William había roto ese contrato en un impulso.Después de lo ocurrido y de su intento infructuoso por acercarse a ella, había descubierto algo muy importante. Kath no soportaba su cercanía, lo miraba con miedo y eso lo había provocado él.Añoraba cuando lo miraba con cariño, cuando se le iluminaba la mirada cuando estaban juntos, cuando se entrega en la cama como si él fuera lo que todo lo que necesitaba. Y lo había perdido, por ser un imbécil, por dejarse dominar por los celos en lugar de la razón.Si mantenerla a su lado la hacía sufrir, él le daría la libertad así sintiera que la vida se le iba con esa decisión. Kath debía saber que era libre de elegir, que podía marcharse si así lo deseaba, pero que continuaría cuidando de ella y de su familia.—¿Soy libre? —preguntó con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Eso… Eso qué significa exactamente?William dejó los trozos de papel sobre la mesa y se acercó unos pasos, pero no los suficientes para estar cerca de ella. No quería que volviera a
Alguien llamó a la puerta del despacho, pero William no parecía estar dispuesto a dejar el momento pasar.Kathleen quería ese beso, deseaba que todo pudiera solucionarse de esa forma, aunque sabía muy bien que no. Besarlo solo acrecentaría el dolor de la pérdida.Le agradecía mucho a Will su sinceridad, saber que el hombre del que se había enamorado no era lo que le habían hecho creer la hacía sentir más tranquila, pero no tapaba el sol con un dedo.También estaba Shirley y su embarazo.Kath no pensaba mantener una relación con él cuando no sabía las implicaciones que aquello tenía. Tampoco podía pedirle que escogiera a quién deseaba viviendo allí. Si quería mantener a las dos en el mismo lugar Kath no pensaba ser partícipe de ello.Sintió su aliento sobre sus labios y por inercia cerró los ojos para recibirlo. Por eso no quería estar cerca de él, todas las neuronas la abandonaban cuando eso ocurría. Apenas sintió el roce cuando llamaron con más insistencia.—Señor Hudson, tiene visit
Kathleen llegó en el mismo momento en que Elena mencionó a su padre. Se llevó la mano a los labios para no emitir un grito y se apoyó en la pared para no ser vista.—Deja a Kathleen en paz, madre. Ya descubrí todas las mentiras, no dejaré que me sigan manipulando. Confío en ella, ¿y sabe por qué?—Porque tienes el mismo carácter de tu abuelo, eres igual a él, muy bueno para los negocios, pero terriblemente ingenuo. Mi padre también pensaba que aquella mujer lo amaba y solo lo quería por su dinero, como esa amante tuya que finge quererte a ti. Si hubieras visto su cara cuando le ofrecí aquel cheque…—¡Aunque hubiera aceptado ese dinero la entendería! —lo escuchó gritar y a Kath se le llenaron los ojos de lágrimas al escucharlo defenderla de esa forma—. Le hiciste creer que yo era como James, la asustaste, ¡la manipulaste! Lo sé, madre, sin necesidad de haber estado ahí puedo imaginar cada una de tus palabras. Te conozco.»Lo peor de todo es que fui tan imbécil de cegarme cuando sé cómo
Cuando su madre se fue, Will se quedó sentada en la sala por varios minutos.Intentaba digerir la noticia y sentía un dolor profundo por el comportamiento de su madre. No la podía obligar a amarlo, era tiempo de aceptar ese hecho.Si su amor fuera sincero, ella aceptaría la decisión que a él lo hacía feliz.En aquel momento, a la única persona que quería abrazar era a Kathleen.Como si ella pudiera leerle el pensamiento, la vio asomarse con la cabeza agachada y los hombros caídos. Se veía muy triste.Por más que se sintiera desecho, Will formó una sonrisa dedicada solo a ella y se levantó para ir a su encuentro. No quería que Kath se percatara de lo mal que había ido la visita. Si tenía que fingir estar bien lo haría.—¿Ya se fue tu madre? —preguntó en un tono de voz tan bajo que incluso le costó escucharla. Después alzó el rostro y lo miró con aquellos ojos marrones que emitían demasiados sentimientos.—No te imaginas lo hermosa que eres —le dijo y le colocó ambas manos alrededor del
Kath despertó en los brazos de Will antes de que el sol saliera. El día anterior quedaría marcado para siempre en sus recuerdos.Se había entregado a él hasta dejarlo marcado en su alma. Lo amaría toda la vida y porque lo amaba ella debía hacer algo que sabía que los iba a destrozar a ambos.Kathleen no sabía cómo iba a poder soportar haber conocido el amor de esa forma para después perderlo. Ahora que sabía que él sentía lo mismo, esa decisión se hacía mucho más dolorosa.Pero supo que era lo correcto en cuanto escuchó a esa odiosa mujer amenazarlo. Ella no permitiría que él perdiera todo por su culpa. Sabía lo mucho que había trabajado para conseguirlo. Él adoraba a su madre por más que ella no lo mereciera y quedarse junto a él era obligarlo a escoger entre su familia y lo que sentía.Miró a William dormido, por su respiración sabía que había caído en un sueño profundo. Odiaba marcharse de esa forma y más saber que le iba a hacer daño, pero no se sentía capaz de decírselo de frente
Cuando Kath llegó a su antigua casa, se encontró de lleno con la soledad.Su hogar estaba solitario y polvoriento. Cuando tuviera la mente más calmada, hablaría con su familia para que regresara, tendría que dar muchas explicaciones.No quería seguir dependiendo de Will y que él pensara que en realidad solo estaba interesada en su dinero como su madre le había dicho. Pero era consciente de que estando embarazada no la aceptarían en ningún trabajo.Lo pensaría después, cuando hubiera asimilado el peso tan grande de aquella decisión precipitada. Cuando pudiera dejar de llorar y de sentirse poco por su clase social.Nunca le había pesado ser quien era hasta ese momento en que tenía que renunciar al amor de su vida por no ser suficiente.Se acarició el vientre y dijo en voz alta:—Tendré que aprender a vivir sin vuestro papá, pequeños, no sé cómo, pero tendré que hacerlo.****A Shirley le costaba caminar bien cuando James decidió que ya había tenido suficiente. Le dolía el cuerpo y tenía
Transcurrió una semana en la que Kath intentó poner su vida en orden sin lograrlo.Cuando encendió el teléfono, un día después de su marcha, un sinfín de notificaciones de llamadas perdidas llegaron a su teléfono. Un par de mensajes casi ilegibles fue lo último que supo de William.Por más que intentó entenderlos, no lo logró, aquello parecía haber sido escrito a zarpazos en lugar de con los dedos.Acabó por comprender lo que significaban cuando una llamada de su padre la sorprendió.Había decidido llamarlo para explicarle que debían abandonar la casa en la que se encontraban en ese momento y regresar a su hogar, pero no sabía cómo abordar el tema sin dar explicaciones. Él se le adelantó y no podía continuar apartando ese enfrentamiento.—Kath, hija —se escuchó la voz preocupada de su padre—. ¿Dónde estás? El señor Hudson ha venido esta mañana, parecía que le había pasado una apisonadora por encima, me alteré mucho cuando dijo que tenía la esperanza de que estuvieras aquí. ¿Qué ocurri
—¿Qué eso, Kath? —preguntó Clarisse cuando la vio quedarse lívida ante la foto.La imagen era una selfi, William estaba dormido en la cama. Su torso estaba descubierto. Shirley se encontraba de la misma forma y recostada sobre su pecho. Ella sostenía el teléfono y sonreía a la cámara.—Al parecer, tu nueva señora quiso enviarme un mensaje contundente —dijo Kath, intentando no mostrar los sentimientos que esa foto le provocaba.Era como tener un diablo y un ángel uno a cada lado de sus hombros. El ángel le decía es normal, Kathleen. Se van a casar, son pareja, tú lo abandonaste y ni siquiera le diste la opción de elegirte.Y el diablo se reía de ella y le susurraba que no le dio la opción porque tenía miedo de que no la escogiera. Prefirió huir a decirle que había escuchado la conversación y preguntarle de forma directa qué quería él. Para acabar, esa parte de su conciencia le decía que hizo bien en marcharse, porque tal como ella temía él no la hubiera elegido.La prueba la tenía fren