A William le costó dormir esa noche, pero al final el cansancio terminó por vencerlo. Tenía miedo de despertar y encontrarse de nuevo solo en la cama.Cuando despertó, su pesadilla parecía haberse hecho realidad, Kath no se encontraba a su lado. De un salto se levantó, desnudo, y salió de la habitación.La encontró en mitad de la sala, con una bandeja en las manos y los ojos muy abiertos.Ella lo recorrió con la mirada y la bandeja tembló. Una vez que el susto inicial pasó, sonrió al darse cuenta de la forma en que ella se lo comía con los ojos.—¿Todavía no te has cansado de verme desnudo, futura esposa? —preguntó pagado de sí mismo.William era muy consciente de su atractivo.—No creo que me canse nunca, futuro esposo, pero será mejor que te cubras. Iba a llevarte el desayuno a la cama, por una vez, me toca a mí cuidar de ti.Él arqueó una ceja, sin creerse demasiado sus motivos.—Claro, querías cuidar de mí… Seguro que no fue que tu estómago no soportó un minuto más sin llenarse, ¿
A William le costó encontrar al que fue el abogado de su padre.Al parecer el hombre se había retirado y ya no era parte del bufete, pero después de explicarle a algunos de sus compañeros de quién era hijo y que quería verlo por un tema personal, accedieron a darle su dirección.—Buenos días, Joel —saludó al hombre y le estrechó la mano—. No sé si me recuerde, hace ya algunos años que nos vimos, soy el hijo de…—Richard Hudson, ¿cuál de los dos eres? Nunca aprendí a distinguirlos —dijo colocándose bien las gafas en el puente de la nariz—. Pero pasa, pasa, no te quedes ahí fuera.—Soy William y claro, será un placer.—¡Oh, el pequeño Will! Sí, sí, te recuerdo bien. Ven, siéntate, ¿no quieres jugar al dominó?—La verdad es que venía por un asunto muy importante…—Nada mejor para hablar de asuntos importantes que una partidita al dominó.Diez partidas después Will estaba desesperado.—Joel, ¿te acuerdas del testamento de mi padre? —preguntó para ver si así conseguía la información que ne
—¡Cariño! —Shirley contoneó las caderas de forma exagerada mientras caminaba hacia él—. Te estuve esperando anoche, ¿se puede saber dónde dormiste? —Will la retó con la mirada y ella, en lugar de gritar como siempre, agachó la cabeza—. Lo siento, a veces olvido que ya solo me quieres porque estoy embarazada de tu hijo y que ya no tengo derecho a reprocharte nada.William, dispuesto a seguir en el papel para llevar a cabo su plan, soportó las ganas que tenía de decirle lo que había visto y sacarla de la casa. Pero la venganza era un plato que se servía en frío, tendría que aguantar, eso no significaba que lo hiciera de la mejor forma.—Al parecer vamos a casarnos, así que supongo que estás en tu derecho de reclamarme.—Estás molesto, ¿verdad? Sé que no es lo que querías… —Ella intentó acercarse y echarle los brazos sobre los hombros, pero él se apartó—. Will, no seas así, ya verás que cuando estemos casados todo cambiará, volveremos a estar como antes. Yo te amo, lo sabes y tú me amas
Kath llevaba casi una semana sin ver a Will y casi siempre la comunicación que mantenían era de noche antes de ir a dormir.Agradecía mucho la compañía de Mariana y Clarisse. William las había enviado para que no estuviera sola y le encantaba tenerlas allí.Al ser una casa pequeña, pasaban más tiempo hablando entre ellas, bromeando y rellenando los momentos en compañía. Se sentía demasiado bien tener amigas, aunque el cariño hacia la cocinera era mucho más maternal.—Qué pena que no estés soltera, tengo un padre, ¿sabes? Y sigue de muy buen ver.—Soy felizmente casada, niña, aunque si se me ocurre abandonar a mi marido ya sé que tú me quieres de madrastra. Mariana y Kath estaban regresando de un paseo y de comprar algunas cosas, cuando su vecina Carmen les salió al encuentro.La mujer vivía sola y su pasatiempo preferido era estar pendiente de la ventana.—Han estado preguntado por ti —le soltó apenas la vio y sin saludar.—¡¿Por mí?! —preguntó Mariana—. No me diga, ¿y era guapo? Ves
Kath no pudo soportar quedarse callada y terminó por contarle a William lo que había ocurrido con su madre y con Shirley mientras hablaban por teléfono en la noche.—Siento que hayas tenido que pasar por eso de nuevo —le dijo él y, aunque intentaba disimular, se le notaba mucho el coraje que aquello le daba—. Y más siento haber estado tan ciego, pero puedes estar segura de que se van a arrepentir.—No es necesario que discutas más con tu madre, Will. Puede no soportarme, está en su derecho de no quererme, pero no continuará deseándole la muerte a mis hijos. La próxima vez, practicaré con ella mi lanzamiento de zapatilla.—Creo que también puse mucho de mi parte para que también sean míos, ¿o ya se te olvidó? Parece que te lo tendré que recordar en cuanto nos veamos.—¿Y eso cuándo será? —Deseaba que el tiempo finalizara, se suponía que debían mantenerse separados hasta el momento de la boda que su madre había organizado en la catedral, pero lo extrañaba mucho.—Más pronto de lo que im
Oliver le había informado que Kathleen ya estaba en la casa.Lo imaginó cuando vio aparecer a Mariana y a Clarisse, pero todavía no había rastro de ella.—Tranquilo, la dejé hablando con su padre. Si no hubieras insistido en que todo fuese sorpresa, no la tendrías ahora intentando huir —le comentó Oliver a su lado.Tuvo que organizar todo muy rápido, él que siempre se había dedicado a los negocios y no tenía la menor idea sobre bodas.En realidad, contrató a una planificadora de eventos, pero la estuvo llamando cada hora solo para asegurarse de que todo estaría a tiempo.Estaba muy nervioso, ¡estaba muy histérico!, debía reconocer.Evitar a la prensa en todo momento había sido difícil. Cualquier detalle que saliera publicado sobre él y que alertara a su familia era peligroso.Pero había conseguido concluir todo antes de tiempo y en cuanto finalizara la boda se llevaría a Kathleen.No soportaba estar más tiempo alejado de ella. Se ocultarían por cuatro días, pero lo harían juntos esta
Al terminar la ceremonia, se acercaron para saludar a los que estaban presentes y se dirigieron a firmar las actas de matrimonio.Al menos eso era lo que Kath pensaba.Cuando ambos firmaron y Kath alzó el rostro del documento, lo hizo con una sonrisa.—Es el primer contrato que me haces firmar que me gusta de verdad —le dijo ella para aligerar el ambiente.Will le sonrió, se mostraba muy feliz, pero ella podía notar que algo estaba ocurriendo. Lo podía ver en la forma en que el abogado y él se miraban.Kath iba a levantarse del asiento, cuando el abogado la interrumpió.—Señora Hudson. —Ella no se dio por aludida hasta que el abogado volvió a llamar su atención—. Señora Hudson todavía debe firmar unas copias…—Dios mío, yo soy la señora Hudson —dijo señalándose a sí misma—. Claro, qué tengo que firmar.Kathleen no podía evitar sonreír, estaba tan emocionada que firmaría todo cuanto antes.—Mi amor, no lo hagas todavía —le aconsejó William y le colocó la mano sobre el documento.—Willi
Después de la ceremonia y de que Kath y él pasaran un tiempo con los invitados, decidió que era hora de que se marcharan.Ahora que todo estaba listo, y aunque todavía no podía hacer público su matrimonio, quería perderse durante unos días con su esposa.Por el momento, le había puesto seguridad al padre de Kath y a su hermano. Creía que su familia no haría nada en contra de ella mientras la bomba no estuviera destapada, pero prefería prevenir.Él no permitiría que se acercaran a ella, pero podían intentar hacerle daño a través de su familia.Will prefirió no decirle los pensamientos que cruzaban por su mente cuando le pidió que firmara los documentos, realmente deseaba que sus sospechas fueran falsas, pero si no era así… Tal vez su padre no había muerto de causas naturales.Por más que así lo hicieran creer.No tenía una prueba, solo sospechas, pero era demasiado extraño que el personal médico que atendió a su padre hubiera desaparecido y que no quedara registro alguno de su enfermed