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Capítulo 6. “Calor, mucho calor”

     Sábado en la revista y yo sentada en un puf color melón, cruzada de mis piernas para hacer soporte para mi laptop, mastico discretamente un chicle de menta y entretenida escucho la lluvia de ideas del equipo. Con mi dedo índice levanto mis lentes de pasta negra que se habían empezado a deslizar por el puente de mi nariz. El señor McMillan está dando sus puntos de vista de cada uno, los corregía y les daba pequeñas pulidas para mejorarlas. Sinceramente el ambiente está relajado hasta que la puerta de cristal se abre y aparece la hermana: Eloise McMillan.

     Realmente es hermosa, pelo negro cayendo en ondas perfectas por un lado de su hombro y el resto por su delgada espalda. Lo que si noté es que es demasiada delgada, enfundada en alguna faja que puede desaparecerte unas dos costillas, te levanta el pecho y resalta el trasero. Comencé a jugar con el tapón de mi pluma imaginándome dentro de un traje así: Camisa de seda en color perla, tres botones abiertos mostrando un collar delgado de brillantes (Quizás regalo de un pretendiente), manicure a la francesa, una falda de tubo negra que apenas la deja respirar, eso sí, nada de panza, supongo que es la ayuda de la faja...y esas zapatillas, ¡Dios mío santo! Tacón de doce centímetros, la textura es de encaje con otro tipo de material que no distingo desde mi lugar.  Todo en color gris y negro combinado. Si no fuese por su exagerada delgadez...

     — ¿Jones? —escucho la voz de McMillan jefe, pero no puedo dejar de mirar las zapatillas de la hermana. — ¿Jones? —en un tono más alto, desvío la mirada a mi laptop luego levanto la mirada hacia la persona que me llama fingiendo que no le he escuchado. ¡Das pena, Jones!

     — ¿Sí? —esos ojos verdes me miran acusadores.

     —Expón tu idea—dice mientras se cruza de brazos.   

Sus fuertes brazos resaltaban a simple vista debajo de esa camisa blanca con sus mangas remangadas hasta los codos, dejando una que otra del equipo soñando con tocarlos. Dejo la laptop en la alfombra y me levanto con cuidado del puf. Me aliso mis pantalones y tiro de mi camisa de rayas -tipo marinera-, como tic nervioso. Levanto la mirada hacia todos que esperan a que hable, Eloise se ha sentado en la silla del escritorio y su hermano acaba de recargarse en la orilla del mueble y cruza la pierna sobre la otra.

     —Sí, claro. Em, bueno, me ha encantado las ideas que han propuesto...

     —Jones, al grano—me interrumpe McMillan. Tuerzo los labios sin querer.

     Tomo aire y luego lo suelto, no soy muy amante de hablar en público, mis manos empiezan a sudar.

     —Sí, claro. La idea para la columna es crear un tipo de espacio...—comienzo a mover las manos sin darme cuenta—dónde las mujeres que han pasado por un desamor, un engaño, o cualquier de este tipo de situaciones, tenga voz y al mismo tiempo consejos para manejarlo, yo...—detengo mis palabras pensando si podría exponer una herida fresca, pero podría hacerles entender—..He terminado una relación tóxica de dos años, muchas mujeres han pasado por ello y siguen, ¡Por qué creen que es normal! ¡Y no es así! —se escuchan murmuro—Las mujeres somos poderosas, tenemos valor, tenemos voz y no tenemos por qué soportar malos tratos, daños psicológicos, engaños, infidelidades...—mi voz comienza a romperse—...no merecemos eso, nadie, sea hombre o mujer, nadie merece que lo pisoteen solo por entregar el corazón. Quiero ser ese espacio, quiero ser quien pueda ayudar a sacar a esa fuerza que cada mujer lleva dentro, que alce su voz, que resurja y sea una mejor versión de sí misma...Mi abuela decía que siempre había un roto para un descosido en esta vida.

     El silencio reina en la oficina. Todos me miran y asienten en silencio luego los aplausos se escuchan.

     —Suena bien, Jones. Hay que pulir más la idea, pero está bien. Puedes combinar con las otras dos columnas, un tipo de consejo con uno de moda etc. etc. A pulir, ¿La siguiente?

     Regreso a mi lugar, pensando en que sería un éxito mi columna.

     Pero algo me hace falta, ¿Qué es? miro el reloj de la pared frente a mí, ya eran casi las cinco de la tarde, tenía una cita con Zoe en las tiendas.

     —Necesito las ideas pulidas el miércoles de la siguiente semana, todo pulido, a fin de mes presentaremos las nuevas secciones, así que ¡Ánimo! —y todos gritaron al mismo tiempo, eso me recuerda a mi drama favorito dónde el jefe pide los buenos deseos o “¡Tú puedes!” al final de alguna reunión. Estuve a punto de salir de la oficina cuándo la voz de Eloise me llama: —Jones, quédate unos momentos más.

     Abrazo la laptop a mi cuerpo y me vuelvo con una sonrisa fingida.

     — ¿Qué necesita, señorita McMillan? —ella me señala la silla que está al lado dónde su hermano está recargado. —Estoy bien de pie.

     Archer McMillan levanta una ceja al ver que no me he querido sentar a su lado. Una sonrisa se escapa, se levanta y comienza a caminar por la oficina con sus brazos cruzados contra su pecho. Su...Duro...pecho y bien formado. ¿Cuántas horas uno tiene que meterse al gimnasio para poner su cuerpo así? ¡No sueñes en estos momentos, Jones!

     —Layla me ha comentado que tienes cuatro años trabajando en nuestra revista, aunque no estemos al tanto de los empleados como nos gustaría, queremos saber, ¿Cuáles son sus planes a futuro? ¿Seguir en la revista escribiendo horóscopos, consejos de moda? ¿Cuál es su meta, señorita Jones? —la voz de la mujer frente a mí me hace alertarme. ¿Por qué esas preguntas de la nada? ¡Omaigashh! ¿Me va a despedir pronto? ¿Es una manera suave de decir: "Gracias por tu tiempo...pero no te necesitamos"?

     —Quiero hacer lo que me gusta, escribir para la revista.

     —Lo que mi hermana quiere decir Jones es que si su plan es quedarse durante otro tiempo más en la revista, por tu rostro puedo deducir que piensas que podría ser una alerta de despido en un futuro, pero no, lo que queremos saber es que si tu columna es un hit, de la nada te lleves tus ideas a otra competencia. Eso...—Archer camina hasta quedar detrás de la silla de su hermana—...es lo que queremos saber. No queremos que las ideas lleguen a otros.

Me llevo la mano -Lo sé, se ve dramático- a mi pecho, me siento ofendida.

     — ¡Cuatro años de mi vida entregando mi inspiración a esta revista! ¿Cómo piensan siquiera en dudar por un momento que podría darles la espalda? ¡Y claro! ¡Mi sección será un hit! ¡No solo un hit! ¡Muchos de muchos! ¡Así! —levanto la mano al cielo como si quisiera demostrarle que tanto pero me veo patética, lo sé. —Bueno, me entienden. —abrazo la laptop con más fuerza a mi pecho. Archer sonríe divertido a mi shock-Dramático, mientras su hermana me mira detenidamente. —Jamás, de los jamases haría algo así—muevo mis hombros— ¡Jamás!

     — ¿Entonces firmarías una documentación legal dónde nos afirmes que no lo harás? ¿Qué si tienes la intención de darnos la espalda como dices, podemos ejecutar legalmente? — ¡Doble Omaigashh! ¿Legal? ¡Dios mío! ¿Qué, qué, qué? Levanto la mirada hacia Archer.

     —Calma, Jones. Queremos proteger la revista—niego repetidamente sin habla.

     —Queremos proteger que todo lo que invirtamos en tu sección y que siga quedando con nosotros si tú algún día decides dejarnos...—y Eloise me da una sonrisa, pero de esas sonrisas que te dicen: "Lo cual tonta pelirroja espero sea pronto" bueno, no tan dramático.

     — ¿Y quién me va a proteger a mí? —sueno demasiado: "¿Y mi caballero en su armadura plateada montado a caballo-que por cierto se llama Firulais- no vendrá a mi rescate?" ¿Quién me protegerá? Bueno suena más al chapulín colorado.

     —A eso vamos, Jones. No solamente nosotros, sino también tú tendrás un porcentaje extra al estar actualizando los viernes esa sección. Firmarás un acuerdo que nos beneficie a ambos. Tu sección... sé que será un éxito, así que necesito que estemos todos de acuerdo antes de lanzarnos a ello. —dice finalmente Archer recargado en la silla dónde sigue su hermana sentada.

     —Necesito leer lo que voy a firmar—Eloise suelta una risa sarcástica.

     —Siempre tienes que leer lo que vas a firmar, ¿Cómo crees qué te haríamos firmar algo sin leer? Piensa Emma.…Jones—remarca mi apellido con burla.

     —Te llamaré cuándo tengamos la documentación lista, puedes retirarte—asiento, me giro sobre mis talones y cuándo abro la puerta de cristal de la oficina, Archer me llama:

     —Y por cierto, Jones—me giro a verlo, rodea el escritorio y camina hacia mí, su alto y musculoso cuerpo me cubre por completo sin ser vista por su hermana, me tenso, oh por dios que si me tenso, levanto la mirada en espera que diga algo. —...que tengas un excelente fin de semana.

    Y me guiña el ojo de una manera... ¿Cómplice? Arrugo mi entrecejo al mirarlo y le miro como diciendo: "Em... como tú digas... -aunque por su mirada puedo notar algo ¿Extraño? ¿Una broma secreta de la cual no estoy al tanto? –

Salgo de la oficina, agarro mi bolso y antes de salir no sé por qué - m****a, sinceramente no lo sé- pero algo me hace buscar con la mirada a ese hombre. Y ahí está su hermana hablando de algo, alzando las manos al cielo y luego a todas partes, pero Archer, está ahora sentado en la silla mirando en mi dirección, no, no en mi dirección, si no directamente a mí.

     Una sonrisa me da y luego presta atención a su histérica hermana que sigue hablando de algo. Me dirijo a la salida y sus palabras retumban con intensidad dentro de mi cabeza: "...que tengas un excelente fin de semana"

     Presiono el botón del elevador y aún con mi laptop abrazada a mi cuerpo, sonrío para mí.

     —Oh, sí. Sí que tendré un excelente fin de semana, Archer.

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