capitulo Cinco:

Helena baja del autobús y entra en su casa. Exhausta, se desploma en el sofá que está junto a la puerta, abrumada por un día que ha sido demasiado intenso. Cierra los ojos y casi de inmediato siente la suave presencia de su pequeño gato, Felipe, que se acerca, buscando su habitual bienvenida y un poco de comida.

—Hola, mi Feli. ¿Tienes hambre? —murmura Helena, levantándose del sofá para dirigirse a la cocina y servirle su comida favorita.

Después de alimentar a Felipe, decide darse una ducha para aliviar la tensión que aún siente. No puede dejar de pensar en lo ridículo que es Alejandro Montenegro. ¿Cómo es posible que alguien como él, con ese carácter frío y autoritario, esté a punto de hacerse cargo de la empresa? Durante años lo admiró y soñó con trabajar junto a él, pero ahora ese sueño parece más una pesadilla.

Ya más tranquila tras la ducha, se pone ropa cómoda y se acomoda en el sofá con el control remoto en la mano. Una buena película romántica es justo lo que necesita para desconectar antes de ponerse a trabajar en su trilogía. Pero sus pensamientos son interrumpidos por una llamada en su celular. Al ver la pantalla, reconoce el número de Amelia, su manager, y sin dudarlo, responde:

—Hola, Amelia.

—Hola, Hele. Te noto apagada, ¿estás bien? —pregunta Amelia con preocupación, notando enseguida el estado de su amiga.

—Estoy bien, solo tuve un encontronazo con Alejandro Montenegro.

—¿Alejandro Montenegro? ¿Ya lo conoces? —pregunta Amelia, sorprendida.

—Desafortunadamente, sí. Hoy me presenté en Ediciones Montenegro para el puesto de editora en jefe. Alejandro me acusó de aprovechar mi amistad con Tony para conseguir el trabajo, y no pude evitar decirle todo lo que pienso de él.

—Pero siempre fue tu ídolo, Hele. Soñabas con trabajar a su lado.

—Te aseguro que ya no siento lo mismo.

—Estás enfadada ahora, pero cuando te calmes, puede que cambies de opinión. Al menos, eso espero —dice Amelia, consciente de la magnitud de la oportunidad que tienen entre manos.

—¿Qué sucede, Ame?

—Hele, hace unos minutos recibí una llamada del departamento de marketing de Ediciones Montenegro. Quieren ayudarte a publicar la trilogía que anunciaste en redes sociales.

—Oh, Dios… Algo me comentó Tony, pero no sabía que estaban tan interesados.

—Están desesperados, Hele. Desde que lo anunciaste, todas las editoriales quieren trabajar contigo, con Butterfly. Aunque la decisión es tuya, sabemos que trabajar con Ediciones Montenegro sería una oportunidad increíble.

—Lo sé, pero ahora mismo no puedo darte una respuesta sensata. Mi enojo con Alejandro Montenegro está nublando mi juicio.

—Lo entiendo, Hele. Mañana hablaré con ellos y te daré unos días para pensarlo. Ah, y recuerda que mañana tienes que conectarte al podcast de “Romances con Lily”.

—Sí, lo recuerdo. Pero con Lily me siento tranquila, nunca me presiona sobre mi identidad.

—Perfecto, Hele. Más tarde te enviaré las preguntas que te harán.

—Gracias, Ame. De verdad, gracias por estar siempre ahí y por entender mis inseguridades.

—No tienes que agradecerme, Hele. Amo mi trabajo, y además, eres mi amiga. Siempre te apoyaré.

Después de colgar, Helena está a punto de retomar el control remoto cuando su celular vuelve a sonar. Esta vez, es un número desconocido. Dudando un momento, decide contestar:

—¿Hola? —saluda, un poco tensa.

—Hola, querida Helena. Soy Lucía Montenegro —al reconocer la voz de la anciana, Helena se relaja de inmediato.

—Hola, señora Lucía. ¿Cómo está?

—Muy bien, mi niña. Mañana posiblemente regrese a casa.

—Me alegra mucho escuchar eso —responde Helena, sinceramente.

—Lo sé, querida. Perdona la hora de mi llamada, pero me gustaría verte mañana en casa. Necesito hablar contigo —dice la anciana con su habitual firmeza.

—Señora, si es por lo que sucedió con su nieto Alejandro, le pido disculpas, pero no puedo permitir que nadie me trate de esa manera.

—No es por eso, Helena. Todo lo contrario. ¿Te confieso algo? Me gustó lo que hiciste. Alejandro necesita aprender que no puede ir por la vida con esa arrogancia.

—Entonces... ¿para qué desea verme?

—Quiero darle una lección a mi nieto, y necesito tu ayuda.

—¿Mi ayuda? —pregunta Helena, sorprendida.

—Sí, Hele. ¿De verdad has desistido de ser editora en jefe?

—Pues... No lo sé. Siempre ha sido mi sueño, para eso me preparé. Pero no quiero trabajar con su nieto, por eso estoy dudando.

—Ven a casa mañana. Tengo la idea perfecta para que seas editora en jefe, y Alejandro no podrá negarse.

—Está bien, señora. Nos vemos mañana.

—Enviaré a Tony por ti.

—Gracias, señora Lucía.

—No me agradezcas, Helena. Soy yo quien estará eternamente agradecida contigo.

A las dos de la tarde, Helena recibe un mensaje de Tony avisándole que está afuera esperándola. Después de arreglarse frente al espejo, dejar comida a Felipe y despedirse de él, sale de su departamento, se sube al auto de Tony y lo saluda con un beso en la mejilla:

—Hola, mi Hele. Hoy te ves mejor que ayer. ¿Descansaste bien?

—Sí, Tony. Dormí como un bebé —responde Helena, con una sonrisa.

—Me alegra mucho. Lo necesitabas.

—Sí, Tony. ¿Cómo está la señora Lucía?

—Mi abuela está mucho mejor, Hele. Ya está en casa y está muy emocionada por verte.

—Tantos años de conocernos y será la primera vez que visite tu casa.

—Siempre te has negado, a pesar de que te he invitado muchas veces.

—Lo sé, Tony. Pero no quería que ocurriera lo que pasó con Alejandro. Lamentablemente, él malinterpretó nuestra relación.

—No te preocupes más por eso. Mi hermano no volverá a molestarte —dice Tony, con seguridad.

—¿Por qué estás tan seguro? —pregunta Helena, incrédula.

—Porque mi abuela se encargará de eso.

Después de un trayecto en el lujoso auto de Tony, llegan a la mansión de la familia Montenegro. Helena queda boquiabierta; está frente a una casa impresionante, digna de una película.

—Hele, ¿estás bien? —pregunta Tony, después de llamarla varias veces sin obtener respuesta.

—Sí, perdón. Es que no puedo creer que vivas aquí. Es impresionante, me deja sin palabras.

—Espera a verla por dentro —dice Tony, divertido.

Al cruzar la puerta principal, Helena se sorprende aún más. La opulencia de la familia Montenegro es innegable.

—Primero veremos a mi abuela, y luego te haré un tour por la casa.

—Gracias, Tony. Es realmente increíble —aunque Butterfly le ha dado éxito y dinero, Helena no imagina tener una casa así.

Suben por una escalera majestuosa hasta llegar a la habitación de Lucía. Con un poco de nerviosismo, Helena abre la puerta y entra junto a Tony. Allí, la anciana descansa en su cama king size, envuelta en sábanas de seda, con una elegancia que la distingue.

Cuando Lucía ve a Helena, una sonrisa ilumina su rostro y la invita a acercarse.

—Hola, mi niña. Ven, acércate —dice con dulzura.

—Hola, señora Lucía. No sabe lo feliz que estoy de verla recuperada.

—Gracias, Helena. Veo que tú también te ves mejor. ¿Has descansado?

—Sí, aunque estaba muy ansiosa por saber qué quería hablar conmigo —responde Helena, sinceramente.

—Siéntate y escúchame, Helena. ¿Harías cualquier cosa por ser editora en jefe? —le pregunta, mirándola fijamente.

—Señora... Sí, la verdad es que sí. Amo ser editora, siempre soñé con trabajar en Ediciones Montenegro, por eso me preparé, pero...

—¿Qué te preocupa, Helena? ¿Es Alejandro, verdad?

—Sí, señora. No voy a mentirle, usted vio que no podemos estar en el mismo lugar sin enfrentarnos.

—¿Y si te digo que podrías trabajar con Alejandro sin más peleas?

—¿Me está ofreciendo el puesto de editora en jefe? —pregunta Helena, incrédula.

—Sí, Helena. ¿Lo quieres?

—Por supuesto que sí, pero no sé si estoy a la altura... —dice Helena, dejando ver sus inseguridades.

—Estoy convencida de que eres la persona indicada para este puesto. No me equivoco, mi niña.

—¿Su nieto está de acuerdo?

—Aún no he hablado con él, pero Alejandro nunca cuestiona mis decisiones. Excepto ayer, por primera vez.

—Cuando dijo que no quería trabajar conmigo —recuerda Helena.

—Exactamente, Helena. Te lo pregunto una vez más... ¿Harías lo que fuera necesario para trabajar en Ediciones Montenegro?

—Sí, señora Lucía. Solo dígame qué tengo que hacer.

—Helena... ¿Estarías dispuesta a vestirte como un hombre para darle una lección a mi nieto?

💖💖💖

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo