JASPE RADDOUAN—Anda, Marta, hazme otra, ¿Cómo a Daniel si le haces cuatro?—gimo y la abrazo en medio de mi dramatización.Es un hueso duro de roer, verdaderamente.—Que no. —gruñe, al tiempo que voltea una arepa para que se cocine igual de ambos lados.—Anda, Marta, házmela y te digo quién te quiere. — susurro juntando mis manos en señal de súplica.—No. — vuelve a responder y comienza a hacer otra arepa para ponerla a cocinarse.— ¿Y entonces por qué a Daniel si le haces tantas?—gimo, comenzando a molestarme.—Pues porque él sí debería llenar el cuerpo que se gasta… Si te hago cuatro arepas a ti, te vas a reventar, ¿en dónde piensas almacenar tanta comida?—pregunta exageradamente, mirando con atención mi delgado cuerpo.—Pues, eso, Marta. Si le voy subiendo la cantidad, iré engordando. —refuto y ella pone los ojos en blanco para luego darme un ligero apretón en la mejilla.—Pues, eso… que ya dije que no. Además, así flaquita le gustaste a mi niño Pablo, entonces no quiero que cambi
DINA CARNELUTTI (UN MES DESPUÉS)—Papá…—gime Daniela entre sueños y, desde la puerta de la habitación, veo cómo Lucas baja rápidamente las escaleritas de la litera y se acerca a ella.Otra vez está hablando dormida.—Dani, estás soñando otra vez. Es un sueño…— susurra y lo veo apartarle el cabello del rostro. Daniela parece despertar y Lucas se sienta en la orilla de la cama.—Yo sé que extrañas a tu papá, pero tranquila, te aseguro que pronto estarán él, mi tía y Pablo con nosotros. —le dice él para tranquilizarla y yo siento que se me encoge el corazón.Lucas ni se imagina lo valiosas que son sus palabras… no hay nada en la tierra que iguale el corazón de un niño.—Quedo poni, Luca. — dice ella y él suspira muy fuerte, lo que me hace esconder una carcajada en la palma de la mano.Daniela es caprichosa y el pobre Lucas es un ángel, de verdad… trata de cumplirle cada exigencia a mi hija.Me preocupa que la malcríe… ¿qué pasará cuando los demás niños no quieran hacer lo que ella dice?
PABLO CARNELUTTI—Cariño…— susurro, besándole el cabello a Jaspe.Está desparramada en la cama, parece un asterisco de lo desordenada que duerme. Anoche la besé, me costó unos buenos golpes y un labio roto que no olvidaré. Sé que Jaspe no será fácil, pero todo vale si al menos por tres segundos siento cómo responde a mis besos. Anoche fue perfecto. La extrañé tanto.Son las 04:00 a.m. y desde las 03:00 a.m. no he podido dormir. Es alguna clase de reloj biológico que se obtiene de estar encerrado como yo por tantos días.Jaspe se mueve un poco más, y siento cómo su mano impacta contra mi ojo, intento alejarme de su mano, pero termino en el suelo y con un ojo adolorido.Suspiro poniéndome en pie y me dirijo al espejo del baño. Me miro el ojo que ya está rojo y siseo. Cuando intento refrescarlo con agua fría, termino despertando la punzada de dolor en la zona palpitante.Salgo de la habitación y me pongo a ver un programa de discovery channel sobre dinosaurios en la sala. La verdad ni si
—Te juro que te mato, Pablo…—comienza a amenazarme Daniel.—Daniel, yo…—comienzo a decir pero me silencia con una mirada llena de ácido.—¿Por qué nunca te fijas?—grita Daniel en un ataque de ira. Algunas personas nos miran extraño y él comienza a caminar más rápido, alejándose con sus maletas.Miro alrededor y noto que varias personas están siendo testigos de la pérdida de control de Daniel.Merde, ¡qué pena!Jaspe está muda, y no sé si es porque quiere soltarse a carcajadas o matarme. Mira en otras direcciones con el rostro inexpresivo.De seguro que se inclina por la segunda.Siento que me sumerjo en un sentimiento de vergüenza, mi novia viéndome en mis mejores momentos de metidas de pata. El sonrojo me calienta el cuello y quisiera salir corriendo lejos de aquí.Mientras Jaspe mira hacia otro lado, concentrándose en todo menos en mí, Daniel me lanza miradas asesinas.Mi teléfono vibra en el bolsillo y lo saco.Vicky me está llamando.Otra que me va a regañar en lo que sepa.— ¿Hol
DANIEL CARNELUTTINo sé ni cuánto tiempo hemos pasado sentados en la camioneta que Carlos nos envió.Calculo que más de dieciséis horas, pero ¿quién le atina al tiempo cuando siente un terrible desespero por no haber llegado al destino?Pablo y Jaspe están súper contentos, hablando de Lucas y lo que piensan hacer.Los escucho hablar de trabajos, boda, auto, emprender, viajes… invertir y otros temas más saltan del uno al otro mientras a mí se me antoja cada vez más claustrofóbico el interior de la camioneta.¿Estoy de malhumorado yo o es que los demás no entienden que me muero por abrazar a mi esposa e hija?Cuando llegamos a Nueva York, lo primero que me sorprende es el clima.He leído acerca del clima neoyorquino, aún no ha llegado navidad (de hecho falta un mes para navidad) pero ya se siente el declive de la temperatura.Miro por la ventana y sonrío un poco.Las personas están usando abrigos, sobretodos y jerseys de pieles bastante llamativos, pero lo que más me sorprende es la can
Me quedo en silencio, procesando cómo debo de reaccionar.El idiota está abrazándola, sus manos están a milímetros de su trasero… que es MI trasero.Es decir, no está tocándole el trasero, pero vamos, está abrazándola bastante apretadito.Y ni hablar del hecho que no la deja ir, mientras está diciéndole cosas al oído.Escucho un gruñido y tardo en darme cuenta que salió de mí.Carlos levanta el rostro y me mira a los ojos, para luego dejar ir a Dina lentamente.Ella al notar que Carlos mira algo detrás de ella, se gira.Quiero mantenerme molesto, con cara de pitbull.Pero es imposible al ver a Dina simplemente me quedo pasmado.Madre mía, pero qué esposa más hermosa tengo.Dina está usando un vestido bastante ajustado al cuerpo, con un escote en la espalda en forma de gota. Es color vinotinto y de pronto, dejando de lado mi enojo… me siento muy pasional.VI-NO-TIN-TO.Jamás pensé que un color fuera tan sexi.—¡¿Amor?!— pregunta Dina sonando asombrada y en segundos está entre mis brazo
— ¡Vendida!, ha sido un placer…— dice el agente de bienes raíces y yo suelto un quejido fuertemente, al tiempo que mis esposa me abraza por la espalda.Nos acercamos a la casa de al lado, olvidando nuestro momento romántico.Ya comienzo a sentir en mis huesos lo que se viene.Las imágenes de Lucas y su vocecita molesta diciéndome “suegro” para aquí y “suegro” para allá. Y ni hablar de mi hermano molestándome a cada rato y Jaspe amenazando mi vida y salud cada vez que intente alejar a Daniela de Lucas.Merde.¿Qué hice mal para merecer esto?—Amor, contrólate. — dice Dina en mi oído y yo trago grueso.—Lo dices porque a ti te encanta tener cerca a esa pequeña sabandija. — refunfuño dándole una mirada rápida a Lucas que sonríe contento con todo lo que está sucediendo.—¿Qué te parece, hijo?—me pregunta papá sonriente. —Se me ocurrió comprarles esta casa a tu hermano y Jaspe, con parte del dinero que tenemos de la empresa.—me explica y yo gimoteo como si me hubiese atropellado un carro.
Salgo de la casa con la mente positiva, pensando en lo distinto que es todo aquí.— ¡Daniel!—me llama la voz de mi hermano.Me giro sobre mis talones, consciente de que el idiota ahora vivirá al lado de mi casa.— ¿Qué?—respondo de mal humor.— ¿Y Dina? ¡Queríamos invitarlos a cenar en casa!—exclama, pero mira hacia los lados, buscando a Dina.—Tuvo que regresar al trabajo. — respondo secamente.— ¿Por qué?—pregunta con curiosidad, acercándose más a mí.—Pues, porque la llamó su jefe. —digo.— ¿Pero no era su amigo? ¡Debió darle el día para que pudiera recibirte!—indica Pablo y yo me encojo de hombros, viendo aparecer a Jaspe a mi lado.— ¿Y tú de dónde saliste?—pregunto, desviando la conversación.—Daniel, ¿dónde está Dina?—pregunta ella igual de extrañada que mi hermano.—Tuvo que regresar al trabajo, Jaspe. —le digo, intentando esconder mi mal humor.— ¿Al trabajo?—repite ella y le da una mirada extraña a Pablo.Mi hermano asiente, observándola con seriedad.—Nos da mala espina, Da