RENZOHORAS ANTES—Mientes —es lo único que sale de mi boca. Tiene que ser una mentira de ella para manipular la situación, Dalila jamás me hubiera ocultado algo como esto, un hijo, por Dios, es imposible, cierro por un par de segundos los ojos, rememorando aquellas imágenes en las que creí se mostraba un sueño más, no una realidad, pero al parecer, es cierto, recuerdo el haber roto su himen, ella gimiendo de dolor al tiempo que clavaba sus uñas en mi piel. —Te amo —me susurró aquella noche. Pero lo olvidé, y eso es porque estaba ebrio, además, cuando desperté lo hice en la habitación de la fortaleza, nunca en una habitación del club en donde creí que había pasado el mejor sueño de mi vida, es por ello que no encontré rastro de su sangre en mis sábanas, y ella tampoco dijo nada al respecto, maldita. —No miento. La voz de Anasyn me saca de mis pensamientos, la miro, ella al parecer ya sabía todo esto, ¿quién más estaba enterado de esto? ¿Roan? No, él me lo hubiera contado, pese a
DALILA Esto está mal, desde un principio, Renzo debió haber sabido que esto era como aceptar la derrota, porque no solo viene sin sus hombres, sino, que ahora, luego de un par de miradas llenas de hostilidad y de que Maxim hubiera llamado a dos de sus hombres más fieles para que no lo dejaran ir, ahora estamos dentro de uno de sus cuartos de tortura, que es muy parecido al que tenemos en Italia, Renzo está sentado en una silla, amarrado y sin la oportunidad de hacer nada en contra del Boss de la mafia rusa. El ambiente se convierte en una densa niebla hasta que trago grueso, por más que trato de evitar la mirada de Renzo, este no deja de verme, pero lo que más trabajo me cuesta, es que sus ojos no se apartan solo de mí, sino, de mi vientre bajo, y algo me dice que Anasyn tiene que ver en todo, ya que Elio es incapaz de decir algo tan personal y fuerte. —Debo admitir que tienes el valor, Capo, para venir no solo a mi territorio, sino, para reclamar como tuya, a quien ya es mi prom
RENZOJamás se ha visto en la historia de la mafia italiana, que el capo se ponga a tanto peligro por una mujer, nunca, y eso es porque jamás nadie ha amado tanto a una mujer como yo lo he hecho, o al menos eso es en mi mundo, donde se ve a las mujeres solo como un trofeo, una maldita máquina asesina, un vientre para dar los hijos que se necesitan y ya, solo eso. Pero Dalila es más que eso, y tiene la osadía de aceptar casarse con el Boss. Ellos dijeron que se conocieron cuando eran niños, al principio pensé que se trataba de un sucio juego mental por parte del Boss, pero no es así, haciendo un poco de memoria, me doy cuenta de algo, hubo un año en el que ella estuvo alejada de mí, su padre estaba siendo cuestionado por la orden y decidieron exiliarlo un año entero hasta que demostrara serle fiel a la organización. Ese mismo año en el que ella se molestó porque una estúpida niña me había dado un beso en la boca. Fue un año en el que entrenaba solo para ser el mejor y estar a la alt
DALILA Me arrancaron el corazón por milésima vez, ya se siente incluso como una costumbre, levanto el mentón y la persona que veo en el reflejo del espejo, no se parece nada a la que era hace un par de años atrás, en los que me consideraba feliz, una mujer plena, sí, es cierto, pertenecía a una de las organizaciones más poderosas dentro del mundo de la mafia, fui criada para ser una asesina, la mejor, la orden movió los hilos de mi vida durante muchos años, de hecho, hubo un tiempo en el que no le encontraba un propósito a mi vida, hasta que llegó Renzo y todo cambio, volví a considerar mi vida como algo importante y no como solo una mera arma que los altos mandos de la orden podía usar a su favor. Trago el nudo que se forma en mi garganta, en unos minutos estaré haciendo la cosa más ridícula que haya pensado en hacer, cuando abandoné Italia, fue un acto de traición y me han llegado los rumores de que así como la cabeza del Boss está en juego, la mía también y no hay nada que pueda
RENZONo dejo de repetir en mi cabeza las mismas imágenes, una y otra vez me martirizan y me parece que ahora comprendo un poco mejor lo que debió haber sentido ella, al verme firmar los documentos que hacían legal bajo las leyes de la mafia, mi matrimonio con Anasyn, la mujer que tomé por esposa en lugar de a ella, lo que debió haber sufrido, me parece que me va a atormentar por el resto de mi vida. Aún puedo recordar la mirada llena de dolor que Dalila me mostró la última vez que le dije cosas hirientes, y que ahora comprendo que solo intentaba hacerme saber que no me fue infiel, que un imbécil la violó, desearía que ese hijo de perra estuviera con vida para hacerle pagar una y otra vez lo que le hizo a ella, lo castraría y le haría comerse sus propias bolas. —Renzo, por favor, escucha… —me suplicó con voz temblorosa. Era la primera vez que vi a Dalila, la gran asesina de la Cosa Nostra, comandada por la orden, como un blanco débil, ya se había corrido el rumor de que incluso muc
DALILAMuerta. Así es como me he sentido desde que me confirmaron que Renzo estaba muerto, pelear con el Boss porque él lo haya hecho, no tiene caso alguno, soy su esposa, no su mujer, porque desde que firmé esos documentos, no he dejado que me ponga un solo dedo encima, y así seguirá siendo, nunca me entregaré a otro hombre, solo fui de Renzo y así será hasta que suelte mi último aliento. Al principio creí que solo se trataba de una jugada de Maxim y de Kirill, con la intención de que me pusieran en contra de la mafia italiana, quienes por cierto, han puesto un precio muy alto a mi cabeza, más de los que se usa para las cabecillas de cada una de las organizaciones criminales de la pirámide. Hasta siento cierta nostalgia. Ir en contra del destino y del camino que yo misma elegí, no es una opción. —Renzo —susurro con un sabor amargo en la boca. En este mundo no hay marcha atrás, en el fondo, tampoco he querido averiguar más acerca de los asuntos de la mafia italiana, solo sé que El
RENZONunca había tenido la oportunidad de dejar que los nervios me consumieran, siempre he sido un hombre de mafia, uno que no se acobarda con nada, ni siquiera cuando la muerte se ha presentado delante de mí tantas veces, que ya he incluso perdido la cuenta, la considero una vieja amiga, una que me espera al final del camino, eso es algo seguro, y no me interesa, lo único que me importa en estos momentos, es saber de Dalila. Camino de un lado a otro mientras Roan permanece quieto, viendo por la ventana, hace horas que Colette le llamó diciendo que venía en camino, no se escuchaba nada contenta y cuando quise preguntarle sobre lo que me interesa, Roan me lanzó una mirada que me hizo sellar los labios, es obvio que no quiere obligarla a nada hasta que estemos cara a cara, y ahora, hace solo media hora que uno de mis hombres se ha comunicado para informarme que ya había aterrizado y que venía en camino. No espero como respuesta que Dalila acepte ser mía de nuevo y tan fácil, la he la
DALILA Duele, hace tiempo que creí que no iba a sentir nunca un dolor como este, desde aquella perdida de mi hijo, pero esto puede compararse, Renzo va a tener un hijo, con otra, con su esposa, la mujer con la que crecí, la que consideré una buena compañera, me cuesta trabajo respirar, él tiene todo lo que siempre quiso y yo no se lo pude dar. Mis ojos se llenan de lágrimas que me niego a derramar, el pecho me duele y me cuesta trabajo respirar, cierro los ojos un par de segundos mientras recuerdo la plática que tuve antes con Colette. —Él te ama. —No, no lo hace —le sonreí con lástima—. Realmente creo que él nunca me ha amado, puede que esto sea lo mejor. —¿Qué quieres decir con eso? —Renzo y yo nunca estuvimos destinados, incluso cuando estábamos juntos, todo era caos, posesión, obsesión, éramos intensos, tóxicos, ahora él es el capo y yo la esposa del Boss de la mafia rusa, así es como terminan las cosas entre los dos, como enemigos. —Dalila, ese hijo no significa… —L