ROAN El sueño es menos nítido que los anteriores, se puede comparar a estar cayendo a un abismo que nunca va a tener un final, eso es lo que pienso, el carrete de mi vida se desliza de mis manos para hacerme el espectador de mi propia vida, mis sentidos exploran un sin fin de nuevas emociones que afloran los temores de mi pasado, uno que me arrastra, que se aferra a mí como ave a la carroña. Respiro con profundidad, recuerdo mi vida con Angela cuando éramos apenas unos niños, cuando conocimos a Renzo y sin lugar a dudas se convirtió en mi mejor amigo, pero solo porque teníamos más en común que cualquiera. También recuerdo el tiempo que pasé al lado de mi padre, Niccolo Fiore, quien me enseñó todo lo que sé hasta ahora, pienso en cada uno de los recuerdos que vienen a mi memoria y que incluso no recordaba, como aquella vez en la que Angela tenía solo tres años y le hice una promesa que claramente había olvidado. Fue una noche de tormenta, el escenario perfecto para que ella no olvid
ROANNo, sencillamente me niego a que eso sea verdad, simplemente no lo considero como una opción, ahora no solo la tierra se detuvo, sino, que mi vida se va drenando poco a poco, sus sonrisas, su mueca cuando se enfada, su ceño ligeramente fruncido a la hora de discutir, lo candente que era en la cama, todo se transforma en un nudo que se atora en mi garganta, de pronto, no me siento lo suficiente fuerte como para cargar a mi hija. —Por cierto, su nombre es Deyanira, Colette se lo dio antes del parto.Mi hija hace el amago de querer llorar, se parece tanto a su madre, la misma enfermera parece darse cuenta de la situación, porque enseguida me pide a la niña y yo se la doy sin decir una sola palabra, el cuerpo es como una goma de mascar, dejo de respirar. —Ella estaba muy feliz por el embarazó, vino aquí todos los días, jamás te dejó, en serio hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos, pero cuando estaba por parir, algo se complicó —me explica y le escucho atento, Renzo jamás men
ROAN Juro que se necesita todo de mí para no cometer una puta locura, o una guerra campal entre las cuales, todas las mafias estarían involucradas al punto de la extinción de la pirámide. Los presentes que no se han dado cuenta de mi presencia, le saludan y lo felicitan por tener a su lado a una mujer tan hermosa como lo es ella, Colette no aparta la mirada de mí como yo no lo hago con ella, es como si nuestras almas fueran imanizadas. Poco a poco el color se le devuelve al rostro hasta que aparta la mirada de mí y se enfoca en uno de los tipos que al parecer le dice algo. —Y es por esto que creímos que no fue buena idea que te enteraras de que ella se ha casado Cole hace dos días —dice Renzo a mis espaldas. La rabia me consume, verla a su lado, y más aún, intentando parecer muerta cuando queda claro que no lo está, hace que mis deseos por asesinarla vayan en aumento, está más claro que no pensaban verme tan pronto, la inquietud en su mirada me lo dice todo y, sin embargo, mant
COLETTE Han pasado demasiadas cosas estos últimos meses, cosas que me pienso callar y no hablar de ello, pero una de esas cosas importantes, es que solo Cole sabía la ubicación exacta de donde tiene a Killian, Roan le ha disparado, veo en cámara lenta como su cuerpo es perforado por las detonaciones que me dejan sorda al instante y a él quieto, sus rodillas golpean el suelo dejando que la sangre fluya por su cuerpo y manche la ropa. No puedo dejar que se vaya sin antes me diga la ubicación exacta de mi bebé. No sé de dónde saco las fuerzas necesarias, pero logro soltarme del agarre de acero de Roan, y corro hacia donde está Cole, este cae al suelo mientras su mirada comienza a perder el brillo lleno de vida que tenía hace un par de segundos. —Colette —escupe casi en un tono apenas audible. —Shhh, no te esfuerces, solo dime en dónde tienes a Killian —mis ojos se llenan de lágrimas, no porque se esté muriendo, sino, porque ya estoy siendo liberada y solo me interesa saber en dónd
COLETTEUna pesadilla, eso es en lo primero que pienso cuando proceso cada una de las palabras que me lanza Roan, el padre de mis hijos, el mismo por el que he llorado pensando que seguía en coma, el mismo al que le prometí hacer todo lo que estuviera en mis manos con tal de mantener a nuestros bebés a salvo, pero al parecer todos mis esfuerzos por no volverme loca, por mantener la calma y tratar de hacer lo correcto, han sido en vano. El hombre que aparece frente a mí no se parece en nada al mismo del que me enamoré, ahora tiene un aire siniestro, casi tentador, uno que me enloquece y al mismo tiempo me intimida, en su mirada no hay emociones y su rostro tampoco demuestra alguna. Trato de respirar, de mantener la calma, pensar en todas las opciones que me quedan, con Cole he quemado ya muchos cartuchos y no tiene idea de todo lo que he tenido que hacer para mantenerme con vida mientras estaba embarazada, mucho menos para lograr que cumpliera con su palabra y mandar a Deyanira a sus
ROAN¿He tomado la mejor decisión? No lo sé, solo siento rabia hacia ella, prefiere mil veces arriesgar su vida por el hijo de un hombre que no vale la pena, en lugar de preocuparse por los míos, por cuidar de la bebé que acaba de llegar a este mundo. En su mente sigue estando la idea absurda de recuperar a un niño que no vale la pena. Me duele la cabeza solo de pensar en que la he mandado directo a la muerte, pero esa es una de las cosas que me han enseñado desde que era un niño, la familia es primero, la de sangre, y no puedo romper los valores y las reglas con las que crecí. No puedo, soy el capo de nuevo, y ahora pienso estar a la altura de todas las responsabilidades que se me vienen encima, no puedo, solo no puedo hacerlo. Bebo lo que queda de mi trago, con cada segundo que pasa, es como arrancarme el corazón, uno que no pensé que existía después de lo de Lanai. En el fondo, es solo una prueba que tiene que pasar para que la orden la vuelva a aceptar como mía, esa es la verdad
ROANEstoy cansado, hastiado, los recuerdos no me han abandonado desde que Colette está muerta, han pasado solo dos meses desde que me enteré de su muerte, que corroboré que se trataba de ella, dos meses en los que he estado buscando un maldito fantasma. Porque he hecho búsqueda de todo tipo para encontrar a alguien que está claro, ya no existe. No hay nada, no encuentro ni una sola pista llena de esperanza que me diga que se ha hecho pasar por muerta, al final del día solo encuentro el vacío que me aplasta por las noches cuando tengo pesadillas, en las cuales se ve a ella, su rostro lleno de dolor, gritando mi nombre, eso es lo que más me cabrea. Tuve la oportunidad de hacerlo, dejé que mi maldito orgullo y el deseo de que ella sintiera esa jodida prueba como un dolor, me alejara de ella, y ahora, se hizo realidad, Deyanira la necesita tanto, llora todo el tiempo, solo cuando la cargo es cómo se tranquiliza, Osman y Declan se han hecho cargo de ella, son tan pequeños y ya la cuidan
ROANReviso la hora que marca mi reloj de mano, muevo el cuello con estrés, no pienso pasar página tan de pronto, no hasta comprobar lo que en el fondo llevo sospechando desde que Renzo me hizo saber los planes de la orden. —Joder —maldigo rechinando los dientes. Observo mi reflejo en el espejo, soy un hombre distinto al que veía hace años, antes de que Colette me salvara en aquel callejón, antes de que arriesgara su vida por la de un mafioso como yo, luego llegaron mis hijos, cuando me enteré de que yo era el verdadero padre, sentí una cosa semejante a la de la felicidad, y ahora llegando Deyanira, me siento insuperable, solo falta la madre de mis hijos para sentirme completo. Estoy tan concentrado en mis propios pensamientos, que no me doy cuenta de que mis dos hijos han entrado, hasta que la pequeña voz de Osman hace que les mire primero por el espejo, ellos son mi gota de agua perfecta, ellos heredaron mi cabello rubio, pero sacaron el color de ojos de su madre, verdes. Lo que