COLETTENo puedo dormir, cuando menos me doy cuenta, ya son poco más de las seis de la mañana, es la primera vez que siento esto, la opresión en mi pecho desde que vi a esos dos pequeños correr a los brazos de Roan Fiore, sus miradas… no sé cómo expresar o describir esta sensación burbujeante que me deja sin aliento. Me levanto con el corazón acelerado, esos niños se parecen mucho a su padre, pero sus miradas aún clavadas en mi mente, son un duro golpe en el vientre. Trago grueso y me permito beber un poco de agua. Nada me quita esta cruda sensación de vacío en mi interior. Hace tres años que he buscado a mi hijo, he contratado a gente especializada, la mejor, he buscado toda la información posible y los resultados siempre han sido los mismos, nada, eso es lo que encuentro, un nada de respuestas inconclusas. Me pongo de pie y hago lo primero, marco el número que me sé de memoria esperando escuchar esa voz que tanto mejora mis días. —¡Mami! Mi corazón palpita descomunal, no importa
NARRADOR OMNISCIENTEA un par de kilómetros de distancia, al tiempo que Roan confesaba lo que probablemente era la cosa más importante en ese momento de su vida, a Colette, en la mansión de Norman Baker, su tío, se encontraba molesto, sintiendo cómo la rabia consumía su sistema cada vez a cada minuto. Mirando a su contador con desconfianza, sabiendo que las cosas a partir de ahí, serían funestas. No había fallos, llevaban más de tres horas encerrados en el despacho, revisando los estados de cuenta, buscando una salida y una solución, llegando a la misma conclusión; estaban en bancarrota. —Lo siento, no hay falla —le repitió el hombre. Norman estaba al punto de la locura, sus ojos no dejaban de observar los números, grandes cantidades de dinero que se habían derramado de sus manos como agua, sin poder hacer nada al respecto. —Como puede ver, su hija Selma, ha derrochado millones en los últimos meses —continuó el hombre con temor, puesto que había advertido el enojo de Norman—. Su h
COLETTEMe congelo con todo lo que me cuenta Roan Fiore sobre aquella noche en la que decidí salvarle la vida, cada detalle, no se queda ninguno, el silencio es mi aliado en estos momentos, en especial cuando trato de procesar cada una de sus palabras. —El veneno griego, como lo llamaron, fue el causante de que estuviera así, en esta silla de ruedas, siendo medio hombre —aprieta su mandíbula con tanta fuerza que me causa escalofríos—. Esto es todo lo que soy, las toxinas son las que me mantienen así. Mi barbilla tiembla. —Te trasladé a uno de los mejores hospitales de Italia, para que salvaran tu vida luego de haber dado a luz, pero este sufrió un ataque y te perdí rastro, no había manera de encontrarte, por supuesto, hice todo lo que estaba en mis manos. La realidad me resulta una bestia aplastante más grande de lo que imaginé, poco a poco el aire me falta, un hormigueo recorre cada una de las fibras, mi corazón se dispara, las dudas comienzan a tener las respuestas, la bruma en l
ROANTengo demasiadas cosas en la cabeza, todo ha sucedido de un modo que ni siquiera yo me lo he podido imaginar, ella estaba muerta en mi vida, pero la información que me ha conseguido Renzo no es errónea, ella es la misma mujer que hace años me ayudó, si no hubiera actuado como lo hizo al sacarme las balas, yo estaría muerto y ese maldito griego feliz de los resultados de su ataque.Bebo el último trago de mi bebida, hace dos horas que Colette Baker sabe que mis hijos son los mismos niños que ella creyó haber perdido, y que ahora se encuentra bajo los efectos de un potente sedante, lo hice por su bien, necesito pensar en muchas cosas y sinceramente no puedo con el drama de una mujer como ella.—¿Qué es lo que piensas hacer? —me pregunta Renzo con la mirada fija en mí.No le respondo, sé lo que intenta y no lo va a lograr, de hecho, no existe nadie dentro de toda la organización que se atreva a alejarme de esos niños, tal vez no sean mi sangre ni mi carne, pero los he amado como si l
No hablamos más del tema, sin embargo, al llegar al restaurante en donde Angela comienza a ponerse más nerviosa de lo normal, me doy cuenta de que el socio nuevo que tenemos, es Harvey Barnes, el ex esposo de Colette, lo sé porque estaba en la información que le pedí a Renzo. Él es el verdadero padre de los niños, tiene que ser… mi humor se desmejora, saber que mis hijos tienen la sangre de este buitre empresarial, hace que tenga un deseo de asesinato fuerte. —Un placer por fin conocer a la familia Fiore —se pone de pie para saludar. Entonces Angela da un paso adelante y con manos temblorosas, nos da la noticia menos esperada:—Padre, hermano, él es Harvey Barnes, mi pareja. Enseguida suena mi celular, me aparto de ellos pidiendo un segundo y atiendo. —¿Diga? —Don —habla Renzo—. Ella ha escapado a la policía. [...]Miro la escena que se presenta a un par de mesas de mí, el ex esposo de Colette, es la nueva pareja de mi hermana, no creo en las coincidencias, pensar que él es el
COLETTESe ha vuelto loco, es lo primero que pienso cuando me pide que me case con él. Me deja sin aliento y rápido me incorporo tratando de colocar entre los dos, toda la distancia posible que hay, mi corazón acelerado está a nada de salirse de mi pecho, todas mis terminaciones nerviosas están en erupción, solo puedo pensar en que este hombre no me quiere devolver a mis hijos. —Quiero a mis hijos de vuelta —arguyo lento—. ¿Por qué me haces esto a mí? No he hecho nada malo. Roan Fiore me detalla, recorriendo mi cuerpo hasta que me doy cuenta de que solo traigo un camisón sin nada abajo, lo que hace que las puntas de mis pezones traspasen la delgada tela del atuendo, me cubro con la sabana en medio de su casual carraspeo, se aparta y vuelve a su silla. —Cásate conmigo —repite la demencia—. Esa es la única manera de que puedas conservar a tus hijos. El enojo se me atora en la garganta. —¡Voy a luchar legalmente por ellos! —estallo ante la insensatez de este hombre—. ¡Son mis hijos,
COLETTEHe pasado toda la tarde caminando de un lado a otro, esperando una respuesta positiva por parte de mis abogados, pero todos me dan el mismo resultado, todo a favor de él. Y es que por extraño que parezca, comienzo a creer en sus palabras, ya que cuando expongo el nombre de Roan Fiore, parece que hablo de un fantasma, porque ellos o me cuelgan o me aconsejan que no me meta en problemas. Lo poco que he investigado sobre esta familia es que es poderosa y muy millonaria, mucho más que los hombres con los que he trabajado, cosa que no ayuda mucho en mi situación. Hay momentos en los que maldigo el haberme atrevido a salvar su vida. Pero son palabras que no siento realmente, el último abogado con el que intento hacer algo o llegar a una solución, me da el aliento de seguir adelante. —¿Entonces cree que podamos llegar a una solución adecuada para que pueda recuperar a mis hijos? —el nerviosismo hace estragos en mí sistema. —Por supuesto —agrega con entusiasmo—. Dígame el nombre d
ROANHORAS ANTESObservo a Dalila, quien camina de un lado a otro dentro del despacho, observando cada uno de los retratos familiares de los Fiore, se detiene en uno en el que me encuentro con Renzo, su aura alegre y serena desaparece, leo su atmósfera y me doy cuenta de que tensa el cuerpo. —El capo me envió —comienza.Aparta la mirada del retrato, enseguida llaman a la puerta y entra Renzo, quien evita el contacto visual con ella luego de lanzarle una mirada llena de advertencia, jamás he sabido descifrar la relación entre ellos dos, nunca ha habido nada romántico, ella ha salido con hombres y él se ha follado a tantas putas que he perdido la cuenta. —Todo está listo —me dice y asiento. —Como te iba diciendo —interrumpe Dalila a propósito—. Tú y yo nos vamos a casar. Renzo me observa en silencio, esperando una respuesta mía al respecto. —Al parecer mi padre se ha tomado demasiado en serio el que yo tenga una esposa —sostengo con rencor—. Primero eran los hijos, y ya que los ten