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Capítulo 8. “Sábado por la noche”

Sex on fire de Kings Of Leon suena de fondo, cierro los ojos al sentir el tequila deslizarse por mi garganta. Agito mi cabeza, chupo un limón con sal y doy un grito de júbilo. Me muevo al ritmo de la música, mis mejores amigas bailan a un lado de la mesa de nuestro privado, estamos en el momento, tranquilas, disfrutando, bailando, gozando.

     —¡¡Otra ronda!!—grita Nora al dar el último trago a su tequila. Zoe llama al mesero por un teléfono que está instalado para llamar directamente a la barra. ¡Todo está súper nice! sigo bailando hasta que llega el mesero con nuestra tercera ronda de chupitos de tequila y vodka.

     — ¡Hay que ir a la pista! —grita Zoe antes de dejar su vaso de vodka en la mesa. Al salir las tres del privado, estoy a punto de chocar con un tipo, no lo veo, solo doy disculpas y sigo el camino. Comienza a sonar nuestra canción favorita: The Killers con Shot at The Night. Tarareamos la letra de la canción y nos movíamos al ritmo.

     Los rayos de neón se mueven de un lado a otro por todo el lugar, siento una respiración cerca de mi oído, cuando abro los ojos veo a Zoe lanzando un puño por el lado de mi hombro. Me encojo en mi lugar alzando las manos para protegerme, cuando regreso la mirada hacia mis amigas, Zoe está siendo agarrada por la cintura por Nora, quien intenta no soltarla mientras ésta grita algo que no entiendo señalando con el dedo del medio hacia alguien detrás de mí, cuándo me giro, el corazón se me encoje:

     Tim, el imbécil.

     Tiene el labio reventado, varias personas alrededor de él intentan controlarlo, no pienso dos veces, ayudo a Nora a tranquilizar a Zoe tirando de ella entre las dos para llevarla lejos de la pista.

     — ¡Me hubiesen dejado romperle toda la cara al hijo de puta! ¡Es qué lo tengo atravesado! ¡No lo trago! —Zoe está poseída por el mismo demonio, la ira se le contrae en todo su rostro, intento tranquilizarla.

     — ¡Tienes que tranquilizarte! ¡Yo debí haber hecho eso, no tú! ¡A mí me ha roto el corazón, Zoe! —Zoe deja de forcejear, ella y Nora me miran como si me hubiese salido otra cabeza.

     Entonces...

     —Emma no vale la pena—suplica Nora, pero Zoe podría decir lo contrario, está literalmente apoyándome en mi plan. — ¡No vale la pena!

     Mejor decido no hacerlo.

     —¡¡De simple patito feo a una zorra vulgar!!—escucho gritar a mi espalda a Tim el imbécil, Nora y Zoe abren los ojos a punto de salir de su órbita atónitas al escuchar lo que me ha gritado, levanto mi barbilla, me vuelvo hacia Tim,- se toca el lugar donde hace un momento Zoe lo golpeó- le doy la mejor sonrisa, le hago señas con el dedo índice que se acerque a mí, él se acerca, -no sé de dónde saco fuerza- mi frente se estrella contra su nariz y al momento de inclinarse, mi rodilla va a su estómago. Comienza a gritar, a quejarse, a llorar y a decir maldiciones, no le he roto la nariz pero a mí nadie me dice zorra vulgar y menos delante de mis amigas, -ojo, di no a la violencia- cuándo Tim se reincorpora levanta su mano y por reflejo levanto la mano para cubrirme del próximo golpe, al ver que no llega, retiro mi brazo, la espalda de alguien me cubre como escudo. Se escuchan jadeos de sorpresa, gritos, maldiciones, y ¡Pum! un golpe, la música se detiene, las luces se encienden, llega más gente, el cuerpo que me protege se gira hacia mí y me quedo congelada en mi lugar:

Es Archer McMillan.

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