ARCHER
Estoy sentado a un lado de Emma, estamos en el hospital, de nuevo. Hace un mes la había golpeado su ex, ahora, ha sido golpeada por dos personas y todo por una maldita carta. No había previsto esto, aparte brindar ayuda en su sección, podría acarrearle problemas. No lo había visto ese lado de la sección, obvio que si la gente reacciona, se irán sobre la culpable de abrirles los ojos, es la primera vez que algo así pasa, he arriesgado a Emma.
Y todo es mi culpa.
—Deja de pensar…Archer—levanto la mirada hacia Emma, y ahí está, con una media sonrisa en sus labios. Tiene unos raspones en su frente y tienen una pintan en color morado. Sus brazos están iguales, tuvo en su lado derecho de su ojo unas venas rotas, muestra una mancha roja, y un labio reventado, la miro,
E M M A —Tienes que decirle a Archer que te están amenazando, Emma, qué te han obligado a renunciar y dejar la sección, ¿Qué pasará con las otras personas que aconsejas? —armo mi maleta a toda prisa, Zoe intenta sacar las cosas del interior. — ¡Basta, Zoe! —le grito furiosa y con las lágrimas cayendo por mis mejillas. — ¡No! ¡Basta, tú, Emma! ¿Por qué huyes? ¡Existe la policía cibernética! ¡No puedes arrojar todo a la borda por la amenaza de esa mujer! ¡No lo voy a permitir! —grita Zoe furiosa lanzando la maleta al suelo. —Saben dónde vivo, sabe con quién me junto, sabe de ustedes, saben de Archer, hasta de Josh…—me siento en la orilla de la
Estaba al lado de Archer cenando, nos encontramos en la terraza de unos de sus restaurantes favoritos, había pasado una semana exactamente el día de hoy, de mi denuncia a la mujer de la carta. La seguían buscando para detenerla por lo que me había hecho. El dolor de cabeza había disminuido, el labio partido ya no se notaba tanto, los raspones en mi piel y en mi frente habían desaparecido. —Emma…—me llama Archer mientras doy un bocado a mi filete. Levanto la mirada y espero a que hable. — ¿Quieres acompañarme mañana por la noche a una cena de cumpleaños? —termino de comer. —Sí, claro. ¿Quién cumple años? —Archer se tensa. —Es el cumpleaños de mi hermana…—doy un sorbo a mi vino. &m
staciono el auto, bajamos y caminamos hasta la entrada, pero para eso, escuchamos voces a lo lejos, Josh se asoma al lado de la casa, por donde la primera vez Archer me guio. Caminamos lentamente y las voces cobran más fuerza. Al llegar a la alberca nos detenemos. Hay mucha gente en la gran alberca, mujeres en traje de baño, hombres en sus shorts de baño, Josh me mira y abre los ojos impresionado. —Vaya, creo que alguien cumple años…—señala una mesa con un pastel gigante. —Si, según es mañana, es de Eloise, la hermana de Archer. La gente no se ha dado cuenta de nuestra intromisión. — ¿Para eso fue? ¿Para invitarte a su fiesta? —pregunta Josh, cuándo voy a contestar, nos pilla Eloi
Diez meses después.ARCHERContemplo desde aquí a Emma, está sentada a un lado del conductor de televisión nacional, le pregunta acerca del nuevo libro que se había lanzado: “Un roto para un descosido” El libro se trataba de las vivencias de miles de lectoras, en su mayoría, mujeres, que no encontraban el valor de poder decir: “Basta” a las relaciones tóxicas en las que vivían y pensaban que era normal. Emma y sus consejos, llegaron más allá de la revista, más allá de un blog…ella había plasmado con autorización de estas a publicarlo en su libro, en nuestro libro. Llevó un control impresionante de cartas y contestaciones, hubo varias amenazas de maridos, bueno, exmaridos, exesposas, pero a pesar de eso, seguimos adelante. La revista se posi
Mis mejores amigas no dejaban de decirme que era una mujer débil por el sexo opuesto, que mi pareja actual era un vividor, que era esto y era aquello. Pero no podía verlo porque realmente estaba según yo enamorada de él. Él y yo compartíamos un pequeño estudio encima de una pizzería en la ciudad de Los Ángeles. Llevábamos dos años de vivir juntos. Dos años de sexo, risas, peleas, frustraciones que nos gritábamos en la cara de vez en cuando, pero al final estábamos el uno para el otro. O eso es lo que yo pensaba. A veces creía que era una relación enfermiza, pero a la vez éramos para cada uno un pilar. Si, había veces que quería aventarlo por la ventana y fingir que era un accidente, o estrangularlo mientras estaba dormido en
El callejón está solo, la pared del local de la pizzería y la otra pared de departamentos son los únicos testigos. Mi respiración es agitada, me paso el brazo por mi frente para limpiar el sudor. Una sonrisa aparece en mis labios, esa sonrisa que puedes ver en una villana de telenovela, ya lista para empezar su venganza, se te pone la piel de gallina y dices desde tu lugar: “Hija de su madre, “¿Ahora que va a hacer?” Pero en esta parte, estoy en el lugar de la villana. Había encontrado de camino al departamento un contenedor y he pasado dos horas bajando por las escaleras de incendio y en este momento estoy por cumplir mi meta propuesta: —Y arderás como el mismo infierno. —tiro el cerillo encendido en el montonal de cosas qué se encuentran dentro del contenedor, todo lo de él ya no es, “Tim, mi amor”, es ahora Timothy “El imb&
Dicen que el antro KARMA es uno de los mejores y exclusivos de la ciudad de Los Ángeles, que algunos millonarios y gente famosa e importante, pagan una cuota anual demasiada exorbitante para tener unos súper privilegios, pero afortunadamente -en nuestro caso ya que somos simples mortales- nuestra querida amiga Zoe era todo posible. Zoe, es la mano derecha y asistente del dueño, le había entregado a nuestra amiga una tarjeta de color cobre plastificada con el que le daba la entrada a la planta de abajo y a la barra libre, nuestra amiga dice que más allá de la pista se encuentra una puerta custodiada por un hombre en traje oscuro e intimidante, pero esa zona es VIP y solo entran las tarjetas color oro, aunque es intrigante imaginar que puede haber más allá de esa puerta, nos conformamos con la pista principal y la enorme barra con bebidas gratis. — ¡Es estupendo el lugar! —exclamo
Estoy sentada en mi escritorio mirando la pantalla de mi computadora, me levanto al mismo tiempo que tomo una pelota de plástico y comienzo a pasear por mi pequeño espacio, la pelota pasa de una mano a otra, mientras mi mente es una revolución de ideas. ¿Por qué antes no fue así? Creo que tengo la respuesta. Timothy, el imbécil. Estaba más concentrada en nuestra relación tóxica que no fluía en esta parte de mi vida laboral, tengo tantas ideas, empieza como una brisa y luego se hace un tornado, eso es emocionante, algo en mi me inquieta cuándo me encuentro con esos ojos verdes a través del cristal de la oficina de Layla. Han estado dos horas en una reunión, pero él no deja de mirarme. El solo recordar que es el tipo de la cazadora, me da harta pena. ¿De qué habrán hablado, Emma Jones? &iq