DEVRIMHa pasado una larga semana desde que Maxim me ha obligado a casarme con él, desde que me soltó la amenaza de que estaré viviendo un nuevo infierno, después de eso, de mandar a la mierda a Vladimir, a quien no quise ni siquiera ver en ese momento, solo tiró de mí y me arrastró hasta su fortaleza, en donde me folló el resto de la noche, no le importó siquiera el dolor que me causaba con cada una de sus embestidas, él solo me penetraba sin descanso. Parecía peor que un hombre de las cavernas, en especial porque me dejaba dormir poco, cuando despertaba a mitad de la noche, me follaba de nuevo, hay veces en las que me pregunto si es normal que esté duro todo el tiempo, y es que al parecer, desde que se enteró que estoy esperando un hijo suyo, después de hacerme mil estudios y de contactarse con su médico de cabecera, su nuevo hábito es follarme donde sea que me encuentre. No importa cuánto me esfuerce por desaparecer de su vida. Él solo me penetra, en la cocina, en la regadera, en
DEVRIMDEVRIM, CINCO AÑOS. Meto las manos dentro de la bolsa de dulces que Alisha me dió, mi hermano mayor no ha venido a recogerme a la escuela y se está haciendo tarde, sopeso la tonta idea de tener que irme caminando a pie. Puedo hacerlo, lo sé, he memorizado el camino a casa muchas veces, pero la idea de estar sola hace que mi estómago se me encoja y que no quiera más que llorar. La maestra me vigila desde la ventana de uno de los salones de la primera planta, si hago cualquier movimiento de irme sola, me va a detener, puedo correr, pero no lo más rápido como para que no me alcance. Saco un caramelo con relleno de chocolate, me lo meto a la boca y espero paciente, no tengo idea de cuánto tiempo transcurre hasta que llega un auto negro, de él baja Alisha, mi hermano mayor y camina hacia mí. Me le quedo viendo con reproche, ajustando el agarre en mi bolsa de dulces. —Estás enfadada —arguye colocándose de cuclillas frente a mí—. No pude llegar antes, lo siento bebé. —No soy un
VLADIMIRMe levanto temprano, hoy es el día en el que por fin conoceré al hijo de Devrim y Maxim. —Por fin. Termino de colocarme la cazadora y revisar en mi móvil los mensajes de Cherine, la chica que no pertenece a la Bratva, pero que la veo de vez en cuando, no somos nada serio, no hay etiquetas, mucho menos un nombre que pueda usar para llamar esto que tenemos, sea lo que sea. Reviso una última vez la hora, ha pasado un año desde que Maxim y Devrim por fin pudieron estar juntos. Al principio, claro que deseaba casarme con ella, pero luego de pensar bien las cosas y de ver cómo es que ella moría de amor por él, supe que solo lo estaba haciendo por el honor de la promesa a Alisha.Ahora soy más como su segundo hermano mayor, y eso está bien, porque he estado velando por su seguridad, por su bienestar, sé que Maxim preferirá cortarse la garganta antes de dejar que algo malo le pase, pero no está de más un poco de ayuda, o al menos eso es lo que estaré haciendo aunque se enfade el h
VLADIMIRBebo lo que me queda del Vodka y dejo el trago sobre el escritorio, termino de firmar los documentos que me mandó Maxim y me recargo en la silla de cuero, ayer vi a Solange Aslan por primera vez en persona, debo admitir que no es lo que pensaba, pero sin duda, la sorpresa de esa noche fue el hecho de que ella fuera la novia secreta de Syaoran Yoshiro, el hijo del líder Yakuza. Muevo el cuello con estrés cuando la puerta es abierta de manera bruta, y ese solo puede ser el Boss, que con arrogancia entra y me fulmina con la mirada, ¿acaso no me da un solo respiro? —Pareces molesto —susurro con descaro. —¿Tú crees, hijo de puta? —Maxim toma asiento. Frunzo el ceño. —Habla.—Pues nada, que me acabo de enterar de que tienes secuestrada a Solange Aslan, su padre está más que furioso, joder —brama poniéndose de pie—. Yuzem está cabreado con nosotros y está a nada de unirse a los Yakuza. Permanezco en silencio un par de segundos. —Algo que sin duda no le molestaría a Solange —s
SOLANGEMiedo. Es de lo que siempre se ha alimentado mi vida, no importó el hecho de que decidiera tener una lo más normal que pudiera, o que incluso tomara el camino de la medicina como mi medio de escape, jamás me gustó el mundo de la mafia, papá me entrenó, sé todo lo que cualquier mujer turca mafiosa pudiera saber, sin embargo, he procurado mantenerme al marguen de la situación. Cuando conocí a Syaoran, supe enseguida que me estaba metiendo en un callejón sin salida, sin embargo, no imaginé que el enamorarme de él me llevaría a los rusos, y ahora, me vi en la necesidad de firmar un contrato que tiene mucho peso, ahora, soy la esposa de un ruso a quien no conozco, estando enamorada de otro. Mi corazón late con fuerza y cierro los ojos un par de segundos en un intento por calmar mis nervios, esto no es normal en mí, soy médico general especializada en cirugía, la calma, la paciencia y el tomar decisiones con la cabeza fría, es primordial, no había tenido ninguna especie de altera
SOLANGE—¡Syaoran! —grito al tiempo que me acerco a él. Pero rápidamente dos Voyevikis me interceptan en cuánto lo hago, haciéndome imposible el que pueda llegar hasta él. El corazón me late frenético, las manos me sudan y el alma se me cae a los pies al verlo en este estado. —Suéltalo —le pido a Vladimir Grees—. Deja libre a Syaoran. —No —espeta con rudeza. Entrecierro los ojos. —¿Por qué no? —camino hasta él—. Ya me tienes, soy tu esposa, déjalo libre. —No son órdenes que dependan de mí, son del Boss. Me quedo callada, eso es cierto, aunque su puesto es de peso, eso no quieta el hecho de que Maxim Ivanov sigue siendo el líder, el Boss de la mafia rusa, y por tanto, el hombre que dirige toda esta organización. —Esto es asunto entre mafias, haz caso a tu padre y no pelees batallas que no son tuyas —agrega mirándome fijamente. No hace falta que me diga lo que tengo que hacer, recuerdo cada una de las palabras de papá, pero Syaoran es el amor de mi vida, el hombre que amo, verl
SOLANGETodo el mundo me da vueltas, lo tenía solucionado, escapar con Syaoran, irnos lejos, tal vez escondernos por un tiempo, sabía que esto no sería fácil pero ahora la peor de mis pesadillas se hace realidad. —¿Te sientes bien? Pareces algo pálida —ríe Maxim Ivanov. Pero no son las palabras del Boss lo que me tienen así, sino, lo que hay en la mirada de Vladimir, desilusión, desconfianza, acecho. Todo en un conjunto silencioso y letal. —Eso es todo, si quieres retirarte puedes hacerlo —espeta mi marido con dureza. Esto está mal, Syaoran ya no está aquí, debe ir hacia Japón, ya no tiene caso que siga intentando escapar… ¿o sí? Tampoco quiero que piense lo peor de mí, tal vez si le hago entender que lo que siento por Syaoran es más grande que nada en el mundo, pueda dejarme libre. —¿Podemos hablar? —me remuevo inquieta. Maxim niega con la cabeza, bebe su último trago y pasa por su lado dándole una palmada en el hombro. —Toda tuya, Vladimir. Maxim se aleja de él y ahora se po
SOLANGEEstoy sentada en medio de la cama en la que es mi habitación, pensando en que ya podré escapar al menos por el momento, con Syaoran, él se ha ido, la última vez que lo vi estaba mal herido, así que es imposible que pueda llegar hasta Japón en estas condiciones, además, está el hecho de que Vladimir quiere que en unos días nos casemos por la iglesia, cosa que me aterra. Cuando era pequeña, me prometí ir al altar solo con el hombre que amaría, con quien compartiría una vida, bueno, estaba equivocada, porque aunque la mitad de ese sueño se hará realidad, es que no será con el hombre que ame, el hombre de mi vida, y eso es algo a lo que me tengo que enfrentar. Luego de que llegara la castaña y se le abalanzara a Vladimir, él dio por terminada nuestra conversación sin más, no me dio explicaciones y tampoco es como que las esperaba, tampoco me presento como se debe al ser su esposa, ¿no dijo que me sería leal, fiel y me respetaría? Bueno, pues al encerrarse en su despacho con esa