Al verme en el espejo me doy cuenta de lo confundida que me siento y de lo culpable que también me siento porque anoche, juro que lo intenté. Intenté sentir algo en la cama con Carter, me dejé llevar pero no funcionaba para hasta que su rostro apareció. Mi cuerpo tembló al no ver a carter si no a Abel sobre mi, mi piel se erizó por completo y gemí con las embestidas, él era delicado conmigo no era salvaje y eso me encantó sin duda alguna porque estábamos haciendo el amor, lo estábamos disfrutando.

El deseo voraz que me consumió y el placer que experimenté fue como la gloria en el paraíso hasta que desperté desnuda completamente y me encontré con el rostro de Carter. El se veía muy feliz observándome y admirando mi rostro como si fuera la única maravilla del mundo. No demostré mi desilusión y le devolví la sonrisa y justo cuando iba a levantarme Lucas entró a la habitación sacándome un susto enorme por lo que rapidamente me cubrí con las sabanas.

—¡Mamá, tengo hambre!. —Lucas se sube a