COLETTENo hice nada malo, ese es el pensamiento que traigo en mente cuando voy dentro del auto de Edison, quien insistió en acompañarme hasta la mansión de Roan, al principio pensé que era una muy mala idea, pero luego, supe que si él podía follarse a Kristine aun estando casados, pese a que se trate de una mentira, ¿quién me lo impide? Nadie, esa es una realidad. Sus hombres insistieron que no subiera a su auto, no me importó. La razón por la que traje a Killian y no a los gemelos conmigo, es porque él se ha estado sintiendo excluido, no quiero eso, no deseo que dude de mi amor por él, además, Osman y Declan están bien, es él quien necesita más atención, aunque ahora, mi compañero de viaje se ha quedado sumido en un profundo sueño. —Ya casi llegamos —anuncia Edison. —Gracias —aparto la mirada de mi bebé dormido en la parte trasera del auto, y regreso a mi asiento. —Eres una buena madre. —Hago lo mejor que puedo. —Y también eres una gran doctora —ríe—. Lo digo en serio, el hosp
COLETTETengo tantas cosas en la mente, que por un solo segundo siento que estoy saturando demasiado en tan poco tiempo, mientras el agua caliente recorre mi cuerpo desnudo y relaja mis músculos, pienso en lo que dejé que pasara anoche, Roan me folló, no, fue más que eso, lo vi en su mirada, él me hizo suya de un modo u otro, y ahora pienso que no me dejará en paz, lo dejé hacerlo porque también sentía esa necesidad de pertenecerle a alguien y sucedió. Kristine me ha declarado la guerra, me lo dejó claro, ella ama a Roan, y el saber que no la ha follado me deja un poco tranquila, aunque el sentimiento de culpa sigue siendo persistente en mi interior. Es decir, vi el dolor en su mirada, el dolor que solo otra mujer herida distinguiría. Hablar con ella ya no tiene caso y decidí no probar alimento alguno, puede tratar de envenenarme. La gente de una mafia es así. Cierro los ojos apartando todos esos pensamientos negativos, cuando escucho que la puerta se desliza y enseguida un par de b
COLETTEMe siento nerviosa, hay algo en este hombre que me hace sentir como si estuviera en peligro, observo la herida con determinación una vez que la desinfecto y detengo la sangre. La herida es profunda, es como si alguien le hubiera clavado un cuchillo a propósito. —¿Cómo es que pasó esto, señor DeRovelle? —Fuí asaltado —se limita a responder.—Entiendo.Guardo silencio un par de segundos, tratando de concentrarme en mi trabajo, aunque admito que es algo difícil de hacer cuando tengo su penetrante mirada sobre mí, trago grueso e incluso retengo mi respiración, es incómodo. —¿Sucede algo malo, señor DeRovelle? —pregunto por fin. —¿Por qué?. —Bueno, no me siento muy cómoda cuando alguien me mira fijo —le regalo una sonrisa amable. —Colette Baker —dice—. Fuimos a la misma Universidad, recuerdo haberte visto de vez en cuando por los pasillos, siempre abrazando libros y corriendo para no llegar tarde a tus clases, de hecho, recuerdo que una vez chocamos, dijiste "lo siento, te lo
COLETTELa sangre se me hiela al procesar cada una de las palabras que brotan de los labios de Roan, me quedo quieta e incluso creo que he dejado de respirar, debe ser una broma, porque recuerdo que él es el mismo chico que en el pasado le tiré café en la universidad, trato de encajar cada una de las piezas del nuevo rompecabezas que me presentan, no puedo creerlo, es… aterrador, porque estuve tan cerca de un hombre que me quiere muerta por ser la esposa falsa de Roan, y pudo haberlo hecho en cualquier momento, ¿pero por qué no lo hizo? —Te dije que no era buena idea ir al hospital —la voz ronca de Renzo rompe el silencio que nos envuelve a los tres. —¿Tú lo sabías? —le pregunta Roan con el ceño ligeramente fruncido. —Sí. —¿Por qué no la has detenido? —Roan se pone de pie. —Porque te comportaste como un imbécil anoche —Renzo toma la carpeta que tiene en manos y camina con seguridad hacia la puerta. En todo este tiempo que llevo aquí, es la única persona que he escuchado que se d
COLETTETenso el cuerpo, no quiero estar conviviendo con su amante de cada noche, él no deja de recorrer mi cuerpo con esa mirada tan extraña y ella de sonreír con satisfacción, como si hubiera ganado una batalla de la que no estoy enterada. —¿Podemos hablar un momento a solas? —pido a Roan. Él observa la hora en su reloj de mano. —No creo que sea posible…No espero a que diga más, simplemente me dirijo a su oficina, siento y escucho sus pasos detrás de mí, entro y enseguida lo hace él, cerrando la puerta a sus espaldas. —¿Qué sucede? —me pregunta con un brillo intenso en los ojos. —Sé que ella es tú… no sé cómo llamarlo, te la follas y todo eso —mis mejillas arden—. Pero no quiero que ir a ningún lado con ella, no somos nada, y sé que no tengo el derecho de pedirte nada, pero si voy a fingir ser tu esposa, por lo menos finge que me respetas. —Ella va a ir y punto, eso no está a discusión. —Bien —me quito los aretes horribles que combinan con el atuendo—. Entonces me quedo, por
COLETTEUn escalofrío recorre mi espina dorsal sin que pueda hacer nada, la falta de aire comprime mis pulmones y necesito de todo mi esfuerzo para retroceder y marcharme de ese sitio, es por eso que tenía tanta urgencia por irse, porque quería follarla con esos tipos, las náuseas me atacan de nuevo y las manos se me hielan, es la maldición que suelta el padre de mis hijos lo que me hace reaccionar. —Maldición. Giro sobre mis talones y me marcho lo más rápido posible. —¡Colette! Duele. ¿Por qué es que duele si no somos nada y si no lo amo? Trago grueso aun con el nudo que se ha formado en mi garganta. Roan no deja de gritarme una y otra vez hasta que aumento la velocidad, no tengo la mínima intención de esperar a que me diga más cosas o excusas como las de siempre. —¡Renzo! Doy un respingo, la gente a nuestro alrededor se nos queda viendo, localizo a Renzo al otro lado de la pista, me escabullo entre la gente con ganas de llamar a un taxi que me lleve hasta la mansión y encerra
ROANHORAS ANTES—Debes hacer algo —la voz de Renzo me saca de mi ensimismamiento. Levanto la mirada y lo observo, él está más preocupado por esto que yo, me siento furioso, tenía un plan, uno que se fue por la borda en cuanto Colette decidió seguirnos y ver lo que vio, sus ojos se llenaron de agua que no derramó, pero eso fue suficiente para que me diera cuenta del dolor que destelló en ellos al pensar en cosas que no son lo que parecen. Pero mi rabia va más allá de eso, y es que no quiero desviarme de mis objetivos por ella. Colette ha demostrado tener un poder sobre mí, que ninguna mujer lo ha tenido antes, ni siquiera Lanai, y ahora estaban en juego muchas vidas, incluyendo las de mis hijos. Ella es una distracción para mí en estos momentos. —Lo sé. —Ella era el objetivo, no tú —dice lo mismo que pienso—. Cole no es un griego cualquiera, no es un hombre que se vaya por las ramas, es tan calculador como tú, el punto es que cualquiera puede pensar que quiere lastimarla por ser t
COLETTEMe remuevo inquieta, despierto con una especie de desazón en el pecho, algo se ha fracturado y no comprendo bien de qué va, pero algo me dice que esto me ahoga con el paso de cada segundo, me meto a la ducha y saliendo, suelto un grito al ver a Roan entrando a mi habitación, me preparo para pedirle que se marche, pero me detengo, al algo extraño en su mirada. Sus ojos azules parecen sin vida, no me mira, solo se sienta en la orilla de la cama mirando un punto invisible en la nada del piso, respiro profundo, me acerco a él, algo está mal, lo siento, lo respiro. —Roan —susurro su nombre con temor. Él levanta la mirada. —Nicolo Fiore murió anoche —dice en tono gélido, cargado de odio. Eso hace que baje mis defensas, porque se trata de su padre, así que me acerco a él dejando de lado todo el cúmulo de emociones que estalla dentro de mí. —Lo siento mucho —musito colocando mi mano sobre su hombro. —Es lo que es, solo quería avisarte que el funeral es hoy, toda la gente de la