-No hombre… - interrumpió Dan - claro que no. Sabes que ni soy un depravado ni mucho menos un corruptor de menores, la invité a sentarse conmigo cuando me sirvió la bebida, y luego prácticamente no le di otra opción.-¿Demasiada casualidad no? – Dudó Miguel.-No sé. A ver, recapitulemos, ayúdame a ver si tú también lo ves como yo: A los dos nos ha explicado que se hizo amiga de Mandy la chica con la que yo estaba siempre, esta le contó que yo la trataría bien y que era generoso, así que cuando me vio sumo dos y dos …. – Iba explicando Dan. – Aprovechó mi invitación , y eso es verdad, no vino directa a por mí, eso sí creo recordarlo, aunque vagamente, no estaba en mi mejor momento. ¡Tú sabes! Salí esa noche porque se cumplían los tres años de la traición de Rebeca ya había bebido antes de salir de casa y en el Menfis prácticamente me bebí una botella entera de whisky. Débora me recordó, y de eso si estoy seguro de que se acercó a mi una de las chicas, una rubia llamada Doris a la que
-Lo tengo todo previsto – alardeó Daniel - Ahora le he dejado un poco de libertad, pero una vez que terminemos de hablar vamos a ir a buscarla y la dejaré bajo tu tutela. Espero que cumplas tu cometido como guardián y no la dejes comunicarse con nadie. Durante la comida la presionaré tanto que no le quedará más remedio que aceptar esta boda.-No sé Daniel, pero creo que deberías sopesar otras alternativas, el matrimonio son palabras mayores – Razonó Mike, ya en un último intento desesperado para obligar a su jefe y amigo a entrar en razón.-Eso para ti hermano, porque eres un sentimental – se burló o más bien dicho lo intentó sin lograrlo Dan. La verdad es que la situación no estaba para burlas, pero que se le podía hacer, a lo hecho pecho y no había marcha atrás. Así que prosiguió – De todas formas, tampoco iba a casarme nunca más. Así que: ¿que más da casarme por un tiempo? Cuando haya pasado el peligro nos divorciamos, le doy con un poco de dinero y encima le hago un favor, podrá i
-¿Qué es lo que no le harías a tu hijo, a ver? – preguntó Mike cansinamente sabiendo lo que iba a contestarle, la historia repetida hasta la saciedad de su hermano Jorge, pero sabía que a su amigo le hacía bien hablarlo y ¿quién sabe?, a lo mejor llegaba el día en que lo convencía, él no iba a cejar en su empeño de lograrlo.-Pues ya lo sabes hombre, no pienso ser como mi padre que se casó viudo y con un hijo. Luego me tuvo a mí y a mi hermana…-Y fue muy feliz con tu madre. – Interrumpió Mike - Hasta rejuveneció al ser padre de nuevo. Os adoraba a ti y a Lisbeth. Tu fuiste siempre su mano derecha y ella la niña de sus ojos… ¿Dónde estarían ahora el rancho Doble D y los pozos de petróleo? – el mismo respondió a esa pregunta – ¡Yo te lo diré: Jorge los hubiera perdido en una timba de póker!, Y sin rancho no hay Savater’s Oil. Sabes perfectamente que Jorge hubiera acabado con todo en caso de seguir vivo y haber sido el único heredero. ¡Y aún hay más! ¿Dónde estaría ahora la corporación
-¡Vayamos a buscarla, ya habrá tenido tiempo suficiente para lo que sea que haya hecho y hablado con quién sea…! – Se impacientó Dan, harto de esa conversación que había caído en punto muerto.Se levantaron, firmaron la cuenta y salieron del restaurante. Daniel necesitaba revisar el contrato de compra del semental y realizar algunas llamadas de negocios, así que cuando la encontraron curioseando en una tienda de juguetes le pidió que se quedara el resto de la mañana con Mike, tal como habían convenido los dos amigos. Al verse nuevamente solos, Mike se encogió de hombros, al parecer su jefe y amigo le estaba tomando gusto a eso de dejarlo de niñera, pues ni modo, se lo tomó con filosofía y decidió poner su mejor cara. Eso sí, rogó para que no trascendiera, si Marcia se enteraba que había acompañado de compras a una desconocida y cuando ella se lo pedía siempre le ponía excusas dormiría en el sofá una buena temporadita. Así que para hacerse perdonar le pidió a Débora que lo ayudara a
-¿Mi puta? – se extrañó - Que bobada estás diciendo, si quisiera que fueras eso te habría dejado en el Menfis y hubiera pagado por ti las veces que me viniera en gana. Estás completamente fuera de ti. – Respondió enojado, pero luego vio que a través de su actitud no conseguiría tranquilizarla y apaciguó un poco el tono prosiguiendo: -¿Qué te hace pensar que quiero que seas eso?Débora contestó con otra pregunta: - ¿Esos vestidos que han traído no son para una persona que ha de cuidar de un niño pequeño?, Véalos usted mismo…, - Gritó Débora mientras salía de su habitación alzando un minivestido rojo con un solo tirante que tiró de cualquier manera sobre el mullido sofá. –Y mucho menos esos zapatos de tacón. Juárez obligaba a sus mujeres a usar zapatos iguales en el Menfis…- siguió gritando mientras señalaba tres pares de zapatos esparcidos encima de la alfombra: unas sandalias negras tipo romanas de plataforma altísima, unos pepe toes plateados con un finísimo tacón de aguja y el últ
Fastidiado se dirigió al baño para refrescarse. El agua fría impactó en su cara, pero no alejó sus pensamientos, nada agradables por cierto y todos con un denominador común: Mike tenía razón, se estaba enredando cada vez más. Maldijo en silencio su salida al Menfis y deseó de todo corazón solucionar todo el embrollo sin más complicaciones. Débora era muy joven, casi una adolescente, y él era un hombre demasiado atareado para ocuparse de una jovencita con la que no tenía nada en común. ¡Por Dios! Ni que se hubiera convertido en padre de una niña de la noche a la mañana, sólo eso le faltaba. Recordó con pesar la monotonía de su vida: trabajo, hijo, soledad… deseó no echarlos de menos. No soportaría estar peleando continuamente. Se sintió viejo de repente, ¿Qué les pasaba por la cabeza a las adolescentes? ¿Cuáles serían sus intereses y necesidades?... Bueno, seguro que no tendría demasiado tiempo para intimar con su joven esposa, pronto se desenmascararía, y entonces sí: Débora y s
Débora no pudo evitar un escalofrío al escuchar la palabra cárcel, Daniel ya le había dicho que escuchara sin interrumpir, ella no deseaba que él fuera a la cárcel por su culpa. No había sido esa su intención, ni siquiera reparó en las consecuencias de irse con él. Lo usó para zafarse de la amenaza de Juárez sin pensar, luego se asustó tanto que se colapsó y no encontró el suficiente valor para detener lo que iba a pasar, así que se echó la culpa y le reiteró que podía confiar en su silencio, sin ser consciente que Daniel ya había tomado una decisión y nada de lo que ella dijera lo haría cambiar de opinión:- Si…, pero ya le he dicho que no puede saberlo nadie y que yo…, yo no voy a decir nada…, como cree que le haría daño…, no soy así…, Por favor créame, señor. -Se estaba poniendo muy nerviosa…-Si, te creo, – mintió Daniel, deseando de todo corazón que fuera ciertas sus palabras – pero no puedo estar seguro de que alguien más esté implicado y quiera perjudicarme, soy un hombre rico
-Te parece poco, ¿Crees que lo merezco? – La interrogó mirándola fijamente, vio que las defensas de Débora empezaban a resquebrajarse, y siguió apelando al corazón de la muchacha. - ¡Si así lo crees, y piensas que me gusta abusar de menores puedes denunciarme y terminar de una vez! En caso contrario debes ayudarme. Mi única culpa es acostarme con profesionales… No estoy casado ni tengo pareja, por lo que ni hago daño ni debo dar explicaciones a nadie y siempre las he respetado. Si consideras que por eso debo ir a la cárcel, pues no hay más que hablar. En caso contrario te estoy pidiendo tu ayuda: Cásate conmigo, es necesario legalizar nuestra situación. -Te prometo…..., - pausó sus palabras para que calaran más hondo en Débora, que tuviera tiempo de pensar, mientras tanto le iba acariciando cariñosamente el cabello, se encontró a gusto haciéndolo –…Te prometo que seré un buen marido el tiempo que tu quieras, yo te pido sólo un año, creo que será suficiente para olvidar este asunto t