DALILA Me parece que he escuchado mal, eso es lo primero que se me viene a la mente, todo se detiene, incluso la mirada de Elio parece dura, quedó fuera la sonrisa socarrona que antes se dibujaba en su rostro, no puedo hacer nada al respecto por mi propia reacción, mis músculos se contraen y me dejo caer al lado de Elio en el sofá. No, no me puede estar pasando esto, sabía que mi padre era una escoria de persona, pero el que él me hubiera hecho esto, hace que solo tenga el imperioso deseo de tajarle la garganta para bañarme en su sangre después. Proceso cada una de sus palabras teniendo la esperanza de que mi disociación me haya obligado a escuchar otra cosa. —¿La apostaste? La rudeza en el tono del Capo, hace que recupere la cordura. —Yo… —Padre —le detengo antes de que siga hablando—. ¿Esto afectaría a la organización? Renzo me lanza una mirada amenazante que me paso por el trasero. —No —tartamudea el hombre que donó el esperma—. No, claro que no, él solo ataca donde estás,
DALILA Me levanto más temprano de lo normal, con la desazón latente en mi interior, las palabras de Renzo fueron una nueva puñalada, el problema es que no me puedo dar el lujo de convertirme en una mujer llorona y deseosa de que la salven, Niccolo Fiore no me crió para ser la carga emocional de nadie, así que me levanto más temprano de lo normal, Renzo puede decir y hacer lo que quiera, trabajo sola, y buscaré la manera de no arrastrar a la organización en esta mierda que provocó mi padre. Me doy una ducha rápida, me visto y detallo la hora en el reloj sobre la encimera, son las cinco de la mañana, tengo una cosa más que hacer antes de regresar a Italia, al salir por la puerta, me doy cuenta de que los hombres de Renzo están despiertos cuidando de su descanso, Elio está en uno de los sofás y Renzo en otro. Me muerdo el labio inferior, tomo un atajo y salgo por la ventana del baño. Gracias a la arquitectura del edificio, hay una escalera de emergencias al lado, por lo que me apresur
RENZO Ira. Eso es lo que me acompaña desde que salí de la fortaleza a fumar un cigarrillo, lo dije, le reproché el que ella hubiera follado a otro cuando era mía, antes de que supiera que era una puta, quería poner el mundo entero a sus pies, pero Dalila lo echó todo por la borda, rompió una parte importante entre los dos, por eso la odio, después de ella ha habido muchas mujeres, sí, pero todas ellas putas con las que jodo de vez en cuando, nunca una como ella. Vi el dolor en su mirada cuando le restregué la verdad, no me importa, ella me lastimó primero y ahora tiene que pagar, no soy un hombre con el que puede jugar, y el rencor es parte de mi vida, y a esa se lo tengo bien plasmado debajo de mi piel. Pienso una y otra vez en todas las respuesta a este rompecabezas, pero no hace falta que me siga torturando, sé la razón, pero siento que algo no encaja aquí, para ser una apuesta es demasiado insistente en una simple mujer de la mafia que no vale nada. Si la mato, tal vez le harí
DALILA Correcto, intenté hacer lo correcto, Elio me convenció de que tratara de hablar con Renzo, desde un principio le dije que era mala idea, pero al final me fui a su despacho y le llamé, me contestó mandándome a la mierda, estaba con Elio cuando este le llamó, escuché cuando dijo que le estaban haciendo una mamada, el corazón me pesa y algo en mi interior se rompe al darme cuenta de que la mujer que le estaba haciendo una mamada, era nada más y nada menos que mi amiga Anasyn, quien permanece detrás de él, tan sorprendida como yo con lo que dice. Pasa sin mirarme, ella busca una respuesta clara en mí, pero no se la puedo dar, ni yo misma sé donde estoy parada, así que me giro para enfrentarlo, otra vez, ocultando y empujando el dolor que me avasalla el pecho, al fondo. —No puedes hacer eso —replico. Renzo toma asiento y enciende un puro, sus ojos no tienen vida, el odio que siente por mí es más poderoso del que en el fondo, nunca podría sentir por él. —Soy el capo. —Sí, pero
DALILA Regreso a la habitación como alma que lleva el diablo, leo una y otra vez el mensaje, respiro profundo, pero no puedo, estoy en medio de un ataque de pánico, hace tantos años que no me daba uno, la última vez que me dio, fue cuando Renzo me azotó la puerta en las narices, cuando traté de explicarle lo que estaba sucediendo, es una sensación que no le deseo ni al peor de mis enemigos, no puede estar pasándome esto, no ahora. No hace falta que haya remitente, sé que se trata del Boss, solo él podría mandarme esta clase de mensajes, cómo es que tiene mi número, nadie lo tiene, y aun así se atreve a mandarme esto, maldición, todo esto es culpa de mi padre, la sola palabra hace que me duele el pecho, se supone que un padre te protege, el mío me ha vendido a la mafia rusa. Camino de un lado a otro, esperando a que pase el ataque, a que no suceda nada más, tratando de convencerme de que voy a superar esta crisis que se aferra a mi cuerpo como larva, respiro una y otra vez, trato de
DALILA Me parece que la orden y la Cosa Nostra se han vuelto locos, dementes sería la etiqueta perfecta, tenía una idea de que me pidieran que me entregara al Boss para poder estar cerca del enemigo y destruir su sistema de protección desde la matriz de la Bratva, pero pedirme que me case con el Boss, es un nuevo nivel de locura que he escuchado y al que han llegado. —Me parece que no escuché bien —miento. —Oh, querida, has escuchado bien —ríe y toma asiento detrás de su muy costoso escritorio traído desde Londres—. Qué bromista nos llegaste. La rabia comienza a correr por mis venas, no me dan un respiro y creo que estoy a nada de desaparecerme de su vista, no puede ser tan difícil, el asunto es que si lo hago, algo me dice que el Boss no tardaría en encontrarme, no me puedo arriesgar tanto, no lo haré, me encuentro entre la espada y la pared. —No —respondo.La sonrisa que antes se colocaba de manera altanera en el rostro del líder, se borra en un segundo, ahora no hay burla, no
RENZO HORAS ANTES… —¿Estás seguro de lo que estás haciendo? Miro a Elio, quien bebe lo que le queda de su trago mientras me observa con detenimiento, hace horas que Dalila se fue, debería ponerme contento por eso, no lo estoy, se siente como si la perra se hubiera llevado una parte importante de mí. —¿Desde cuándo estás tan interesado en asuntos que no son tuyos?—Desde que Roan se marchó con Colette y sus cuatro hijos a Inglaterra, abandonando la mafia italiana —encoge los hombros como si nada. Me quedo callado, son cosas que no debe darle importancia, solo yo. —Casarte con Anasyn parece el último intento por no morir, es guapa, asesina y toda esa mierda, pero ambos sabemos que Dalila es mucho más hermosa y talentosa. —No sé de lo que hablas —espeto.—Vamos, hombre, no me dirás que nunca te diste cuenta de que muchos dentro de la organización, se derriten por esas curvas y culo redondo. Comienzo a pensar en las maneras que tengo para desmembrar a Elio, ¿qué mierda? ¿Por qué h
DALILA He tenido suficiente por un día, Renzo no solo me ha insultado, me ha lastimado de una manera en la que no se imagina el daño que me han hecho sus palabras, no dejo de acunar mi vientre y de sentir que el dolor hace demasiada presión en el pecho, ha venido a humillarme, a restregarme en la cara que se casará con mi amiga, y no conforme con eso, me ha dado en un punto débil que desconoce, sin contar que quiere que sea la que esté presente en su unión por la ley de la mafia, algo que sin duda no pienso hacer, no importa lo que haga o los esfuerzos, no me voy a presentar a su boda. No me puedo enojar con Anasyn, ella solo hace lo que el capo le pide, además de ser asesinas, para eso nos entrenaron, para cuidar la espalda del capo y hacer lo que nuestro líder nos pida, en este caso, haré una excepción, ya no tiene caso que siga pensando en él, me odia por razones equivocadas, y ahora, estoy más que segura que no quiero que se entere de la verdad, nunca lo sabrá, será un secreto q