COLETTERoan volvió a amenazarme con quitarme a los niños y eso no se lo perdono, entiendo que se sienta alterado al ver a su hermana menor cubierta de sangre, inconciente y con la duda de su muere o vive, pero amenazar en una situación como esta, no sirve de mucho, en especial cuando somos los doctores los que se llevan toda la carga emocional a cuestas. He pedido que nos dejen a solas en la habitación, a Roan le molestó pero al final aceptó sabiendo que se trataba de su hermana, han pasado dos horas de eso, hemos logrado detener las hemorragias, sacado las balas y el doctor que se llama Edison Michels, extrajo una cantidad impresionante de veneno. —Terminamos —anuncia y siento un gran alivio en mi pecho. Ella estará bien, eso es seguro, Angela no me cae mal, tampoco creo que lleguemos a ser buenas amigas, pero es solo que mi profesión me impide no salvar a una persona, soy imparcial, incluso si es mi tío quien se encuentra en peligro, lo salvaría. —Haz hecho un buen trabajo, señ
ROANHa pasado poco más de una semana desde que el distanciamiento entre Colette y yo, se ha hecho más notorio cada vez, me odia, el único sentimiento que es capaz un ser humano de experimentar hacia mi, de vez en cuando viene cuando le pido algún masaje en las piernas, ella argumenta que es solo por el lado profesional, y suele estar atenta a lo que dice mi médico cuando viene de visita a revisión semanal. Así son nuestros días, no me dirige la palabra si no es por algo que sea de suma importancia, no hace nada por intentar acercarse a mí, y el único momento en el que parece que lo hace, es solo cuando se tiene que obligar a fingir frente a nuestros hijos. Quiénes aman a su madre y procuran estar todo el tiempo posible junto a ella. No me perdona el que yo le hubiera dado empleo y una parte muy pequeña de una de mis empresas a su tío, lo hice para mantener al enemigo cerca, si lo dejo suelto, la va a seguir amenazando y es un cuento de nunca acabar, eso es lo que suele pasar en est
COLETTENo hice nada malo, ese es el pensamiento que traigo en mente cuando voy dentro del auto de Edison, quien insistió en acompañarme hasta la mansión de Roan, al principio pensé que era una muy mala idea, pero luego, supe que si él podía follarse a Kristine aun estando casados, pese a que se trate de una mentira, ¿quién me lo impide? Nadie, esa es una realidad. Sus hombres insistieron que no subiera a su auto, no me importó. La razón por la que traje a Killian y no a los gemelos conmigo, es porque él se ha estado sintiendo excluido, no quiero eso, no deseo que dude de mi amor por él, además, Osman y Declan están bien, es él quien necesita más atención, aunque ahora, mi compañero de viaje se ha quedado sumido en un profundo sueño. —Ya casi llegamos —anuncia Edison. —Gracias —aparto la mirada de mi bebé dormido en la parte trasera del auto, y regreso a mi asiento. —Eres una buena madre. —Hago lo mejor que puedo. —Y también eres una gran doctora —ríe—. Lo digo en serio, el hosp
COLETTETengo tantas cosas en la mente, que por un solo segundo siento que estoy saturando demasiado en tan poco tiempo, mientras el agua caliente recorre mi cuerpo desnudo y relaja mis músculos, pienso en lo que dejé que pasara anoche, Roan me folló, no, fue más que eso, lo vi en su mirada, él me hizo suya de un modo u otro, y ahora pienso que no me dejará en paz, lo dejé hacerlo porque también sentía esa necesidad de pertenecerle a alguien y sucedió. Kristine me ha declarado la guerra, me lo dejó claro, ella ama a Roan, y el saber que no la ha follado me deja un poco tranquila, aunque el sentimiento de culpa sigue siendo persistente en mi interior. Es decir, vi el dolor en su mirada, el dolor que solo otra mujer herida distinguiría. Hablar con ella ya no tiene caso y decidí no probar alimento alguno, puede tratar de envenenarme. La gente de una mafia es así. Cierro los ojos apartando todos esos pensamientos negativos, cuando escucho que la puerta se desliza y enseguida un par de b
COLETTEMe siento nerviosa, hay algo en este hombre que me hace sentir como si estuviera en peligro, observo la herida con determinación una vez que la desinfecto y detengo la sangre. La herida es profunda, es como si alguien le hubiera clavado un cuchillo a propósito. —¿Cómo es que pasó esto, señor DeRovelle? —Fuí asaltado —se limita a responder.—Entiendo.Guardo silencio un par de segundos, tratando de concentrarme en mi trabajo, aunque admito que es algo difícil de hacer cuando tengo su penetrante mirada sobre mí, trago grueso e incluso retengo mi respiración, es incómodo. —¿Sucede algo malo, señor DeRovelle? —pregunto por fin. —¿Por qué?. —Bueno, no me siento muy cómoda cuando alguien me mira fijo —le regalo una sonrisa amable. —Colette Baker —dice—. Fuimos a la misma Universidad, recuerdo haberte visto de vez en cuando por los pasillos, siempre abrazando libros y corriendo para no llegar tarde a tus clases, de hecho, recuerdo que una vez chocamos, dijiste "lo siento, te lo
COLETTELa sangre se me hiela al procesar cada una de las palabras que brotan de los labios de Roan, me quedo quieta e incluso creo que he dejado de respirar, debe ser una broma, porque recuerdo que él es el mismo chico que en el pasado le tiré café en la universidad, trato de encajar cada una de las piezas del nuevo rompecabezas que me presentan, no puedo creerlo, es… aterrador, porque estuve tan cerca de un hombre que me quiere muerta por ser la esposa falsa de Roan, y pudo haberlo hecho en cualquier momento, ¿pero por qué no lo hizo? —Te dije que no era buena idea ir al hospital —la voz ronca de Renzo rompe el silencio que nos envuelve a los tres. —¿Tú lo sabías? —le pregunta Roan con el ceño ligeramente fruncido. —Sí. —¿Por qué no la has detenido? —Roan se pone de pie. —Porque te comportaste como un imbécil anoche —Renzo toma la carpeta que tiene en manos y camina con seguridad hacia la puerta. En todo este tiempo que llevo aquí, es la única persona que he escuchado que se d
COLETTETenso el cuerpo, no quiero estar conviviendo con su amante de cada noche, él no deja de recorrer mi cuerpo con esa mirada tan extraña y ella de sonreír con satisfacción, como si hubiera ganado una batalla de la que no estoy enterada. —¿Podemos hablar un momento a solas? —pido a Roan. Él observa la hora en su reloj de mano. —No creo que sea posible…No espero a que diga más, simplemente me dirijo a su oficina, siento y escucho sus pasos detrás de mí, entro y enseguida lo hace él, cerrando la puerta a sus espaldas. —¿Qué sucede? —me pregunta con un brillo intenso en los ojos. —Sé que ella es tú… no sé cómo llamarlo, te la follas y todo eso —mis mejillas arden—. Pero no quiero que ir a ningún lado con ella, no somos nada, y sé que no tengo el derecho de pedirte nada, pero si voy a fingir ser tu esposa, por lo menos finge que me respetas. —Ella va a ir y punto, eso no está a discusión. —Bien —me quito los aretes horribles que combinan con el atuendo—. Entonces me quedo, por
COLETTEUn escalofrío recorre mi espina dorsal sin que pueda hacer nada, la falta de aire comprime mis pulmones y necesito de todo mi esfuerzo para retroceder y marcharme de ese sitio, es por eso que tenía tanta urgencia por irse, porque quería follarla con esos tipos, las náuseas me atacan de nuevo y las manos se me hielan, es la maldición que suelta el padre de mis hijos lo que me hace reaccionar. —Maldición. Giro sobre mis talones y me marcho lo más rápido posible. —¡Colette! Duele. ¿Por qué es que duele si no somos nada y si no lo amo? Trago grueso aun con el nudo que se ha formado en mi garganta. Roan no deja de gritarme una y otra vez hasta que aumento la velocidad, no tengo la mínima intención de esperar a que me diga más cosas o excusas como las de siempre. —¡Renzo! Doy un respingo, la gente a nuestro alrededor se nos queda viendo, localizo a Renzo al otro lado de la pista, me escabullo entre la gente con ganas de llamar a un taxi que me lleve hasta la mansión y encerra