien más ocupe su puesto, con la intención de devolvérselo cuando regrese a la vida. Le creo, él lo respeta e incluso me atrevo a decir que le quiere como a un hermano, pese a ser su jefe, pero esto no irá nada bien si es que Roan no despierta lo más pronto posible. Hace horas que aterrizamos, y por más que intento mantener la mirada fija en el camino para grabarlo en mi memoria, lo que sea que me pueda ayudar a reconocer el campo de bat
ROAN El sueño es menos nítido que los anteriores, se puede comparar a estar cayendo a un abismo que nunca va a tener un final, eso es lo que pienso, el carrete de mi vida se desliza de mis manos para hacerme el espectador de mi propia vida, mis sentidos exploran un sin fin de nuevas emociones que afloran los temores de mi pasado, uno que me arrastra, que se aferra a mí como ave a la carroña. Respiro con profundidad, recuerdo mi vida con Angela cuando éramos apenas unos niños, cuando conocimos a Renzo y sin lugar a dudas se convirtió en mi mejor amigo, pero solo porque teníamos más en común que cualquiera. También recuerdo el tiempo que pasé al lado de mi padre, Niccolo Fiore, quien me enseñó todo lo que sé hasta ahora, pienso en cada uno de los recuerdos que vienen a mi memoria y que incluso no recordaba, como aquella vez en la que Angela tenía solo tres años y le hice una promesa que claramente había olvidado. Fue una noche de tormenta, el escenario perfecto para que ella no olvid