SOLANGEMiedo. Es de lo que siempre se ha alimentado mi vida, no importó el hecho de que decidiera tener una lo más normal que pudiera, o que incluso tomara el camino de la medicina como mi medio de escape, jamás me gustó el mundo de la mafia, papá me entrenó, sé todo lo que cualquier mujer turca mafiosa pudiera saber, sin embargo, he procurado mantenerme al marguen de la situación. Cuando conocí a Syaoran, supe enseguida que me estaba metiendo en un callejón sin salida, sin embargo, no imaginé que el enamorarme de él me llevaría a los rusos, y ahora, me vi en la necesidad de firmar un contrato que tiene mucho peso, ahora, soy la esposa de un ruso a quien no conozco, estando enamorada de otro. Mi corazón late con fuerza y cierro los ojos un par de segundos en un intento por calmar mis nervios, esto no es normal en mí, soy médico general especializada en cirugía, la calma, la paciencia y el tomar decisiones con la cabeza fría, es primordial, no había tenido ninguna especie de altera
SOLANGE—¡Syaoran! —grito al tiempo que me acerco a él. Pero rápidamente dos Voyevikis me interceptan en cuánto lo hago, haciéndome imposible el que pueda llegar hasta él. El corazón me late frenético, las manos me sudan y el alma se me cae a los pies al verlo en este estado. —Suéltalo —le pido a Vladimir Grees—. Deja libre a Syaoran. —No —espeta con rudeza. Entrecierro los ojos. —¿Por qué no? —camino hasta él—. Ya me tienes, soy tu esposa, déjalo libre. —No son órdenes que dependan de mí, son del Boss. Me quedo callada, eso es cierto, aunque su puesto es de peso, eso no quieta el hecho de que Maxim Ivanov sigue siendo el líder, el Boss de la mafia rusa, y por tanto, el hombre que dirige toda esta organización. —Esto es asunto entre mafias, haz caso a tu padre y no pelees batallas que no son tuyas —agrega mirándome fijamente. No hace falta que me diga lo que tengo que hacer, recuerdo cada una de las palabras de papá, pero Syaoran es el amor de mi vida, el hombre que amo, verl
SOLANGETodo el mundo me da vueltas, lo tenía solucionado, escapar con Syaoran, irnos lejos, tal vez escondernos por un tiempo, sabía que esto no sería fácil pero ahora la peor de mis pesadillas se hace realidad. —¿Te sientes bien? Pareces algo pálida —ríe Maxim Ivanov. Pero no son las palabras del Boss lo que me tienen así, sino, lo que hay en la mirada de Vladimir, desilusión, desconfianza, acecho. Todo en un conjunto silencioso y letal. —Eso es todo, si quieres retirarte puedes hacerlo —espeta mi marido con dureza. Esto está mal, Syaoran ya no está aquí, debe ir hacia Japón, ya no tiene caso que siga intentando escapar… ¿o sí? Tampoco quiero que piense lo peor de mí, tal vez si le hago entender que lo que siento por Syaoran es más grande que nada en el mundo, pueda dejarme libre. —¿Podemos hablar? —me remuevo inquieta. Maxim niega con la cabeza, bebe su último trago y pasa por su lado dándole una palmada en el hombro. —Toda tuya, Vladimir. Maxim se aleja de él y ahora se po
SOLANGEEstoy sentada en medio de la cama en la que es mi habitación, pensando en que ya podré escapar al menos por el momento, con Syaoran, él se ha ido, la última vez que lo vi estaba mal herido, así que es imposible que pueda llegar hasta Japón en estas condiciones, además, está el hecho de que Vladimir quiere que en unos días nos casemos por la iglesia, cosa que me aterra. Cuando era pequeña, me prometí ir al altar solo con el hombre que amaría, con quien compartiría una vida, bueno, estaba equivocada, porque aunque la mitad de ese sueño se hará realidad, es que no será con el hombre que ame, el hombre de mi vida, y eso es algo a lo que me tengo que enfrentar. Luego de que llegara la castaña y se le abalanzara a Vladimir, él dio por terminada nuestra conversación sin más, no me dio explicaciones y tampoco es como que las esperaba, tampoco me presento como se debe al ser su esposa, ¿no dijo que me sería leal, fiel y me respetaría? Bueno, pues al encerrarse en su despacho con esa
SOLANGE Todo me da vueltas, los recuerdos de lo que sucedió hace que abra los ojos de golpe, tuve un ataque de pánico, a veces suelen darme, agradezco el que nunca me sucedan estos episodios dentro de mi área de trabajo, eso ya es una ganancia enorme, así que trato de tranquilizarme, también recuerdo haber visto a Cherine salir y entrar a la habitación de Vladimir. ¿Por qué le cuesta tanto acabar con esto, si quedó claro que él es un mentiroso y que si me es infiel? Vamos, sé que no tengo ningún derecho a hacerlo, a decir esto, e incluso a pensar de esta manera cuando que claro que no somos nada, pero… aun así, siento que me encuentro dentro de una jaula de oro, peor que con la que nací. —Por fin despiertas. La voz gruesa y ronca a mi lado es lo que me mantiene despierta. Me incorporo lento al reconocer a mi alrededor, esta no es mi habitación, frunzo el ceño, volteo y veo a Vladimir sentado, observándome con ojos llenos de una intensidad arrolladora. —Lo siento, tuve un ataq
VLADIMIRCansado. Eso es lo que estoy, no solo tuve que lidiar con el drama de Cherine anoche, cuando después de la cena que tuvimos, en donde concluí con lo que teníamos, la mandé a su casa, sin embargo, ella tenía otros planes, aparecerse en mi habitación con la intención de que le diera una última follada, según sus palabras, no quise y se enfadó, acusándome de mentiroso por no decirle que me había casado. Como si le debiera alguna clase de explicación. Luego esto, el tener que hacer que Solange despertara, que abriera los ojos y se diera cuenta de que solo la estaba utilizando Syaoran Yoshiro, para unirse a la mafia turca y así derrotar a la mafia italiana y a la rusa. Pero Renzo Martini, como Capo de la italiana, rechazó su oferta, sabiendo que Dalila, su esposa, es gran amiga de Maxim, la unión entre ambas organizaciones, era segura. Solange me pidió que no la tocara, así mismo que no la besara, pero estaba tan llena de dolor, que el beso fue un simple acto impulsivo para hac
SOLANGEMINUTOS ANTESEntro a mi habitación sintiendo todavía el palpitar de mi frenético corazón, golpeando mi caja torácica, siento que estoy siendo una completa egoísta con mis propios sentimientos, ya que de algún modo, debería estar con el corazón roto por el engaño de Syaoran, encontrarlo teniendo sexo con aquella rubia que ahora sé que siempre fue su prometida. En lugar de dolerme hace que me enfurezca. Todos estos años en los que estuvimos juntos, fuí la única que se tomó en serio esto, ni siquiera él, porque de hacerlo, no me habría abandonado a mi suerte con Vladimir, hubiera escapado conmigo, aunque las cosas se hubiesen puesto complicadas, el estar a mi lado era en lo único en lo que debía pensar. Sin embargo, me engañó todo este tiempo, y supongo que eso es lo que más me molesta, el hecho de que siga creyendo que alguna vez me amó, me irrita, porque muy en el fondo, sé que no es verdad, que ahora todo tiene sentido al saber que lo que me dijo Vladimir es cierto, por eso
SOLANGEMi corazón late frenético al llegar a mi habitación, actúe como una ingenua, como una niña al salir corriendo de ahí sin detenerme, ¿cómo es que pensé que Vladimir cumpliría su palabra de serme leal? Tonta, tonta, eso es lo que pienso al instante, no sé cómo es que lo logro, pero tomo varias bocanadas de aire hasta que me tranquilizo. Aún no supero el engaño de Syaoran, y ahora esto, me dejé engatusar, y pensar que incluso dejé que me tocara, que me besara, está claro que pese a todo sigue siendo un ruso, un mafioso, el Vor de la mafia roja, cuando cierro los ojos, alguien llama a la puerta y doy un ligero respingo. —Abre —su voz me eriza la piel. Dejo mi espalda pegada contra la puerta. Las manos me tiemblan. —Si no lo haces, abro a la fuerza —me amenaza. Sé que dice la verdad, me muerdo el labio inferior, respiro profundo y trato de empujar mi vergüenza al fondo, sin que me afecte en nada lo que acabo de ver, recordándome que Vladimir no es mío, no me ama, no lo amo, no