Siento el sonido del despertador perforarme nuevamente el oído como una rutina diaria, lo golpeo y me levanto mientras lo veo en el suelo. Arrastro mis pies hacia el baño, entro a la ducha y en lugar de colocar agua caliente, cosa que me desagrada decido darme un buen desperton con agua fría.
Primero mi pie toca el agua, y así todo el recorrido de mi cuerpo hasta sentir como mi cabello se empapa de agua fría. Puedo escuchar la voz de mi madre diciendo "Te enfermeras si te bañas con esa agua la cabeza tan de mañana" pero ahora solo quiero despejar mi mente y por así decir mi vida, desde hace mucho tiempo que me gusta bañarme con agua fría y ahora es como algo vital para mi vida.
Salgo y decido cepillar mis dientes, aliso mi cabello, no deseo tomar el desayuno pero considero que mi pequeño Rocky Balboa Jáuregui no piensa lo mismo, así que mejor le coloco un poco de comida, para que tampoco me estropee el auto mientras hacemos el viaje hacia el trabajo.
Tomo mis bóxer y me comienzo a vestir, luego sujetador, medias, pantalón de vestir, camisa de botones color negra y mi chaqueta a juego. No coloco casi nada de maquillaje, ya que no soy muy fans que digamos de ellos, así que tomo mi mochila y llevo a Rocky hacia mi auto.
"Te amaran si te conocen hasta los secretos, Lauren no seas tan insegura" escucho ese consejo de mi hermana cuando tomo el volante. Odio este sentimiento de vacío y falta de llenura, este sentimiento que me hace mierda diariamente. Es algo inexplicable ese sentimiento pero igual está allí así que lo único que toda es lidiar el día con él, metido en mi pecho.
Soy una chica con un miembro de chico, esto atrajo burlas y algunos golpes en el instituto, pero no me hizo menos débil, sino más insegura. Mis secretos se los han llevado mis familiares a la tumba, y mi mejor amiga lo guarda en el lugar en donde este. Del resto es eso, un secreto que prefiero mantener, no pienso volver a mi paso, a tener nudillos y labios llenos de sangre, así que en donde está, allí está bien.
Creo que eso paso a segundo plano cuando la depresión llego a mi vida, no me dan ganas de conocer gente, tampoco de hablarles, ni muchos menos socializar cuando sé que a la mitad de la noche me levando a llorar y termino como un bebé en el suelo.
No quiero que nadie acarree con lo que es mi miserable vida ¿Quien quisiera eso? Ni yo misma, pero vivo con ello o bueno viviré con esto hasta que tenga valor para…
El paseo en auto es un poco lento por las colas que encuentro en todo el camino, autos mal estacionados, semáforos en rojo o algún persona pasando a los niños, aunque luego de todo el contratiempo llego igualmente a tiempo para mi trabajo, dejo al pequeño Balboa en la guardería canina y me dispongo a subir como siempre a mi oficina.
Y como siempre, ignoro a todos y entro a ella, tiro mi mochila en el sofá y yo luego de encender mi computador dejo caer mi cuerpo en la silla.
Comienzo a girar la silla como la primera vez que me la dieron. Mi mayor juego era girar la silla, cerraba los ojos y giraba en mis tiempos libres, luego me do miedo a dañarla y dar una explicación tan estúpida como "La rompí jugando a girar" así que ahora lo hago debes en cuando.
Tengo los ojos cerrados mientras siento el ligero viento de las vueltas, pero luego ocurre algo que me deja un poco en estado catatónico.
Abro mis ojos de golpe cuando siento que alguien detiene la silla, veo a Camila delante de mí con una sonrisa juguetona, pero antes de que pueda articular algunas palabras ella se está sentando en mis piernas.
-Vamos Jáuregui ¡Gira!- dice con ese tonito en su voz que desborda emoción y complicidad, recuesta su espalda en mi pecho esperando que haga mis movimientos.
Siento mi cuerpo tensarse y por un momento con ganas de lanzarla al suelo, pero mi otra parte del cerebro me dice que estaría mal tirar al piso a una mujer, así que coloco mis manos en los apoya brazos y comienzo a girar con ella encima de mí.
Siento de nuevo el toque del ligero viento pero ahora también el toque de las manos de Camila en mis manos para llevar mis brazos a enrollarse en su cintura, todo lo hizo con extremadamente sutileza.
Y aunque no estaba muy segura de hacerlo, la apreté hacia mí. Sentí como un instante de felicidad se acurrucó en mi corazón, sentí el delicioso olor a perfume que emanaba y me entregue por un momento a ella. Aunque ella realmente no lo supiera.
Escuchamos como tocaron mi puerta, yo di un ligero salto intentando apartar mis manos de su cuerpo pero ella no lo permitió, sino que lentamente se fue separando de mi hasta estar ahora sentada en la silla frente a mi escritorio.
-Buenas a mis trabajadoras favoritas- comento nuestro jefe con cierta gracia para sentarse en el otro sillón al lado de Camila. -Tan de mañana y ya juntas ¡Perfecto!- froto sus manos con emoción.
-Buenos días- dice Camila y yo respondo un poco ausente, y con un ligero toque de miedo porque sentí que él sabía lo que ocurría aquí.
Nada propiamente sexual, pero para mí más que eso, sentirme desnuda por un instante con Camila fue como un remolino en mi propio ser. Y deseo que ella no lo haya sentido.
Escucho en la lejanía lo que quiere decir el jefe, no me quiero sentir culpable a nada, así que prefiero tomarme mi vergüenza y preguntarle a Camila más adelante que fue lo que dijo nuestro jefe. Mi mente se ausenta y por un momento ellos se dan cuenta.
Creo que dejan de hablar cuando mi mirada está enfocada en la pequeña biblioteca en mi oficina. Cabe destacar que tanto Camila como yo tenemos nuestras oficinas por un esfuerzo ampliamente ganado, que el jefe decidió recompensar con la excusa de "Necesitan su propio espacio laboral por su gran trabajo, espero aprecien mi muestra de gratitud" y válgame Dios que si se lo agradezco. Esta oficina ha sido testigo que innumerables horas de llanto y segundos de felicidad, que nadie sabía.
-¿Jáuregui?- me llama mi jefe.
Siento mi cara arder y al parecer ellos también cuando me dedican una ligera sonrisa.
-Estas como en otro mundo- dice mi jefe y siento esa ligera mueca de comprensión en la lejanía, asiento y cierro mis ojos.
-Disculpen, solo pensaba un poco en los planos- miento.
-¿Y qué te parecen?- pregunta ansioso, aunque a diferencia de él, Camila me mira curiosa.
-Que debemos ponernos al tanto de una vez- él alza sus brazos y se levanta para salir.
Camila aún ríe de la expresión de nuestro jefe y luego me dirige de nuevo la mirada.
-Lamento si interrumpí algo esta mañana-se inclina hacia mi escritorio, yo niego rápidamente mientras mi mirada esta fijamente en la de ella.
-Debes en cuanto, lo suelo hacer- acomodo mi cabello y ella asiente con una ligera sonrisa.
-Gracias por entonces compartirlo conmigo, Lauren- termina y se levanta, la veo caminar hacia la puerta y antes de abrirla se gira. -¿Porque no te gusta la navidad?- pregunta casi en un murmuro mientras ve la oficina en tonos habituales, sin un mínimo adorno.
-No todos vivimos la vida que queremos- le contesto y miro a la biblioteca. Escucho la puerta abrirse y cerrarse.
La vida va y viene en un santiamén, las cosas no siempre van a estar a la altura de lo que pensamos o queremos. Las cosas varían dependiendo de la humanidad y de quienes les rodean, de cómo sorteamos a la gente en los caminos o como silenciamos nuestros labios de un vil comentarios. La vida brinda un millar de sensaciones entre las cuales tratamos de esquivar, intentamos llegar a nuestro destino cuando realmente estamos en el o quizás eso es lo que se quiere pensar.¿Cómo hundir tu alma en la miseria? Estamos seguros que esa pregunta tiene fácil respuesta pero ¿Queremos saberla?Camine por el espacio de mi oficina, no quería admitir, no quería decir o mucho menos confesar la desgracia que acongoja mi corazón, nadie merecía ver mi lastima, nadie merecía ver mis heridas, aunque las del corazón era más profundas de las de mi cuerpo.Toco el centro
Doy varios pasos dentro de mi oficina, puede que algunos encuentren encerrado vivir de la forma que yo lo hago, pero simplemente no. A veces cuando te encuentras sumido en tus pensamientos las cosas, situaciones o las diferentes circunstancias fluyen, pero tú, tú no sabes cómo.No es como si me queje de los mismos pero ahora solamente estoy tratando de enfocar mi mente en terminar el hermoso centro comercial.Había pasado ya una semana desde que Camila se había quedado en mi casa, y realmente no sé cómo decirme esto a mí misma, porque lo veía venir. Ella fue muy amable en hacer un rico desayuno y luego desapareció.No es como si se esfumara pero lo hizo, como un precisó y planeado acto de magia, no llegue a pensar que ella lo haría, pero lo hizo. Tiene una semana que ha desaparecido de mi vista, los tres primeros días se esquivó, el resto no volvi&oacu
Las bocanas de aire se van disminuyendo de mi sistema. Tengo medio, es una confesión algo tonta en esta situación, cuando se toman decisiones firmes la cobardía no es el mejor amigo, ya que tenemos una lista de cosas pendientes en nuestro pasado. Las decisiones que tomes te perseguirían por todos los tiempo, o algo así dijo mi madre cuando había tomado la decisiones de hacer mi primer tatuaje, no le tome mucha importancia aquel comentario, era joven, tenía algo de dinero y porque aún me gusta el tatuaje que me hice ese día.Antes eso era la gran estupidez que había hecho, ahora no se si considerar esto como lo más alto. Tendría que tener un raking de "Cosas estúpidas que hare de las cuales estoy consciente que son estúpidas pero aun así las hago". No me molesta en absoluto pensar que son estúpidas, pero la mayoría de todas
Había pasado ya una semana desde que Camila había descubierto la carta en la oficina de mi departamento ¿Puedo describir como me siento? No, no puedo. No es como si no quisiera es que me estoy tratando de tragar todos esos sentimientos que quiero dejar salir a flote o por así decir, aquellos sentimientos que ya conozco de los cuales no quiero volver aceptar, me lamento que ella la haya encontrado pero de allí en adelante no puedo detener las consecuencias de una acción que cometería si ella no hubiera accedido a ir a mi departamento y tocar la puerta en aquel momento.Debo admitir que hacer llorar a Camila no estaba en mis planes, ni mucho menos hacer que ella de una u otra manera dijera aquella frase, no estaba en ningún remoto plan. Simplemente me hubiera gustado que ella no entrara en mi vida, ni en mi sistema, ni en mi corazón como lo estaba haciendo de poco en poco. No quería porque sab&i
Estaba sentada en el comedor de mi departamento y comencé a mirar alrededor, había pasado ya algunos días desde que había llegado mojada al oficina y Camila había accedido a secarme por así decir con una toalla que traía consigo el perfume de ella, el perfume que me remitía al atardecer. Tenía la mente tan pérdida que me fue inevitable detener cualquier acción que estaba teniendo ella en ese momento.Me detengo un instante a mirar todo alrededor, cada detalle de mi lugar, el lugar que adquirí hace algunos años y que al final no cambio mucho, lo había amueblado con colores oscuros y bastantes fríos, lleve lo que era mis pensamientos hacia la realidad, transmite eso a mi alrededor e incluso a cualquiera que llegue a pisarlo, así que no es más que colores oscuros y una gran variedad de grises, negros y marrones rodeándome diariamente.
Se supone que uno debe guardar el regalo en una bolsa de regalo pero es algo de lo que no me percate en comprar mientras la mujer estaba encima de mí fastidiando mi existencia preguntando a diestra y siniestras cosas de las cuales no tenía respuesta ¿Por qué hacen eso? Ni siquiera puedo considerar que era que mi mirada estaba en ella, era que quería que ella se apartara de mi vista, no deberían ser tan asfixiantes. Se supone que ya mañana debo buscar a Camila y ella me ayudara llevándome a ciertos lugares de los cuales estaba completamente segura me gustarían.Pero ahora volviendo a lo que nos lleva la mente ¿Si lo enrolló en papel periódico se vería bien? No lo creo, sé que he visto algunas personas hacer eso pero no sé si quede ¿En papel revista? tengo esos papeles sobre la mesa, es lo único que tengo en casa para por consiguiente envolver un
Estamos sacando todas las cosas que habíamos comprado en las diferentes tiendas, algunas estaban en los muebles con un poco más de cuidado y otros en el suelo junto a nosotras, Rocky por su parte estaba tirado en su camita panza a arriba durmiendo luego de la comelona que tuvo gracias a todo lo que tanto Camila como yo le guardamos.Algunas de las cosa Camila las admiraba un poco más, a veces miraba alrededor y creo que era tratando de ubicar el lugar exacto para ser colgado, no me interesa si debo comenzar a martillar o lo que sea, si ella lo quiere colocar en algún lugar allí se colocaría.Me detengo un instante a mirarla de reojo, veo como su sonrisa varía dependiendo de lo que está mirando, cuando ve las botas su mirada es de un brillante reluciente como cuando saca algo más que le fascine.¿Le podre gustar yo? aú
Estoy mirando a Camila moverse por la cocina en busca de las cosas para completar, se mueve como si siempre hubiera pertenecido a este lugar, es bastante intrigante porque suele hacer todo como si lo conociera y si no lo conoce hace como que sí, curioso ¿Cierto? Si, si lo es porque no ha estado tanto aquí pero al mismo tiempo hace la visión de que sí lo que lo hace sentir cómodo.Aún recuerdo como mi madre hacia el pollo al horno. Cuando había lavado los platos del desayuno, tanto el mío como el de Camila ella me hizo una peculiar pregunta ¿Como hacia tu madre el pollo al horno? No respondí, no por no querer decírselo, es que realmente mi madre me enseño hacer toda la comida de navidad por si en algún momento ella no estaría, nunca acepte eso de ella.Me negué el pensamiento cuando lo hacía expertamente y solo