Había llegado finalmente el viernes, durante los días anteriores había evitado a toda costa a Archer McMillan. Creo que ha entendido que necesitaba un poco de ese espacio para pensar lo que estaba sucediendo.
— ¿Te falta mucho? —escucho al otro lado de la línea su voz sensual. Levanto la mirada de mi monitor para mirarlo a través de las paredes de cristal de su ahora oficina. Layla cruza por enfrente y detengo lo que iba a decir para evitar que escuche algo.
—Señor McMillan, estoy trabajando—puedo ver desde aquí como tuerce sus labios en desaprobación.
—Trabaja mucho, señorita Jones. Una pregunta, ¿Quieres ir al bar Karma? —Layla vuelve a pasar cuándo estoy a punto de contestar, pero esta vez se regresa y entra a mi cubículo. Bajo el auricular
Me remuevo “Eres una zorra” “Zorra” “¿Lo sabías?” abro los ojos asustada e intento levantarme, pero el dolor aparece, me quejo fuerte, escucho pasos cercas, entonces puedo ver a Archer con el rostro recién despertado, corre por la habitación en busca de algo, intento reincorporarme poco a poco. Fue una pesadilla… —No te muevas, no te muevas, te vas a lastimar, Jones. —dice a toda prisa Archer. Me entrega un vaso de juego luego las pastillas. —Tómatelas. Lo hago. Luego me ayuda a recostarme. —Gracias. —De nada, pediré el desayuno, ¿Quieres algo en especial? —me doy cuenta de que no tiene una camisa puesta, puedo ver su dorso bien trabajado, no se le marca el “lavadero”
Un mes después,Fiesta anual de la revista MMStyle —La música ha llegado—le digo a Archer quien luce perfecto en su esmoquin. Él me observa de pies a cabeza. Después de un mes del accidente con Tim, de que confesara a Archer finalmente que me gusta, todo caminaba perfectamente. Es como si todo encajara como debe de ser. Y es la primera vez, léanlo bien, es la primera vez, que tenía paz conmigo misma, hacía lo que más me encanta hacer, me di la oportunidad con Archer, tenía mi aumento bien ganado por mi trabajo, la sección “Un roto para un descosido” es un súper HIT en mayúsculas… —Te ves hermosa en ese vestido, Jones—Archer me mira pícaramente, yo niego, por supuesto qué me veo hermosa, vestía por primera v
ARCHER Estoy sentado a un lado de Emma, estamos en el hospital, de nuevo. Hace un mes la había golpeado su ex, ahora, ha sido golpeada por dos personas y todo por una maldita carta. No había previsto esto, aparte brindar ayuda en su sección, podría acarrearle problemas. No lo había visto ese lado de la sección, obvio que si la gente reacciona, se irán sobre la culpable de abrirles los ojos, es la primera vez que algo así pasa, he arriesgado a Emma. Y todo es mi culpa. —Deja de pensar…Archer—levanto la mirada hacia Emma, y ahí está, con una media sonrisa en sus labios. Tiene unos raspones en su frente y tienen una pintan en color morado. Sus brazos están iguales, tuvo en su lado derecho de su ojo unas venas rotas, muestra una mancha roja, y un labio reventado, la miro,
E M M A —Tienes que decirle a Archer que te están amenazando, Emma, qué te han obligado a renunciar y dejar la sección, ¿Qué pasará con las otras personas que aconsejas? —armo mi maleta a toda prisa, Zoe intenta sacar las cosas del interior. — ¡Basta, Zoe! —le grito furiosa y con las lágrimas cayendo por mis mejillas. — ¡No! ¡Basta, tú, Emma! ¿Por qué huyes? ¡Existe la policía cibernética! ¡No puedes arrojar todo a la borda por la amenaza de esa mujer! ¡No lo voy a permitir! —grita Zoe furiosa lanzando la maleta al suelo. —Saben dónde vivo, sabe con quién me junto, sabe de ustedes, saben de Archer, hasta de Josh…—me siento en la orilla de la
Estaba al lado de Archer cenando, nos encontramos en la terraza de unos de sus restaurantes favoritos, había pasado una semana exactamente el día de hoy, de mi denuncia a la mujer de la carta. La seguían buscando para detenerla por lo que me había hecho. El dolor de cabeza había disminuido, el labio partido ya no se notaba tanto, los raspones en mi piel y en mi frente habían desaparecido. —Emma…—me llama Archer mientras doy un bocado a mi filete. Levanto la mirada y espero a que hable. — ¿Quieres acompañarme mañana por la noche a una cena de cumpleaños? —termino de comer. —Sí, claro. ¿Quién cumple años? —Archer se tensa. —Es el cumpleaños de mi hermana…—doy un sorbo a mi vino. &m
staciono el auto, bajamos y caminamos hasta la entrada, pero para eso, escuchamos voces a lo lejos, Josh se asoma al lado de la casa, por donde la primera vez Archer me guio. Caminamos lentamente y las voces cobran más fuerza. Al llegar a la alberca nos detenemos. Hay mucha gente en la gran alberca, mujeres en traje de baño, hombres en sus shorts de baño, Josh me mira y abre los ojos impresionado. —Vaya, creo que alguien cumple años…—señala una mesa con un pastel gigante. —Si, según es mañana, es de Eloise, la hermana de Archer. La gente no se ha dado cuenta de nuestra intromisión. — ¿Para eso fue? ¿Para invitarte a su fiesta? —pregunta Josh, cuándo voy a contestar, nos pilla Eloi
Diez meses después.ARCHERContemplo desde aquí a Emma, está sentada a un lado del conductor de televisión nacional, le pregunta acerca del nuevo libro que se había lanzado: “Un roto para un descosido” El libro se trataba de las vivencias de miles de lectoras, en su mayoría, mujeres, que no encontraban el valor de poder decir: “Basta” a las relaciones tóxicas en las que vivían y pensaban que era normal. Emma y sus consejos, llegaron más allá de la revista, más allá de un blog…ella había plasmado con autorización de estas a publicarlo en su libro, en nuestro libro. Llevó un control impresionante de cartas y contestaciones, hubo varias amenazas de maridos, bueno, exmaridos, exesposas, pero a pesar de eso, seguimos adelante. La revista se posi
Mis mejores amigas no dejaban de decirme que era una mujer débil por el sexo opuesto, que mi pareja actual era un vividor, que era esto y era aquello. Pero no podía verlo porque realmente estaba según yo enamorada de él. Él y yo compartíamos un pequeño estudio encima de una pizzería en la ciudad de Los Ángeles. Llevábamos dos años de vivir juntos. Dos años de sexo, risas, peleas, frustraciones que nos gritábamos en la cara de vez en cuando, pero al final estábamos el uno para el otro. O eso es lo que yo pensaba. A veces creía que era una relación enfermiza, pero a la vez éramos para cada uno un pilar. Si, había veces que quería aventarlo por la ventana y fingir que era un accidente, o estrangularlo mientras estaba dormido en