El sonido de los aplausos no se hizo esperar.Samara estaba consternada por la invasión de los Flashes, y también porque de cierta forma, este hombre parecía divertirse con el momento.—¡Mi nieto…! ¡Mi mismo hijo…! Cuan orgulloso estoy de ti, André… —Pierre los abrazó a ambos, y en ese momento, Samara pudo ver los ojos de André que la recriminaban por no estar sonriendo.Se esforzó mucho. Ahora mismo podía sentir una rabia desconocida. Estaba tan enojada que ni siquiera podía creer que toda esta ira estuviera contenida en su piel, y cuando André tomó su rostro para darle un beso y que este fuera captado por las cámaras, ella apretó su mano como si le hiciera una advertencia.—Me engañaste… —le susurró contra su boca, y André hizo caso omiso a su inconformidad.Cerró su boca con un beso, y apretó su rostro para que ella le siguiera la cuerda.A diferencia de otros momentos, ahora el millonario la besaba con una calidez casi imposible de creer, y sus ojos traicioneros, solo se cerraron
La calidez definitivamente había hecho que sus ojos se cerraran, ella no pudo evitar abrazar su cuerpo grande, como si este pecho la consolara de alguna forma.Como si todo lo que había llevado en sus hombros por tanto tiempo estuviese siendo cargado por otra persona, y una seguridad increíble, hizo que su boca soltara el aire.El aroma de André la invadió por completo, y pudo jurar que él también soltó el aire porque pegó contra su cabeza.—El abuelo… —Connor se quedó con las palabras en la boca cuando salió de la casa, e informar a André sobre que el abuelo los preguntaba, pero se quedó estático cuando vio a su amigo, el demonio, con unas alas improvisadas.Él parpadeó varias veces viendo la escena, pero cuando ellos se separaron por su interrupción, quiso meterse un golpe a sí mismo y se apresuró en terminar la frase…—El abuelo pregunta por ustedes… —Samara terminó de limpiar su rostro de forma delicada para no dañar el poco de maquillaje que le quedaba, mientras André arregló la
Samara abrió sus ojos cuando en la cama estaba dando vueltas sin poder conciliar el sueño, y se sentó encendiendo una lámpara a su lado, mientras restregaba un poco sus ojos.Miró el reloj digital para comprobar que eran la una y media de la mañana, y pasando un trago, de pronto sintió la necesidad de tomar mucha agua.Tomó una bata a su lado, y unas pantuflas de algodón que incluso eran de André, y caminó para salir de la habitación e ir por un poco de agua.Quizás había sido el vino de la cena, que en últimas instancias tuvo que beber cuando todos de pronto comenzaron con preguntas incisivas.La familia de André se había despedido a eso de las diez de la noche, pero se quedó conversado con Pierre una hora más, mientras él le ofrecía sus chocolates favoritos.Todavía recordaba que estaba un poco escéptico cuando le informó que André había tenido un asunto urgente, y no se había despegado de ella en ningún momento, porque se consideró responsable en ausencia de su nieto.Justo cuando
Samara se dio por vencida cuando luchó por una hora contra el cuerpo de André, y no obtuvo resultado.Connor se había ido dejando el café, que ahora debía estar helado en la mesita, y ella decidió no forzar sus brazos que ya le dolían.Se removió dejando caer su cuerpo hacia atrás contra la almohada, y ella pudo notar como el hombre se acomodaba para quedar lo más abrazado a ella posible.—¿André? ¿Estás despierto? Estoy agotada, pesas mucho… yo… —la boca de Samara soltó el aire, y colocando un brazo encima de su cabeza, cerró los ojos, mientras la otra mano la dejó extendida hacia abajo, al lado de su cuerpo.Era demasiado tarde, y por la lucha que tuvo que ejercer, su cuerpo se fue soltando, y poco a poco fue cediendo al sueño…En cuanto André escuchó la respiración lenta de Samara, abrió los ojos sin moverse del lugar. Era imposible quedarse dormido después de haber abusado de todo lo que consumió y bebió, y, además, de este olor a… «Dulce», que Samara desprendía de su cuerpo.Giró
André cerró la puerta y luego soltó un bufido mientras su piel se contrajo.«¿Qué había sido toda esa mierd@? ¿Y de dónde había salido?»Se estaba convirtiendo en un mitómano por excelencia y bajó rápidamente las escaleras, a pesar de estar sin camisa y con los pantalones de ayer.Fue directamente a la cocina, y luego tomó una botella de agua, porque su garganta quemaba.Necesitaba dormir un poco más, aunque sea dos horas para que su mente no colisionara, y luego se prepararía para tener otro día de Show frente a Samara y a su abuelo.Tres horas más tarde le avisaron que el desayuno estaba listo, como también que su abuelo se encontraba en la cocina junto con Samara y Connor. Estaba usando mucho más perfume cuando salió del baño, y dejó su cabello mojado cuando se puso una franela negra, y un pantalón de jean negro también.En el momento en que se asomó en la cocina, estaba Pierre muerto de la risa, mientras las manos de Samara estaban mezclando alguna cosa. Y aunque quería gritarle q
Samara se sentó en el auto, y miró hacia arriba para ver a André sonriéndole, mientras cerró la puerta.De un momento a otro Connor se pegó a su lado como si le dijera algo entre dientes, pero ella pudo notar como la sonrisa del millonario desapareció en un santiamén.«¿Habría dicho Connor algo que lo hiciera enojar?»André se subió al auto amplio y luego lo puso a andar mientras encendió el aire acondicionado. Ella se giró hacía él para detallar su perfil, y no pudo evitar preguntarle, cuando las ansias se la estaban comiendo viva.—¿Qué estás haciendo? ¿A dónde vamos?André se giró un poco hacia ella, y luego esbozó una sonrisa.Los ojos de Samara bajaron a su mano, que ahora tomaba la de ella de forma sutil. Estaba un poco aterrada por el cambio repentino de comportamiento. Ayer parecía odiarla y hoy… era diferente.—Vamos a pasear, te lo dije frente a mi abuelo… te mostraré París, o al menos una parte.—Pero… —ella trató de ser lo más sutil posible—. No necesitas hacer nada de est
Samara se unió más a André cuando el lugar comenzó a cambiar de forma.Había muchos autos estacionados, todos costosos alrededor, mientras mujeres y hombres entraban a un gran lugar, de donde salían luces, y música a reventar.Ella abrió los ojos desmesuradamente cuando vio a las chicas con vestidos excesivamente cortos, y blusas escotadas.Ella había elegido un vestido hasta los tobillos tipo egipcio, y tenía unas sandalias bajas que la hacían ser más pequeña de lo que era, al lado de André. Pero por supuesto estaba segura de que no se dirigían a este sitio brillante que parecía atraer a la gente como a la luz.De un momento a otro los pasos del millonario se detuvieron, y girándose hacia ella, le envió otra sonrisa destructora.Este hombre estaba acabando con sus nervios.—Hemos llegado… —cuando André informó, ella giró la cabeza para notar que sí, este sitio al que nunca entraría por su propia voluntad, era el supuesto lugar a donde la había traído, pero ¿Para qué?Estaba loco.Él
André estaba sentado en una silla frente a la cama donde Samara dormía, mientras soltaba el humo de su boca, y mantenía el puro en sus dedos. El reloj marcaba las cuatro de la mañana, pero él no había podido dormir debido a sus pensamientos. Habían pasado tres días desde ese beso que se había quedado marcado en su piel todo este tiempo, y su cabeza jodida, solo repetía la escena una y otra vez, estremeciendo su cuerpo con rudeza. Se sentía enfermo, tanto que ahora le gustaba ver a Samara dormida mientras sus ojos la detallaban. Esto no era solo por deseo, quería verla para entender qué le atraía de ella, o qué mierd@s era lo que tenía para joderlo de esta forma. Se levantó de forma silente y apagó el puro, para luego irse a la terraza y pensar qué iba a hacer si no lograba conseguir su cuerpo. Cerró los ojos. Por supuesto, ella no aceptaría dinero, y el que no se adecuara a sus métodos, solo lo exasperaba más. Durante estos tres días no habían hablado ni una vez de aquel beso, p