Azaleia
Cómo sobreviví al ataque, a los hombres que mataron a Marchelina y al Duque, cómo me mantuvieron con vida estos soldados, es para mí un misterio. Sin embargo, no me quedaban dudas de que Brock me salvó hoy, a mí y a Dashi. Vi como se puso delante de nosotras, como hizo que su cuerpo fuera como una pared de piedras cuidando nuestro frente. No lo dudó ni un segundo.
Literalmente Brock era como una pared. Sus mechones rubio oscuro brillaban bajo la luz del día, su capa revoloteaba con el viento que pasaba entre los árboles, su presencia era imponente. Me daba miedo, muchísimo, aún todavía, pero a la vez… me reconfortaba que él estuviera ahí, frente a nosotras.
Su semblante era serio pero realmente preocupado. Veía su rostro, casi que por primera vez, realmente lo veía, lo detallaba: sus ojos claros, sus cejas espesas y rubias oscuras, su nariz recta, su barbilla fuerte y marcada con una barba rubia espesa, y dentro unos labios carnosos.
Jamás lo había visto sonreír, y siempre estaba con un ceño fruncido, pero era… ¿atractivo? No sé qué me está pasando. Puede ser que la situación me haya afectado más de lo esperado. Debo estar viendo cosas.
Sin duda mi percepción de los soldados Haggard había cambiado. Yo era profundamente desconfiada, era mi naturaleza, y las historias que corrían de Brock Haggard no ayudaban. Decían que era violento, hostil y no perdonaba la vida de los que le llevaban la contraria.
Los cuentos eran aterradores, se le consideraba casi inhumano, una máquina de acabar y arrasar pueblos enteros. Debo decir que aunque es un hombre bastante hosco, no sé si es una bestia, tal como lo describen. ¿Quién demonios es realmente Brock Haggard?
También debo reconocer que se habían esforzado mucho para hacer mi vida más amena. realmente pensaban que yo era una Duquesa porque tenía lo mejor del campamento, que era poco, pero me lo daban.
Aún no sabía cuál era el fin de todo esto, ¿para qué querían tenerme en su poder? ¿Con qué fin? ¿qué podía garantizar en su cruzada tener en su posesión a una Duquesa? O al menos la que ellos creían tener.
Pero la mejora más gratificante fue cuando trajeron a Dashi, era una chica como de mi edad, pero con una vida mucho más dura. Ella era amable, cordial y en cuanto empezamos a hablar, algo que me costó bastante, pues era muy penosa y desconfiada, se dió cuenta de que yo no era una ama dura, ni creída, ni que le iba a estar pidiendo cosas, se relajó mucho.
Le costó algo de tiempo, pero dejó de atenderme como una “señora” y se dio cuenta de que estaba segura conmigo, de que yo necesitaba una aliada más que una criada.
Yo le enseñaba a leer poco a poco y Dashi al poco tiempo demostró ser extremadamente habilidosa en varios temas, me habla de preparaciones para la salud, para cuidarme, para mantener la piel y la belleza.
Yo la necesitaba, pero más que como una criada, necesitaba una amiga, alguien en quien confiar, alguien que me entendiera. Hablar con estos hombres todavía era un desafío.
Por fin yo empezaba a ver algo de esperanza en mejorar mis comodidades cuando divisamos un pequeño pueblo y Layne nos dijo que habían cuartos en una posada.
¡Por fin! pensé aliviada, dormiré en una cama más decente y sin miedo de que salga un lobo a medianoche, o sin abejas y mosquitos zumbando por mi cabeza.
Nos dejaron a Dashi y a mi en una habitación pequeña con una cama grande. Ella insistió en que dormiría en el suelo pero rápidamente le dije que por mi seguridad deberíamos dormir juntos.
Por supuesto que antes de que yo pudiera sentirme lo más cómoda posible, escuché que tocaban la puerta y con miedo Dashi abrió para ver a un Brock con muy malhumor entrar al cuarto como si él fuera el dueño del lugar, Dashi y yo estábamos estupefactas.
No me agrada en lo absoluto que él esté aquí, molestando a dos señoritas. Realmente él cree que yo soy su posesión o su prisionera
—Señor ¿Necesita que me vaya para quedarse con la señora?—pregunta Dashi muy cordial. Sentí que la sangre se me helaba para luego irse a mis mejillas encendidas como si tuviera fuego cerca.
Por favor no me dejes sola con este hombre, pensaba como si ella pudiera leer mi mente ¡Por la Diosa que no!. Y debo decir que por primera vez vi al grandote de Haggard completamente perdido y francamente avergonzado.
—¿Qué?—preguntó él desconcertado, poniéndose una mano en su cara, rascando su barba. Su cabello largo colgaba en su espalda y se balanceaba con cada movimiento de él.
—Pensé que usted y la señora estaban…— dice ella sin terminar la frase hasta vernos a ambos y callarse en el instante.
—¿Qué yo era… su señor?— pregunta él para quedarse completamente abochornado cuando ella tímidamente asiente con la cabeza.
¿Era necesario preguntar eso? ¿Yo? ¿Su esposa? Quisiera desaparecerme en este instante, la idea de que me matan unos lobos a medianoche ahora suena tentadora. Si nunca hemos estado juntos, nos evitamos en cada espacio ¡Jamás nos ha visto juntos!
—Es que… si no, ¿por qué su señoría entraría aquí?— preguntó ella y yo me sentía aún más sonrojada.
Pero esa idea resuena en la cabeza ¿En qué me he convertido? ¿Además de una prisionera? Se ve que he pedido toda pizca de decencia y del respeto a las buenas costumbres. He vivido con estos soldados ya por varios días y me había olvidado.
Tiene razón Dashi, no es prudente que un hombre entre a la recámara de una mujer. Supongo que ella lo tendría como un buen hombre, porque no pensó mal inmediatamente de él, lamentablemente era común que los hombres se aprovechen de las mujeres. Sino que la razón era que estábamos relacionados… vía matrimonio, que la Diosa me proteja.
—No — dice él con voz seca —Solo pasaba para inspeccionar la habitación, la señorita en cuestión tiene delirios aventureros, de huir… inspeccionar el mundo exterior, sola— añade él de forma irónica y mirándome de forma retadora. Tragame tierra por favor.
Brock no bromeaba con lo de que iba a inspeccionar nuestro cuarto. Dashi y yo estamos casi pegadas a la pared mientras él se mueve como un gigante por todo el cuarto.
Abre las ventanas, las cierra, revisa cada pared del minúsculo cuarto, ¿Qué piensa él? ¿Qué soy un toro que puede romper las paredes hechas de troncos? Hasta el techo revisa y, para mi vergüenza, hasta mira bajo la cama.
Cuando parece que ya no le quedó algún escondrijo por revisar ni ninguna superficie, se voltea algo perdido y se va despidiéndose, sin mirarnos a los ojos.
Estaba tan contenta de tener compañía que nunca le dije porque estaba con estos hombres. Ella no parecía espantada por el hecho de que una mujer de buena cuna estuviera viviendo entre soldados, y sin una criada hasta que ella llegara, supongo que su vida era diferente a la mía.
Pasada mi vergüenza inicial, esto me dió pie a contarle todo. Ella me decía Duquesa y yo no era nada de eso. Era casi de noche y ella dormía cerca de mi. A Brock y a Layne como a los demás soldados no les importaba lo que hacía yo mientras no saliera ni me viera, y principalmente que no huyera.
Así que hablamos, ella me contaba de su vida, yo de la mía mientras estábamos en la cama de la posada. Ella me decía de su dura vida y como había cambiado cuando ese hombre grande y rubio la trajo acá. Yo le decía lo mismo.
Ella me contó triste de amos miserables y crueles, de una infancia perdida, de aprender lo que podía, ella venía de un pueblo del este, prácticamente arrasado.
Le comenté lo que ellos pensaban, y lo que había pasado en el castillo y sentí que me sacaba un gran peso de encima, hablar de mi dolor y pérdida era suficiente, no había tenido a nadie con quien desahogarme. L
e dije mi verdad, que yo no era ninguna Duquesa, que se lo había tratado de explicar a estos hombres, sin éxito. Para Dashi no había ninguna diferencia, yo era la misma, pero concordamos que era mejor que siguiera siendo la Duquesa para ellos.
De repente, ella me decía, con evidente culpabilidad, que no podía hacer nada que el señor Brock no permitiese y que su objetivo aquí era cuidarme, ayudarme en lo que precisase y tener un ojo encima de mí para que no huyera. Pero ahora, quería estar de mi lado, quería ser de ayuda para mi “estar en mi bando” como ella decía.
Luego me dijo que ellos la habían comprado…. que ella era una esclava ¿Una esclava? ¡Una esclava por la Diosa misma! Era algo escandaloso, ¿Por qué un hombre hijo de un caballero importante compraría una esclava? En la noche no pude dormir pensando en que yo no podía permitir algo así.
Me vi reflejada, esta es la vida que seguramente yo pude tener, yo era hija de una esclava, pero el Duque me liberó, yo no podía dejar que esa injusticia siguiera.
En cuanto amaneció, me levanté decidida, con cuidado de no despertar a Dashi que dormía aún tranquila. En cuanto me paré, me coloqué una manta encima de mi camisón para cubrirme, simplemente no podía esperar más. Pero en cuanto abrí la puerta de la habitación, lo menos que esperé fue este susto.
El pesado cuerpo de Brock cayó completamente, haciendo un sonido pesado como si desplomara un tronco, y el gran rubio aterrizó la mitad de su cuerpo en la habitación a mis pies.
Se levantó rápidamente blandiendo un cuchillo como si un ladrón se le hubiese escurrido, en modo ataque inminente.
Me vio ahí, su mirada barriendo desde abajo hacia arriba, mis pies desnudos, mi camisón blanco solo cubierto brevemente por una manta, mi cabello suelto. Y su expresión era de sorpresa y a la vez, de desconcierto.
Pestañeaba viendo mi camisón, que ahora que lo pienso no me tapaba del todo, así que lo apretaba más a mí. A mis espaldas Dashi debe haberse levantado del susto porque escuché un grito y la vi en la cama cubriéndose hasta el mentón con la sabana.
—Qué demonios…— dijo en voz alta, seguramente levantando a toda la posada.
—Tenemos que hablar… ¿Qué hace aquí?— le dije firmemente y luego extrañada ¿Qué demonios hacía durmiendo aquí en mi puerta? No tengo la menor idea.
Él me veía de pies a cabeza, como si fuera un fantasma, o estuviera completamente loca, y yo me sujetaba la manta por mi cuerpo. Él respiraba profundo, sus ojos viajando por mi camisón hasta mis pies descubiertos, como si me comiera con la mirada.
Hola a todos! Esta es mi segunda historia en Buenovela :) La primera es Curvas para el CEO, esta en cambio tiene una temática de realeza con algo de fantasía, espero que les guste! Bso Kika
BrockRealmente mi vida va de locura en locura desde que estas mujeres llegaron. No solo tengo que acomodarme a sus pedidos de bañarse, lavar la ropa, buscar unas extrañas hierbas para la criada haga, no sé que, saltar a defenderlas en vez de atacar a los ladrones que nos emboscaron, sino que además, una cree que soy el marido de la otra. ¿Yo? ¿Con esa mujer difícil e insoportable? No podía dejar de pensar en que alguien podría entrar al cuarto de ellas, eran par de mujeres durmiendo solas en una posada llena de soldados. Así que me dispuse a dormir, me recosté en la puerta, cuchillo en mano, preparado para cualquier cosa. Pero, lo que menos pensé es que iba a ser levantada tan estrepitosamente por ella, quien abrió la puerta casi antes del amanecer Me la encuentro, ni más ni menos, a ella con cara de furia, reclamando no sé qué. Cuando yo no me podía ni concentrar… su camisón le llegaba un poco abajo de las rodillas y podía ver más de su piel de lo que nunca había visto, sus pequ
AzaleiaDashi fue mía por unos segundos cuando pedí que redactaran otro documento donde le daba su libertad. Ella, con lágrimas en los ojos, me dijo que seguiría conmigo, sería mi criada el tiempo que yo quisiese y sería fiel servidora de la casa Bousquet toda su vida. Creo que fue uno de los mejores días de mi vida, ganaba una amiga, una familia, una aliada, todo al mismo tiempo.La joya era realmente mía y debía reconocer que me costaba separarme un poco de ella. El Duque me la dio cuando cumplí la mayoría de edad, unos días antes que Marchelina. Lo amaba y lo llevaba siempre conmigo. Ahora estaba lejos de mí, en manos de Brock, quien seguro no lo apreciará como yo, estoy segura que lo desecharía, revendería o tiraría en cuanto pudiese. Imagino el corazón verde en manos de cualquier mercader y me da tristeza. Pero no me arrepentía, sabía que jamás iba a poder vivir sabiendo que estaba conmigo Dashi como esclava. Intentaba evitar a Brock, luego de nuestro altercado en la habitación
Layne—Entonces… ¿no están seguros de que la belleza de cabello oscuro que está en el campamento… sea la Duquesa? ¿Qué necesitamos para poder confirmarlo?... Pero aun así ¿Ustedes creen que puede sernos útil para nuestros planes contra el Emperador?— pregunta Roldán mientras le da un mordisco a una manzana. Para ser un chico tan joven, de un padre tan tonto, realmente salió un buen muchacho. Es inteligente y fundamentalmente práctico. Un poco menos terco que su tío y eso ya es algo. —Gracias, es exactamente lo que a tu tío le cuesta entender— puntualizo sentado ya cansado de esta reunión. Hablar con Brock de algo que no quiere es como hablar con una pared, y una sorda. —La chica es la única sobreviviente del castillo, todo fue arrasado, cientos murieron, tiene la misma edad y por lo que tengo entendido la misma apariencia que Marchelina Bousquet, y, no es un dato menor, y aún más importante, tiene el anillo del Duque que sabemos que no suele estar a la vista de todos. Para los efe
Brock—Duquesa, tenemos que salir lo antes posible. Ya es tarde, no hemos salido aún, las estamos esperando y están demorando todo el día— grito a través de la tienda y me empiezo a desesperar. Me empiezo a preocupar y pienso lo peor. Areta va de aquí para allá, el hocico pegado al suelo y a los bordes de la tienda. —¡Voy a entrar quieran o no! — clamo con el objetivo de darles un tiempo para prepararse, no vaya a ser que la encuentre de nuevo solo en camisón. Solo de recordarlo me hace que apriete fuerte la tela de la tienda, enredada en la palma de mi mano. Su cabello suelto, su hombro dorado sobresaliendo, sus pies descalzos… es un tormento del que no quiero pensar.Pero cuando entro solo veo a la criada durmiendo como si fuera un bebé. Nada de la Duquesa. Llamó a Layne y Roldán que en segundos están dentro, intentando levantar a la criada mientras yo pongo la tienda patas para arriba. Levanto aquí y allá, busco pisadas, pero nada. Están algunas cosas de ella, no es que tuviera m
AzaleiaSi antes tenía pesadillas, esta era peor, la realidad la sobrepasaba. Hice lo que pensé al instante, preparé el té y le di un poco a ella. “Perdóname” susurré cuando la vi por última vez. No era mi criada, era mi amiga, sentía que era mi única familia. Al menos era libre, pensaba, le di algo importante.Salí y afortunadamente Areta no estaba, el animal solía buscarme en la tienda y dormir a mis pies, aun cuando yo no le mostraba ningún afecto. Tenía miedo, terror quizás. Yo… nunca fui tratada como un objeto, como una pieza de un juego que mueven a placer. Y ojalá fuera eso, jugaban con mi vida ¡Sin mi consentimiento! ¡Casarme! Por el nombre de la Diosa que locura era esa. Entiendo que Marchelina tenía el deber de casarse, y seguramente ella lo haría, con toda la disposición del mundo. Pero el Duque jamás le hubiese impuesto esto, no la obligaría, él mismo se dedicaría a ver quien era el mejor candidato. Se aseguraría que su hija cayera en buenas manos. Pero yo no era Marche
Azaleia¡Qué suerte la mía! Vengo teniendo un éxito tras otro. Yo que pensaba que iba a salir ganando, rezando para que no me encontraran, pensando que lo peor que me podía pasar era estar encerrada en la tienda, ser tratada como un kilo de papas o cualquier cosa. Para luego enterarme de que me iba a ser víctima de un matrimonio arreglado, sin nadie que vele por mi bienestar… y terminó así. Frente a mí tenía nada más y menos a un grupo de tres hombres con una apariencia tan salvaje que hacía parecer a Brock y sus hombres emperadores y su guardia imperial. Yo me levanto lo mejor que puedo, es de noche, pero ellos llevan antorcha y observo sus caras, que están en tan malas condiciones como sus atuendos. Sus ropas estaban desgastadas, tenían una combinación de piezas de armaduras, petos, protecciones en brazos y pantorrillas como si hubieran saqueado en una batalla y tomaron un botín de los fallecidos. Uno tiene un parche en el ojo, el otro es calvo y él que me habla se ve mayor y pa
BrockLlevo ya varios días y no puedo creer que una simple mujer de castillo, una pequeña y sin fuerzas, me lleve la mano ganada en esta persecución. Pareciera que tuviera unas cuantas cartas bajo la manga, con mucha suerte, o nos tenía completamente engañados, y no era una pobre Duquesa encerrada en un castillo toda la vida. Una Duquesa… si, era delicada como una, rara, pero delicada como una flor, en todas sus maneras, expresiones, sus manos finas, el perfume de su cabello y su pequeña, pero a la vez voluptuosa figura… No, no no. No vayas por ese camino Brock, no pienses en ella… de esa manera. Por lo más sagrado.Obviamente, yo sabía que iba por el camino correcto, mis hombres saben rastrear, pero yo tenía a Areta, ella era mejor que mil hombres, sobre todo si de su olfato dependía. Un par de veces me crucé con Roldán, el pequeñajo seguía a su halcón Kenko, pero era un animal que a veces se dejaba entretener por otras aves si las estaba cazando. El problema es que ninguno había
AzaleiaEl campamento era un caos, desde mi pequeño lugar veía cómo se desarrollaba todo: el puma logró salir luego de que yo rompiera un pedazo de la jaula, yo tenía miedo, peor era mi oportunidad, pero me sentía… sin fuerzas. Afortunadamente, el puma apreció entender que yo lo ayudé y no me atacó a mí, sino que embistió contra los rebeldes. De repente vi que una figura grande se movía y peleaba con los hombres, cuando una loba se paró en frente de la jaula y con su hocico trataba de quitar la madera. Me di cuenta de que había sido encontrada. No sabía si sentir miedo o alivio. Vi aparecer a Brock en la puerta de mi jaula, la abrió y sentí sus manos en mi espalda y detrás de mis rodillas y era cargada. Escuchaba su respiración ajetreada, sus cabellos rubios largos caían sobre mi cara, Areta dando vuelta entre sus piernas… y ahí fue todo lo que recuerdo. Cuando abrí mis ojos, un rayo de sol temprano se colaba entre las hojas de los árboles. Solo se escuchaba el cantar de un pájaro,