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Capítulo 10: Cena navideña

Estoy mirando a Camila moverse por la cocina en busca de las cosas para completar, se mueve como si siempre hubiera pertenecido a este lugar, es bastante intrigante porque suele hacer todo como si lo conociera y si no lo conoce hace como que sí, curioso ¿Cierto? Si, si lo es porque no ha estado tanto aquí pero al mismo tiempo hace la visión de que sí lo que lo hace sentir cómodo.

Aún recuerdo como mi madre hacia el pollo al horno. Cuando había lavado los platos del desayuno, tanto el mío como el de Camila ella me hizo una peculiar pregunta ¿Como hacia tu madre el pollo al horno? No respondí, no por no querer decírselo, es que realmente mi madre me enseño hacer toda la comida de navidad por si en algún momento ella no estaría, nunca acepte eso de ella.

Me negué el pensamiento cuando lo hacía expertamente y solo lo refleje a que era necesario siempre saber preparar de comer, nunca lo asocie a su falta o ausencia como en el año siguiente ocurrió, uno siempre vive negando la ausencia de sus padres, nunca esperas que eso realmente pase, pero cuando pasa no tienes alguna palabra para decir.

Aprendí a preparar el pan, el pollo, la ensalada, los acompañantes, los dulces y postres. Me encantaba estar metida en la cocina la mayoría del tiempo, porque aunque muchos esperaban un regalo, yo solo caía rendida de haber hecho todo lo que me gustaba, la cocina siempre fue mi fuerte, además así sentía que santa podía llegar fácilmente si estaba dormida a tope, aunque mi regalo siempre fue que ella me dejara cocinar a su lado.

Mis padres y hermanos siempre fueron mi refugio a todas las barbaridades que solían decirme en la escuela por tener miembro y aun así ser una chica. Me acostumbre a que hundirme en la cocina todo era más hermoso y sabroso, no entendí porque termine estudiando arquitectura si a la final me apasionaba cocinar.

Supongo que sería por el hecho de que cocinar me recuerda a mi familia, y no es que no los quiera recordar por las cosas buenas que hicieron para conmigo y mis hermanos, sino que la nostalgia siempre se acomoda en mi pecho y me hace hundirme en la depresión, asumí que cocinar me llevaría a recordar y recordar a llorar. Considero que fue eso.

No quiero volver a tener que acercarme a una psicóloga, desde que hui aquel día de aquella consulta me dije que no volvería mas a esos lugares, sé que tengo el mundo hecho mierda, no soy ciega ante ello. Pero prefiero eso en mi mundo que realmente acercarme, no digo que ellos sean malos, pero no quiero.

Asumo que cada uno tiene sus problemas para solucionar allí, pero considero que lo mío no es algo para ir a un psicólogo y que cuando le diga que a veces amanezco y escucho algunas frases de mi familia, intenten medicarme o incluso pasarme por loca.

Sé que lo escucho, pero a veces siento que es mi propio pensamiento recordando lo bueno que ellos tenían conmigo y no una locura, soy cuerda en muchos aspectos, se dónde estoy y a donde voy al final del día, sé que el suicidio es un tema recurrente pero aun así estoy de pie mirando hacia el horizonte o ahora a Camila que esta hacia el otro lado de la isla.

-Sabes- murmuro mientras aparto la servilleta con la que estaba jugando al momento de perderme en mis pensamientos.

-Dime- Camila se inclina en la isla apoyando sus codos.

-Recuerdo como mi madre hacia el pollo- confieso, ella me da una sonrisa amplia.

-¿En serio? ¿Te apetece?- me pregunta demostrando la emoción de aquella confesión.

-Lo hacía yo- dije dándole una sonrisa, sus cejas se alzaron en asombro y comenzó a frotar sus manos entre sí.

-Me gustaría probarlo- Camina hacia mi espacio y me toma el brazo para levantarme poco a poco -Quiero comer algo hecho por ti- camina de espaldas llevándome hacia adelante hasta que veo que su espalda pega a una de las encimeras y yo seguí caminando hasta quedar pegada a ella.

Estábamos a centímetros cuando nos dedicamos una sonrisa, su mano estaba en mi abdomen haciendo círculos leves, mis manos estaban a cada lado de ella, apoyadas en la misma encimera en la que ella estaba recostada.

Estábamos muy cerca aun mirándonos a los ojos cuando el sonido de mi teléfono nos sacó, no nos alteramos, ya me había acostumbrado a que simplemente no fuera de agitarme o asustarme en diferentes situaciones.

Me separe mientras seguía escuchando el teléfono, simplemente mire la pantalla, vi el número y se lo pase a Camila, realmente me daba igual que era lo que dijera o pensara.

Voy hacia la nevera y saco el pollo entero mientras la veo llevarse mi teléfono a su oído -Aló- contesta mirándome fijamente. -Buenos días jefe- le dedique una sonrisa mientras lo dejaba en el lavaplatos. -Sí, esta aquí ¿Desea hablar con ella?- pregunta, me agacho mientras niego busco una bandeja alta para ubicar el pollo. -Entiendo, si se lo diré- Cuando estaba en busca ella poso su mano en mi cabello y comenzó hacer caricias leves, lentamente me levante cuando la había conseguido -Feliz navidad a usted también- dijo antes de colgar y dejar el teléfono de nuevo en la isla.

-¿Quería?- pregunte llevando el pollo a la bandeja. Me gire y busque todo lo que necesitaría.

-Desearte una feliz navidad, simplemente podrías haberle respondido- la vi encogerse de hombros mientras pasaba sus manos por mi cintura. -¿Te tomarías una foto conmigo?- preguntó. Creo que había pasado un buen tiempo desde que había tomado una fotografía personal, ya que cada vez que se termina un trabajo que es aceptado suele tomarse una foto. Pero así simplemente no, recuerdo que la última fue tomada por el teléfono de Taylor esa noche.

-Sí, claro- comente, la vi soltarse de mi para ir en busca de su teléfono. Mientras tanto comencé a colocar salsa de soja e inglesa y comencé a untarlos bien, luego agregue salsa BBQ cuando veo a Camila tomándome una foto preparando el pollo.

-¡Maravilloso!- dice tomando otra, sigo untando la BBQ y luego le comienzo agregar adobo, cúrcuma, sal gruesa, pimienta, trituró ajo y le agrego esa pasta, lo mezclo todo logrando que el jugo que quede se mezcle y sirva para bañarlo, tomo tres naranjas y las pico, poco a poco voy exprimiendo hasta sacar todo el jugo, vuelvo a mezclar para ahora si lavarme las manos. -Tengo hecha agua la boca- escucho a la Camila acercarse a olerlo. -¡¡Uhh!!- veo como se coloca delante de mí, y lleva mis manos ya limpias a su abdomen, ubico mi barbilla en su hombro, hace una sonrisa ladeada mientras ella sonríe mostrando su lengua entre sus dientes, estoy viéndola a ella hasta que siento el flash.

Me alejo un poco mientras la veo observar la fotografía -No salí tan mal ¿O sí?- pregunte, ella alza su mirada y me saca la lengua en forma de juego, me la quedo mirando con una sonrisa ladeada.

-Es imposible que salgas mal- comenta dando un beso en mi mejilla. Le dedico una sonrisa y saco pimentón, ají, cebolla. Busco la tabla pico todo en juliana y en pluma antes de tirarlo todo en la bandeja junto al pollo y todas las salsas juntas.

-Ahora lo dejamos macerar por lo menos una hora- digo buscando papel aluminio para luego taparlo muy bien.

-Ya quiero comerlo- dice Camila mirando hacia donde coloco el pollo, me rio junto a ella por su impaciencia.

-Sí, también era impaciente- confesé, Camila estaba mirando hacia mis labios mientras se mordía su labio inferior. Ella se fue echando hacia atrás hasta quedar de nuevo apoyada en la isla conmigo frente a ella. Sus manos estaban en mis brazos sintiendo la ligera forma de apretar de sus dedos.

Lentamente pose mis manos en su cintura antes de subirla y sentarse en la isla, la vi mirarme con una sonrisa antes de posar sus manos en mis hombros, ella abrió sus piernas logrando que me ubicara entre ellas, mis manos aún estaban en su cintura y mis labios a centímetros de los de ella, sentía mis manos sudar.

Y realmente creo que no era el momento, porque cuando estábamos a milímetros  sintiendo su respiración muy pero muy cerca, el timbre sonó. La escuche bufar y por mi parte solo me estaba riendo de su frustración. Me aparte de ella, la ayude a bajarse y fuimos las dos hacia la puerta.

Estaba un chico un poco más bajo que yo, llevaba una caja enrollada y otra más pequeña -¿Camila Cabello?- pregunta, veo a Camila asentir. Me acerco y tomo las cajas para que el chico le pasara la libreta de anotación de la firma.

Mientras voy a dejar las cajas en los muebles veo mi cartera, y llego de nuevo a la puerta -¿Trabajas hoy?- pregunto extrañada. El chico asiente.

-La comida en la mesa no se coloca sola- se encoje de hombros, abro mi cartera y saco doscientos dólares y se los paso. El chico por un instante esta sin palabras, estiro mi mano y la se estrechó antes que me atraiga para un abrazo. -¡Gracias! ¡Feliz navidad!- se separa y nos asiente antes de girarse y comenzar a bajar, la gente y sus felicitaciones de navidad, soy un suspiro antes de cerrar la puerta.

-Eso fue lindo- dice Camila tomando la caja más pequeña para llevarla a la isla, dejándome la más grande, que obviamente la tomo y la sigo. No digo nada, solo escucho sus palabras y asiento en respuesta a lo que dice.

-¿Es lo que mandaría tu mamá?- pregunte mientras la veo enfrentarse al problema para desanudar el cordón que traía la caja. -¿Quieres ayuda?- pregunte, existen mujeres que desean hacer todo ellas solas, así que mejor pregunto antes de que ella pueda resultar ser una de ellas.

-Por favor- la veo suspirar y la ayudo a desatarlo lentamente. Abro la caja pequeña y al terminar comienzo a desatar la más grande, todo bajo su atenta mirada y la impaciencia en sus manos.

-Listo- digo cuando quito las tiras, es algo de su madre así que considero que sea apropiado que ella sea la que los habrá.

-Nos mandó un regalo- Saco de la caja dos cajas más, una tenía su nombre y la otra tenía mi nombre, lo miro sorprendida, no recibo un regalo desde lo que no recuerdo realmente. Los ubico en la mesa antes de que Camila comience abrir la otra. -Nos mandó unos dulces y postres, y más comida- dijo sacando todo poco a poco.

-Creo que es mucha comida ¿No?- digo con una sonrisa cuando la veo mirar todo con hambre, ya entendí porque mando tanto ¿Se llenara con eso? Ladeo mi mirada en su dirección.

-¡Si! Pero nunca es mucha comida- alza sus manos y la ayudo a bajar sin despegar su rostro de la comida expuesta.

**

Habíamos sacado del horno el pollo hace una hora y ya Camila quería comérselo de una vez, le había atajado con los brazos antes de que entrara con todo a comérselo como si no hubiera un mañana, eso dijo ella misma. Ahora estábamos vistiéndonos, se supone que Camila debería de vestirse primero que yo, ya que ella es de las que puede tardar más.

Como no tenia dos cuartos, nos tocaba cambiarnos en el mismo y aunque algunos lo encuentren un poco incómodo simplemente no fue así, Camila se bañó y cambio en el cuarto. Yo tome una ducha en el baño extra y luego de colocarme mi ropa interior entre a la habitación.

Camila estaba en el baño con la puerta abierta maquillándose, ella debía evitar verme como yo a ella, según era explícitamente lo que había dicho. Yo abrí mi armario y saque un jeans negro rasgado en las rodillas, me los coloque después de ponerme las medias, nada fuera de lo común.

-¿Te lograste bañar bien?- pregunta Camila desde el baño, aquello me dio gracia ¿Porque no me bañaría bien? Eso es ilógico ¿Piensa que no se me bañar si no es mi baño? Niego mientras pienso en mi pregunta interna.

-Si claro ¿Y tú?- pregunte mientras sacaba una camiseta de AC/DC color negra y me la colocaba.

-Sí, fue maravilloso- comento aun desde el baño. Estaba sonriendo mientras peinaba mi cabello en el espejo que tenía en mi armario. Me maquille muy leve, que era casi nada a comparación del tiempo que Camila estaba usando y me coloque colonia.

Busque mis botas para comenzar a colocarlas y al final una chaqueta de cuero negra. No era que no había usado algo parecido, no era ropa nueva la que estaba usando, nuevo tengo trajes pero no esperaba pasar esta navidad con alguien y tampoco me percate de comprar algo nuevo porque estaba más pendiente de otras cosas a eso pero a diferencia, Camila nunca me había visto vestida así.

Salí de la habitación en busca que Rocky, le había colocado una de sus chaquetitas y uno de los moñitos nuevos del día anterior, le había agregado perfume y estaba muy hermoso sentado en el sofá en todo su esplendor.

-Aquí estas- dije acercándome a darle un besito en su cabecita. Busque el teléfono y le saque una fotografía, estaba hermoso con su ropita, debo admitir que me gusto haber gastado dinero en él.

-Sí que están preciosos- escuche la voz de Camila y un flash de la nada.

Me gire para centrarme a mirar a Camila con unos jeans negros de corte alto, un top color rojo, unas botas negras, su cabello suelto liso, y un maquillaje que le estaba quedando maravilloso, además que sus labios tenían un toque rosado suave.

-Usted...- mis palabras estaban un poco anudadas en mi garganta -Usted se ve muy hermosa- me levante y camine hasta ella.

-Hueles muy bien- dice ella dándome un abrazo.

-Usted es un atardecer- cerré mis ojos cuando nos quedamos un largo rato abrazándonos.

**

Esa parte del día Camila se encargó de tomarnos algunas fotos, juntas, separadas, con Rocky, a Rocky solo, sirviendo la comida, cuando me estaba quitando la chaqueta, le tome una cuando se cansó de las botas y las tiro algún lugar de mi departamento.

-Debo admitir que estaba delicioso- dijo estirando sus manos hacia atrás. -¡Argh!- enfoco su mirada hacia mí que no había dejado de mirarla desde que tiro sus brazos al aire de lo satisfecha que estaba al comer.

-Amas comer ¿Verdad?- pregunto tomando los platos de la mesa para llevarlos al lavaplatos.

-Sí y amo otras cosas y algunas personas también- dice mientras me abraza por la cintura. Ya me había quitado las botas al igual que ella, estábamos en medias, me había sacado también la chaqueta y así estaba lavando los platos, un poco más y me desnudo, digo con cierta gracia al darme cuenta, bueno quizás fue un poco exagerado.

Deje todo ordenado antes de sentir como Camila quitaba sus manos de mi abdomen -Le he mandado algunas fotos a mi familia ¿Te molesta?- pregunta cuando estaba frente a ella, la alce y la senté como antes en la isla.

Me ubique entre sus piernas -No, para nada- dije dándole una sonrisa, sentí sus manos en mis hombros y luego en mi cuello, mis manos en su cintura.

-Yo...- por primera vez sentí que sus palabras no estaban saliendo de sus labios -Eres muy atractiva- susurro cerca de mis labios, ladee una sonrisa.

-Me parece que también lo eres, Camila- comenté.

Acerque mi rostro sutilmente, estábamos igual a milímetros como en la tarde, solo que esta ves nadie llamo, nadie toco la puerta y mágicamente sentí sus labios tocar los míos, suave y delicado.

Un mundo de sueños.

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