El ultimo bocado del pastel que había traído Camila para almorzar había sido aun de alucinante como el bocado que me comí en la casa de sus padres, puede que sea una tontería para algunos pero aun siento el sabor que suele tener la grasa de la crema en mis labios. No soy fans de las cosas dulces, algunas pocas veces es que puedo considerar que he gozado del sabor de algo delicado como el dulce. Pero hoy valió toda la pena que se merece habérmelo comido, habérmelo disfrutado y haberlo saboreado.

Ahora me encuentro moviendo poco a poco la silla que gira ligeramente a cada lado, hasta que doy la vuelta y me quedo admirando la belleza de la puesta de sol. No logro entender cómo es que Dios lo creo todo, pero la belleza de las tonalidades está inundando mi mente como cada que lo logro ver.

A veces quisiera que mi departamento sea más y m&aacut