Las cosas como son

—Por esta ocasión dejaremos pasar este asunto solo porque eres la hija del señor Vlarios.

—Muchas gracias director.

Salimos de la oficina del decano y la mujer aún seguía con papel higiénico en la nariz. Mi hija en un arranque furia por la forma que se expresaba de mí, le dio un puñetazo que le rompió la nariz frente a todos.

—Perdón mamá —no me puedo enojar con ella

—Tranquila. Si estoy aquí es porque me asusté porque la llamada fue cortada.

—Oye, —dijo la mujer furiosa —¿Es enserio que no vas a castigarla por lo que me hizo?

Miro de reojo a Abel y entiende que la quiero lejos de nosotros por lo que la saca a empujones de la universidad desapareciendo de nuestra vista. Le sugiero volver a casa y ella acepta porque los demás jóvenes de su edad la miran como si fuera un bicho raro.

Si, con el tiempo descubrí esa parte violenta de mi bebé, algo que fue difícil de manejar pero que tuve que aceptar porque es mi bebé. Iba a subirme al auto cuando Violet me dice que tenía una llanta pinchad
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