DALILAHa pasado una semana desde el ataque de los italianos en contra de nuestra fortaleza, tuvimos que huir como ratas porque eran demasiados, pero eso no me borró del rostro la satisfacción de haber apuñalado al Capo, cosa que me aplaudió Maxim, mi esposo, horas antes mientras se comía mi coño. Lo odio, pero al mismo tiempo cuando sentí su cercanía en aquella ocasión, algo se disparó en mi sistema, estaba nerviosa, ansiosa, algo en el fondo me empujaba a querer salvarle la vida, llena de rabia por pensar de ese modo del hombre que me arruinó, lo apuñalé, solo así pude silenciar las voces en mi cabeza. —Creo que me estoy volviendo loca —me digo a mí misma en medio de un susurro. No quiero tener esa clase de pensamientos, y es por ello que niego con la cabeza y me concentro en el presente, no hemos tenido noticias de ellos, pero mi marido dice que alguien dentro de nuestra organización nos traicionó, porque días después se encontró con la enferma noticia de que habían violado el si
BOSSHORAS ANTESEl agua fría cae sobre mí, me he duchado en una de las habitaciones que no es la que comparto con Dalila, no entiendo qué es lo que pasa, se supone que debería de estar feliz porque por fin tengo a la chica de mi lado, por fin, esa niña de ojos grises y cabellos como el sol, que prometió que cuando fuéramos grandes se casaría conmigo, lo es, ella es mía, para cuidarla, para amarla, y aun así se siente como la mierda. El haberla visto que ella me defendía de Renzo en el ataque, hizo que creyera en nosotros, ese sentimiento se fue afirmando al ver cómo lo apuñalaba una y otra vez, escuché lo que le dijo, lo culpó por haberla violado y porque por su culpa ´perdió al hijo que ella cree que fue nuestro, noté la contrariedad en el rostro de Renzo, la confusión, y aunque trató de hacerle saber que lo que decía no tenía ningún sentido, no lo logró. Eso solo hizo que ella le mirara con una intensidad llena de odio que me regaló el triunfo silencio por encima de él. Han pasad
DALILAMe quedo callada en cuanto dice eso, me siento extraña, es como si no confiara en él, pero al mismo tiempo sí, y eso es lo que más me confunde, se podría comparar como si dos versiones de mí misma estuvieran dentro de mi mente, cada una luchando por salir. Me muerdo el labio inferior y trato de respirar hondo. —Anoche, dijiste que este bebé no era tuyo —reafirmo lo que sostuvo con una mirada cruel, como si me odiara. Maxim cierra los ojos por un instante y luego los abre, ya no hay rastro del odio o del dolor que anoche destellaba en sus ojos grises. —A veces digo cosas sin sentido —merma el espacio entre los dos y coloca la palma de su mano sobre mi vientre—. Este bebé es mío, es nuestro y quiero que sepas que estoy dispuesto a dar mi vida por él, que de eso no te quede duda, tú y él o ella, son lo más importante que tengo en mi vida, no les voy a fallar. Siento tranquilidad, y no puedo evitar sonreír, él parece relajar su cuerpo y me tomo el atrevimiento de agarrar su ros
DALILAEn menos de un segundo mi vida ha cambiado, y el culpable es el hombre que me está asesinando con la mirada, me ha amarrado las manos, prácticamente me ha amarrado también al asiento para que no tenga la intención de escapar, como si pudiera hacerlo, joder, me duele el hecho de que Maxim esté muerto por culpa de él, la barbilla me tiembla y mis ojos se llenan de lágrimas, perder al hombre que amo, se siente como la peor puñalada llena de veneno en el pecho. —Deja de llorar —su voz detona odio. No le miro, no quiero hacerlo, tampoco deseo escucharlo, solo tengo que tranquilizarme y pensar en el modo de escapar, porque pienso hacerlo en cuanto se me presente la mínima oportunidad. —Dalila —dice mi nombre con familiaridad, como si nos conociéramos de años. —Deja de llamarme así —espeto con amargura, sorbiendo mi nariz —¿Por qué? —Hablas como si nos conociéramos de años, con tanta familiaridad —rechino los dientes. —Y eso es porque es cierto, nosotros nos amamos, es el Boss
RENZOLas palabras de Dalila resuenan en mi cabeza, aún siento que el aire me falta, no llega a mis pulmones, ella está embarazada, ¿cómo es que no lo vi? Al principio creí que se trataba de un puto juego, luego Colette resulta que ya sabía algo, pero que la persona en sí, te lo confirme y que la pesadilla se haga realidad, es un monstruo muy diferente. —Deja de darle tantas vueltas —Roan rompe el silencio. Le miro mal, estoy ardido, y quiero sacarle los ojos a Dalila por puro coraje, está embarazada, joder, es real, las palabras salieron de su boca por primera vez, ella lo dijo, nadie más, solo ella, sus labios lo confirmaron. Ahora mismo está encerrada en una de las habitaciones con Colette y quince de mis mejores hombres que vigilan los alrededores. Muevo el cuello con estrés, lo único que me tranquiliza es que ella está aquí, conmigo, y no con el Boss, quien al parecer le ha estado lavando el cerebro, literalmente hablando, ella cree que somos los enemigos y sigue insistiendo e
DALILAMe congelo, estoy en la luna, toco mis labios con manos temblorosas y ojos llorosos, es decir… no, no lo puedo creer. El capo de la mafia italiana me acaba de besar, él… me besó, y no solo eso, me tocó y mi cuerpo reaccionó de un modo que no ha reaccionado cuando estaba con Maxim, cuando él me besaba, sentía desconfianza, pero lo supe ocultar, lo asocié con el golpe que recibí en la cabeza, pero los labios del Capo, el beso fue intenso, sentí la descarga de electricidad que tanto esperaba. Mi corazón está latiendo frenético, mi pulso se ha acelerado y me dejo caer sobre una de las orillas de la cama, tocando mi vientre, ¿cómo pude dejar que esto pasara? Es obvio que ellos solo están jugando con mi mente, me recuerdo, claro que lo hago, Maxim, mi marido, ha muerto, y yo no me puedo dar el lujo de perderme entre sus mentiras. —No, no los voy a dejar —sentencio para mí misma. Mis ojos se llenan de lágrimas al pensar en que Maxim está muerto, todo explotó, y él estaba dentro, no
DALILAMe estoy volviendo completamente loca, no solo dejé que el capo de la mafia italiana me follara, sino, que lo disfruté y ahora comienzo a dudar de mi origen, todo es culpa de Renzo, él no solo mató a mi marido, me quitó su anillo, me folló, sino, que ahora intenta meterse en mi cabeza para arreglar las cosas a su beneficio, eso es lo que está haciendo, y eso es lo que no pienso dejar que haga. Ya no más juegos, de ahora en adelante encontraré el tiempo y el momento para poder salir de este sitio, cueste lo que me cueste. Me le voy encima a Kirill Ivanov, por ser un traidor de la Bratva, él no hace nada la respecto, y justo cuando estoy por tajarle el cuello, me detengo, ambos se me quedan viendo como si estuvieran confirmando algo, me enfado, hago un nuevo intento por apuñalarlo, sin embargo, apenas estoy a unos centímetros de su piel, y mi mano se detiene abruptamente, esta lucha interna en la que me divido, no es justa. Mis ojos se llenan de lágrimas por la rabia, porque me
BOSS—Cuando sea grande me voy a casar contigo. Sus palabras siguen siendo como un recordatorio constante de que ella es mía, me pertenece, los recuerdos de aquella noche en la que ella quedó inconsciente por la sustancia que le inyecté, vienen a mi memoria. Recuerdo haberla tocado, cada espacio de su cuerpo, en ese momento no estaba seguro de que estaba embarazada, había una ligera sospecha por las pruebas del video, en donde se veía a Renzo Martini follándola contra la pared del baño, mientras yo la buscaba como loco por todos lados. Luego de eso mi hermano Andrei, mi sangre, me traiciono y le ayudó a salir de Rusia, pero le costó la vida, aún me duele haberlo perdido, nadie entiende el amor que siento por ella, por mi Dalila, no es enfermo, puede que un poco insano, pero es lo más real que nunca he tenido por nadie. El saber que estaba embarazada y que ese hijo no era mío, fue un golpe duro, uno que me dolió en el corazón, ni siquiera sabía que tenía uno hasta que ella llegó a mi