Rebusco entre toda la ropa que he traído. Tiene que haber algo informal entre tanto vestido. Abro y cierro cajones mientras voy dejando la habitación llena de ropa por todas partes.
Por fin, escondido al fondo de uno de los cajones encuentro un pantalón elástico y una camiseta ancha de tirantes. No sé en qué momento decidí que traer este conjunto era buena idea, pero me alegro de haberlo hecho.
Me coloco frente al espejo para peinarme e instintivamente mis ojos se centran en el golpe de la frente. La herida está tapada con una gasa, pero alrededor se ha empezado a formar lo que en unos días será un hematoma. Tenía dudas sobre dejarme el pelo suelto o recogerlo en una simple coleta. Lo más cómodo es recogerlo, así que eso hago.
Podría pasear por la ciudad y nadie me reconocería sin tantas joyas, vestidos caros o maquillaje. Parezco una chica normal y co
Los cuatro estamos sentados en butacas de cuero negro, en un vano intento de hacer las exigencias de mi padre menos exigentes. Convertirlas en una reunión informal y amigable.En silencio, atiendo a los dos Reyes discutir sobre seguridad. Había pensado mucho en lo orgullosa que estaría mi madre por mi comportamiento. Arriesgarme por salvar la vida de un hombre, pero no me había parado a pensar que mi padre se podía preocupar.— He traído a mis veinte mejores hombres para que se queden y velen por la seguridad de mi hija — suelta mi padre dando a entender que la guardia del rey Maximilian no está preparada — la acompañarán en todo momento, vigilarán su habitación por la noche y cualquier cambio en las rotaciones o en la guardia se les notificará con un día de antelación.Maximilian lo mira impertérrito. Nada en su semblante muestra que esté molesto.— No tengo problema en acoger a tu guardia.Mi padre asiente. Tacha una línea de la hoja que lleva en la m
El comienzo del verano es cálido, pero llevar la ropa mojada con el aire golpeando el cuerpo provoca que cada poco rato un escalofrío me recorra.Mathew acomoda la toalla sobre mi cuerpo tapándome los hombros mientras Andrew recoge la manta y la cesta del picnic. Se ha quitado la camisa mojada y ahora tiene el pecho descubierto. Procuro no mirarlo demasiado y a cada rato me sorprendo admirándolo.— ¿Qué haces aquí? — pregunto para centrar mi atención en otra cosa que no sean los músculos en tensión de Andrew.— Soy parte de los veinte hombres que te van a proteger.Andrew llega hasta nosotros. Quita la toalla húmeda de mi cuerpo y coloca la manta calentada por el sol.— Vaya, siento que te hayan obligado a venir. Protegerla es difícil — coloca la mano sobre su boca como si fuera a contar un secreto — se mete en problemas cada dos por tres.Mathew ríe educadamente.— En realidad me ofrecí voluntario. No podía permitir que la vida de katie cor
Antes de entrar en el comedor miro el reloj. Llego tres minutos tarde.Un mayordomo mantiene la puerta abierta para que pase al interior. Todos están de pie, detrás de las sillas, esperándome a mí. Al momento noto como me sonrojo.Adelanto un pie tras otro hasta quedar yo también al lado de la única silla libre. Andrew se sienta a mi derecha y la reina a mi izquierda, a su lado está el rey y por último, el hijo menor, Paul.— Estás preciosa, querida — aprieta suavemente mi antebrazo.Coloco mi mano sobre la de ella, en un intento de gesto cariñoso.— Es muy amable. Usted también esta guapísima.Destila elegancia. Todos y cada uno de sus movimientos son dulces y comedidos ¿Llegaré algún día a ser igual que ella?— Andrew — lo llama su madre — ¿No tienes nada que decirle a la princesa
Andrew se acerca hasta la cama una vez que estamos solos. Se pasa la mano por la cara, parece agobiado.— Ha sido sin querer Katherine. He estado hablando con ella y se siente fatal.¿Sin querer? ¿Un error? Lo dudo mucho. No entiendo como puede ser tan ingenuo.— No ha sido ningún error — contesto enfadada.Resopla y se sienta sobre la cama.— ¿Por qué os cuesta tanto llevaros bien?— ¡¿Por qué?! — Estallo — ¿¡Por qué tratas tú a Mathew como lo haces!? Él también es importante para mí. Si le hubieras dedicado más tiempo a tu novia no me odiaría.En el momento que lo digo me arrepiento. Tengo razón. Si hubiera pasado más tiempo con ella, quizás se daría cuenta de que solo somos amigos, pero ¿Eso es lo que quiero? ¿Volver a sentirme desplazada y sola?— Ella sabe que somos amigos y también sabe que tengo que respetar las citas — contesta serio.— Si, pero no sabe porque te tenías que quedar conmigo en la enfermería toda la noche, n
AndrewSalgo del despacho de mi padre después de cuatro horas cuadrando presupuestos. Tenemos personal preparado de sobra que podría encargarse de todo ese papeleo, pero a él le gusta ver como me devano los sesos.Hay un problema serio con respecto al gasto destinado a seguridad, tanto de palacio como del resto del país. Nosotros subvencionamos el treinta por ciento (con dinero recaudado de impuestos) el setenta por ciento restante se consigue a través de ayudas y donaciones.Cada vez que insinúo que ese modelo de financiación es obsoleto y sin sentido, se opone rotundamente a cambiarlo ¿Para qué quiere que lo ayude si no toma en cuenta mi opinión? En fin.He pedido a una chica del servicio que me lleve el desayuno a los jardines. Katherine está haciendo ejercicio, y después de como terminó la noche, quiero saber si sigue enfadada.Todo empezó por una mancha en un vestid
AndrewPido al servicio que habilite la habitación para la cena de esta noche. Sé que ha sido buena idea juntarlas a las dos. De una vez por todas, voy a terminar con todas las tonterías que tienen en la cabeza.Mientras dejo que hagan su trabajo, bajo al gimnasio a hacer un poco de deporte. El esfuerzo físico siempre consigue que aclare las ideas, que vea las cosas más simples y consiga mejores resultados.Paso el resto del día inmerso en papeles. La presión a la que me somete mi padre queriéndome preparar para su abdicación dentro de un año, no tiene límites.Esta mañana los presupuestos, por la tarde, ejercito. De la guerra hace ya mucho, tanto que ni yo la viví y él, sigue anclado en ese pasado en el que en cualquier momento puede volver a ocurrir.Revisar el gran montón de papeles que hay encima de mi mesa me deja una cosa clara: no se puede desperdiciar el ochenta
Esta losa ya pesa demasiado. Melanie tiene razón ¿Qué hombre querría estar conmigo? No se dar ni un simple beso. He ensayado muchas veces con mi mano, pero estoy segura que no es lo mismo.Escucho un ruido que proviene de la pared. Solo hay una persona que puede venir por ese camino y es la última que quiero ver en este momento.— Katie, no te precipites. Duerme y descansa. Hablaremos mañana ¿Vale?Mathew se pone en pie y sale de la habitación. El ruido ha provocado que la conversación se termine a medias. Solo es un beso, no le estoy pidiendo amor eterno.Se está convirtiendo en una costumbre acostarme sin cenar. Mis tripas rugen pidiendo algo de comida. Aunque pudiera ahora mismo disponer de un salón lleno de platos sabrosos, estoy segura que se convertiría en tierra en mi garganta.La pelea con Melanie me ha afectado. Lo llamo pelea para no sentirme más humillada, porque en realidad ha sido un ataque en toda regla en el que he sido la clara perdedor
Galopamos sobre el mar. Puedo ver como lo rompe y forma espuma a ambos lados. Es impresionante. Nunca había montado en barco, pero a partir de hoy me declaro oficialmente enamorada de ellos.— Ponte el chaleco, katherine — vuelve a repetir por enésima vez.Mientras más lo miro, más feo me parece. Enorme, naranja y con un extraño volumen que no estiliza mi figura para nada.— Se nadar y es horrible — sentencio dejándolo a un lado.Suelta el timón y se acerca hasta mi.Lleva una camisa de lino blanca. Unos cuantos botones se han desabrochado y gracias al viento, puedo ver parte de su pecho.— No importa si sabes nadar, es por seguridad — lo recoge y me obliga a ponérmelo. No ofrezco mucha resistencia porque sus dedos tirando de las cintas para pegarlo a mi cuerpo me entretienen — y aunque sea feo puede evitar que te ahogues si caes al agua.Hago un mohín.No puedo verme, pero estoy segura de que la imagen que le estoy ofreciendo, no es l