Andrew
Salgo del despacho de mi padre después de cuatro horas cuadrando presupuestos. Tenemos personal preparado de sobra que podría encargarse de todo ese papeleo, pero a él le gusta ver como me devano los sesos.
Hay un problema serio con respecto al gasto destinado a seguridad, tanto de palacio como del resto del país. Nosotros subvencionamos el treinta por ciento (con dinero recaudado de impuestos) el setenta por ciento restante se consigue a través de ayudas y donaciones.
Cada vez que insinúo que ese modelo de financiación es obsoleto y sin sentido, se opone rotundamente a cambiarlo ¿Para qué quiere que lo ayude si no toma en cuenta mi opinión? En fin.
He pedido a una chica del servicio que me lleve el desayuno a los jardines. Katherine está haciendo ejercicio, y después de como terminó la noche, quiero saber si sigue enfadada.
Todo empezó por una mancha en un vestid
AndrewPido al servicio que habilite la habitación para la cena de esta noche. Sé que ha sido buena idea juntarlas a las dos. De una vez por todas, voy a terminar con todas las tonterías que tienen en la cabeza.Mientras dejo que hagan su trabajo, bajo al gimnasio a hacer un poco de deporte. El esfuerzo físico siempre consigue que aclare las ideas, que vea las cosas más simples y consiga mejores resultados.Paso el resto del día inmerso en papeles. La presión a la que me somete mi padre queriéndome preparar para su abdicación dentro de un año, no tiene límites.Esta mañana los presupuestos, por la tarde, ejercito. De la guerra hace ya mucho, tanto que ni yo la viví y él, sigue anclado en ese pasado en el que en cualquier momento puede volver a ocurrir.Revisar el gran montón de papeles que hay encima de mi mesa me deja una cosa clara: no se puede desperdiciar el ochenta
Esta losa ya pesa demasiado. Melanie tiene razón ¿Qué hombre querría estar conmigo? No se dar ni un simple beso. He ensayado muchas veces con mi mano, pero estoy segura que no es lo mismo.Escucho un ruido que proviene de la pared. Solo hay una persona que puede venir por ese camino y es la última que quiero ver en este momento.— Katie, no te precipites. Duerme y descansa. Hablaremos mañana ¿Vale?Mathew se pone en pie y sale de la habitación. El ruido ha provocado que la conversación se termine a medias. Solo es un beso, no le estoy pidiendo amor eterno.Se está convirtiendo en una costumbre acostarme sin cenar. Mis tripas rugen pidiendo algo de comida. Aunque pudiera ahora mismo disponer de un salón lleno de platos sabrosos, estoy segura que se convertiría en tierra en mi garganta.La pelea con Melanie me ha afectado. Lo llamo pelea para no sentirme más humillada, porque en realidad ha sido un ataque en toda regla en el que he sido la clara perdedor
Galopamos sobre el mar. Puedo ver como lo rompe y forma espuma a ambos lados. Es impresionante. Nunca había montado en barco, pero a partir de hoy me declaro oficialmente enamorada de ellos.— Ponte el chaleco, katherine — vuelve a repetir por enésima vez.Mientras más lo miro, más feo me parece. Enorme, naranja y con un extraño volumen que no estiliza mi figura para nada.— Se nadar y es horrible — sentencio dejándolo a un lado.Suelta el timón y se acerca hasta mi.Lleva una camisa de lino blanca. Unos cuantos botones se han desabrochado y gracias al viento, puedo ver parte de su pecho.— No importa si sabes nadar, es por seguridad — lo recoge y me obliga a ponérmelo. No ofrezco mucha resistencia porque sus dedos tirando de las cintas para pegarlo a mi cuerpo me entretienen — y aunque sea feo puede evitar que te ahogues si caes al agua.Hago un mohín.No puedo verme, pero estoy segura de que la imagen que le estoy ofreciendo, no es l
El resto del día lo pasamos disfrutando del sol y del mar. He aprendido las técnicas para poder llevar el timón y gobernar el barco. Andrew solo me lo ha permitido durante un rato, se pone nervioso si no es él quien controla la situación. Es bastante gracioso ver como mueve las manos delante del timón como si llevara un coche a ciento ochenta frente a un muro.Durante el camino de vuelta el ambiente cambia, se vuelve tenso y los dos sabemos el motivo; Melanie.— Andrew, si pregunta no quiero mentirle — me sincero después de darle muchas vueltas.— No lo hagas.Tengo su visto bueno, pero eso no borra los nervios que siento por dentro. La única salida es cruzar los dedos para que no pregunte directamente si me besó.— Andrew — lo llamo de nuevo.— Dime.— Gracias por el día que has preparado. Lo he pasado realmente bien.<
Mi corazón es como un edificio lleno de dinamita. Cada recoveco, hasta el más mínimo escondite, tiene su bomba preparada. Solo hay que esperar a que pulse el botón y lo haga explotar.La sensación que tengo es que lo he perdido. Todo por mi culpa. Por no haber ido a hablar con él y por actuar a sus espaldas. Por confiar en Melanie aun cuando mi mente pedía a gritos que no lo hiciera. Ahora solo puedo comprenderle y decirle adiós.¿Cómo se puede echar de menos algo que nunca has tenido? Pero así es.Desde la cama observo el cuadro que no volverá a abrirse. No he podido pegar ojo, no después de la visita de Andrew.Entiendo que ya no confíe en mí, pero ¿En serio tengo que permanecer un año aquí? Lo mejor sería que me fuera y terminara con esto de una vez, pero soy una cobarde incapaz de enfrentarme a dos reyes furiosos por no hacerles caso.— ¿Está bien? — pregunta Noah descorriendo las cortinas.— Si.— No tiene buena cara.— Entonces h
El claro que se abre frente a nosotros me dice que casi hemos llegado. Paul me sujeta por el brazo antes de salir del escondite de los árboles y dejarnos ver.— Las noticias vuelan, Katie. No sé porque estaréis peleados mi hermano y tu, pero se le pasará. No te preocupes tanto.Sus palabras causan un efecto calmante. Es su hermano, así que tiene que conocerlo. Y decido que si Paul está seguro de que se le pasará, yo también lo voy a estar. Con el tiempo me perdonará.— Deja de llamarme Katie — contesto con la esperanza de que pille la indirecta y deje el tema de Andrew.— Me gusta más — sententencia encogiendo los hombros — ¿Sabías que tu nombre procede del griego? Grandes reinas lo llevaron.Me muestro sorprendida por como le ha dado la vuelta a la conversación.— Eres un cerebrito.Paul se mete las manos en los bolsillos divertido.— No actúo sin comprender las cosas, si es a eso a lo que te refieres.— Cuando madures entenderá
El aire fresco de la noche entra por el balcón. Mece las cortinas con un suave sonido de fondo.Antes de meterme en la cama estaba segura de que no podría dormir, y sin darme cuenta, caigo en un profundo sueño.Un crujido me despierta. Me siento sobre la cama adormilada. Una sombra que no debería estar se mueve. Con dedos temblorosos enciendo la lamparita.Un hombre mayor, de unos cuarenta y pocos años viene directo hacia mí. Sus ropas son iguales que las del tío de Melanie, jirones de tela irreconocible llena de suciedad. El pelo y la barba en algún momento fueron negros, ahora tienen el color de la ceniza.Suelto un grito, aterrorizada y salto de la cama. El hombre se abalanza sobre mí y me tapa la boca.— ¡QUIETAS! — le dice a mis doncellas que se han despertado y corren hacia la puerta — o la mato.Extiendo el brazo hacia la mesita de noche. Mis dedos tocan el botón de Mathi
AndrewEscucho un grito que procede de la habitación de Katherine. Salto de la cama y corro hacia el pasadizo. Llego a la puerta escondida, pero no cede cuando la empujo.¿Qué demonios pasa? ¿Por qué no puedo abrirla? La golpeo con ambas manos una y otra vez. No puedo abrirla. La han bloqueado para que no pueda entrar.Pego la oreja con la esperanza de escuchar algo, lo que sea, que me aclare lo que está sucediendo. Una voz de hombre suena al otro lado.Vuelvo a mi habitación. Al salir, la guardia que trajo su padre golpea la puerta sin compasión. Tampoco pueden abrirla.Estoy empezando a perder los papeles. Puedo sentir como la preocupación crece en mi interior.Apenas hace nada de tiempo que estaba decidido a pasar página con Katherine. Es una traidora. Nunca podría volver a mirarla con los mismo ojos, los ojos que la veían dulce e ingenua. Y ahora, el