Este capítulo es dedicado a Elizabeth Giraldo, siempre le das una oportunidad a André, jejejejej Chicas estamos entrando a una segunda etapa... muy agradecida con todo su apoyo
—Ella es Samara… Samara Raji… mi prometida… Kamile pasó un trago grande cuando pudo observar de cerca a la supuesta novia de André, que ahora mismo estaba abrazada con él de costado. No pudo evitar pasar los ojos hacia Connor, que parecía demasiado serio, y luego a esa sonrisa de André que ya conocía de ante mano. Era por la mañana, exactamente las ocho, y se encontraban en el edificio Roussel, en el centro de New York. Kamile había visto los artículos pequeños que fueron mandados a publicar por el mismo André desde Francia. Pero verlo anunciando su compromiso, no había sido tan impactante como lo era estar viendo esta imagen ahora de forma real. Tenía mucho por preguntar, sobre todo porque siendo su relacionista pública, estaba abollada de llamadas a todas horas, ya que la prensa quería respuestas, y respuestas rápidas. —Kamile Duncan… es… es un placer, Samara… —ella extendió la mano para dársela a esta chica que depuraba una inocencia en su mirada, y que, incluso, le creo malest
Samara se fue con Kamile en auto que André solicitó, a una boutique del cual la mujer le había hablado en todo el camino. —Te gustará… están los mejores diseños… luego iremos a otro lugar donde amarás las sandalias y todo lo que necesitas para hacer juego con tu ropa… aunque puedes decirme tus gustos y yo trataré de llevarte a algo que vaya de acuerdo con tu personalidad… por ejemplo esta ropa que tienes, es maravillosa. Samara se miró a sí misma, y luego negó. —Esto lo compro Connor… y solo lo eligió pensando que es algo que tú te pondrías… Kamile abrió los ojos quedándose sin palabras. —¿Connor te dijo eso? —Samara asintió. —Sí… —Bien, Samara Ammm, no estoy al tanto de lo que ha pasado últimamente con André, y estoy un poco perdida. Así que solo sabré de las cosas por ahora por ti… para mí es una sorpresa que André se vaya a casar, y él… parece muy interesado. Samara sonrió de forma sincera. —Creo que, el destino nos unió de una forma increíble… cuando vi a André por primera
Samara estaba colocando los platos junto a Ana, mientras el abuelo se acomodaba sonriente en la esquina de la gran mesa. Ella volvió la mirada al reloj antiguo que había en la esquina del lugar, y se sintió realmente angustiada porque André no hubiese llegado hasta ahora. Había llamado a Connor para comprobar si era posible que llegara a la cena, y este le había mencionado que salió antes de las seis del edificio Roussel, pero el reloj ya estaba por marcar las ocho. —La señorita Samara hizo este postre especial de manzanas… —comentó Ana terminando de servir, y en ese momento, Samara se giró hacia Pierre para sonreírle. —No creo que a André le guste verte haciendo estas cosas… Ella negó. —Me aburro sin hacer nada… estoy acostumbrada a trabajar… —¿A sí? Recuerdo que André me comentó que se conocieron en tus pasantías, pero aún no defino que es lo que estudiaste… Samara abrió los ojos cuando se dio cuenta de su error, y apretando los ojos, se apresuró en tomar asiento, mientras Ana
—¿A dónde iremos? —Preguntó Samara en el asiento de copiloto, mientras André apretaba su mano y le sonreía. —Vamos a un mirador… es el mirador Edge, una de las torres más altas de la ciudad. Por lo general, está repleto de gente, pero lo reservé para nosotros dos… hay algo que tenemos que discutir antes de la boda. Samara sonrió sin tener la mínima idea de cuál era ese mirador, y tampoco el asunto del cual tenían que hablar. Sonrió para André, mientras él hacia lo que ahora era costumbre para ella. Daba un beso cálido en el dorso de su mano. Esta semana, y los días que habían transcurrido en esta ruidosa ciudad, se habían vuelto un sueño para ella. No podía siquiera describir todo lo que estaba pasando en su alma con respecto a André, y lo único que tenía para decir, es que quería estar con él todo el tiempo posible. Cuando se iba al trabajo por la mañana, y ella se quedaba con su amiga de la universidad, Kamile, hablaban por mensajes de texto durante el día, y por la noche, el mi
—Si me sigues mirando de esta manera, no llegarás pura a tu noche de bodas, lo juro… —Samara parpadeó reprimiendo su sonrisa, y luego aclaró su garganta. —Quiero responder a lo que me preguntaste. —No lo he olvidado, solo te estoy dando tiempo. Entonces, ¿por qué el silencio? —Es porque de nuevo tengo miedo… André dio una fuerte aspiración, y luego con la mano pidió que alguien viniera. Samara se acomodó a su lado del sofá, y aunque a André le fastidió que se bajara de sus piernas, se quedó esperando que llegaran con un vino para ellos. Esta vez Samara no refutó, y antes de que el mismo sirviera una copa, llevó el pico de la botella a su boca, y dio un trago para probarlo. —Está perfecto… Todos sus modos, simplemente desarmaban a Samara, y aunque nunca había usado la palabra ni siquiera en sus pensamientos, era imposible negar que André era extremadamente sexy. Él podía mover esos hilos que jamás pensó que existían. No solo despertaba su parte sexual, André podía remover inclu
—Esto no debería ser permitido… —Samara se giró hacia Pierre que estaba sentado delante de ella mirándola con ensoñación. Le ofreció una sonrisa sincera, y luego volvió la mirada al espejo para ver cómo todo su vestido, se acoplaban a su cuerpo esbelto. Sus ojos estaban nublados por la emoción. Se sentía fuera de este mundo, en definitiva, mientras los nervios en su estómago estaban al límite porque solo quedaban dos días para la boda. Su vestido blanco tenía muchas capas que se extendían a lo largo después de su cintura, pero el diseño que habían hecho para ella, era totalmente arte para admirar. Debajo de todo él, había un cubrimiento delicado en seda que se ajustaba sutilmente a su piel para que el roce de las capas no irritara su cuerpo, y en su pecho tenía un estilo de pedrería que se extendía a sus mangas junto con el encaje elaborado y estilizado. También tenía un escote en la espalda, y según su estilista, ella debía entonar el diseño con un moño de novia en su cabello, p
—¿Me llamaste? —Connor llegó a una oficina privada, que André tenía dentro de su casa, cuando eran la una de la madrugada. Su guardaespaldas pudo ver que André estaba llenando nuevamente su vaso, y por la botella casi vacía, dedujo que tenía bastante tiempo bebiendo. También era destacable que toda la oficina en la planta baja estaba llena de humo. —Connor… estoy a horas de casarme… —la lengua de André era un poco enredada, pero Connor podía jurar que nunca lo escuchó hablar con tanta seriedad. Ahora mismo no estaba sonriendo, ni tenía su mirada maliciosa. Entonces Connor decidió por servirse un trago también y sentarse en su frente esperando para saber qué tenía por decir. —Lo sé… también me diste una invitación que decía “Connor y Kamile” En ese momento André soltó una carcajada amplia y luego aspiró de su puro para negar. —Realmente soy una mierd@, no tienes que decírmelo, pero no puedes negar que fue original, la cara de Kamile decía que quería matarme… pero en serio Connor,
Samara comenzó su caminata junto a Pierre, que sostenía su mano como si quisiera protegerla del mundo, mientras alzaba su cabeza hacia delante, sin un velo en su cabeza y con el buqué de calas, que Kamile había preparado para ella. El motivo del velo, tenía mucho sentido ahora. Anteriormente, este representaba su pureza, y sobre todo, el respeto que tenía a Alá en su cultura. La diseñadora le había dicho que no necesitaba uno para mostrarle al mundo sobre su inocencia, y tenía mucha razón. Además, este era un cambio radical que estaba haciendo su vida, y se conformaba con que Alá conociera su corazón. Ella desvió de vez en cuando la mirada a sus lados, y solo podía notar los ojos incisivos de toda la gente en ella, y justo cuando estuvo por llegar a ese lugar junto André, se dio cuenta de que, en la parte derecha, en las dos primeras filas, estaban esas personas, que André había contratado para hacer pasar como su familia. Le impresionó que dos niños de unos 8 y 9 años la saludaran