El claro que se abre frente a nosotros me dice que casi hemos llegado. Paul me sujeta por el brazo antes de salir del escondite de los árboles y dejarnos ver.
— Las noticias vuelan, Katie. No sé porque estaréis peleados mi hermano y tu, pero se le pasará. No te preocupes tanto.
Sus palabras causan un efecto calmante. Es su hermano, así que tiene que conocerlo. Y decido que si Paul está seguro de que se le pasará, yo también lo voy a estar. Con el tiempo me perdonará.
— Deja de llamarme Katie — contesto con la esperanza de que pille la indirecta y deje el tema de Andrew.
— Me gusta más — sententencia encogiendo los hombros — ¿Sabías que tu nombre procede del griego? Grandes reinas lo llevaron.
Me muestro sorprendida por como le ha dado la vuelta a la conversación.
— Eres un cerebrito.
Paul se mete las manos en los bolsillos divertido.
— No actúo sin comprender las cosas, si es a eso a lo que te refieres.
— Cuando madures entenderá
El aire fresco de la noche entra por el balcón. Mece las cortinas con un suave sonido de fondo.Antes de meterme en la cama estaba segura de que no podría dormir, y sin darme cuenta, caigo en un profundo sueño.Un crujido me despierta. Me siento sobre la cama adormilada. Una sombra que no debería estar se mueve. Con dedos temblorosos enciendo la lamparita.Un hombre mayor, de unos cuarenta y pocos años viene directo hacia mí. Sus ropas son iguales que las del tío de Melanie, jirones de tela irreconocible llena de suciedad. El pelo y la barba en algún momento fueron negros, ahora tienen el color de la ceniza.Suelto un grito, aterrorizada y salto de la cama. El hombre se abalanza sobre mí y me tapa la boca.— ¡QUIETAS! — le dice a mis doncellas que se han despertado y corren hacia la puerta — o la mato.Extiendo el brazo hacia la mesita de noche. Mis dedos tocan el botón de Mathi
AndrewEscucho un grito que procede de la habitación de Katherine. Salto de la cama y corro hacia el pasadizo. Llego a la puerta escondida, pero no cede cuando la empujo.¿Qué demonios pasa? ¿Por qué no puedo abrirla? La golpeo con ambas manos una y otra vez. No puedo abrirla. La han bloqueado para que no pueda entrar.Pego la oreja con la esperanza de escuchar algo, lo que sea, que me aclare lo que está sucediendo. Una voz de hombre suena al otro lado.Vuelvo a mi habitación. Al salir, la guardia que trajo su padre golpea la puerta sin compasión. Tampoco pueden abrirla.Estoy empezando a perder los papeles. Puedo sentir como la preocupación crece en mi interior.Apenas hace nada de tiempo que estaba decidido a pasar página con Katherine. Es una traidora. Nunca podría volver a mirarla con los mismo ojos, los ojos que la veían dulce e ingenua. Y ahora, el
Queda muy poco tiempo para que anochezca. Me da pánico pensar que en tan solo unas horas tendré que adentrarme en el bosque sin que nadie lo sepa.Si es una estrategia de los rebeldes estoy perdida, aunque desde el momento que liberé al preso me convirtiera en una de ellos.Paseo por los pasillos sin un rumbo fijo. Solo necesito caminar y calmarme, respirar profundo. En el bolso llevo todo lo que me han pedido y un cuchillo de mantequilla que robé durante el desayuno. No sé que podría hacer con él cuando esos hombres posiblemente estén armados, pero me siento más segura llevando un "arma" encima. Si la situación se pone peligrosa puedo untarles con mermelada.Paso la mano por la frente, la dejo ahí unos segundos y cierro los ojos.— Buenos días — saluda la reina sorprendiéndome — ¿te encuentras bien?Hago una rápida reverencia para disimular el temor que tengo instalado en mi interior. Antes de levantar la cabeza y enfrentarme a ella, cambio mi cara de
¡Estoy tan enfadada! Me dijo que me alejara de él y ahora se dedica a registrar mi habitación y a seguirme por el bosque.— ¡Te vas a caer! — Grita Andrew — ve más despacio.Lo ignoro. Solo tengo ganas de gritarle y una señorita jamás haría eso, pero tengo la sensación de que desde que vine a vivir aquí, la vieja Katherine ha ido muriendo. Soy más fuerte, capaz de tomar decisiones incluso cuando no son las que debería tomar, enfrentarme al mismísimo príncipe. He cambiado y eso me aterra y me alienta a parte iguales.— Hace un momento estabas dispuesto a condenarme por traidora y ahora te preocupa que me caiga — contesto resollando.Me agarra del brazo y tira de mí hasta que nuestros rostros se encuentran. Cierra sus manos alrededor de mis brazos.— Me estás colocando en una posición difícil — dice apretando los dientes.Lo entiendo. No soy tonta. Se cual es su posición, pero eso
La fiesta se ha ido animando, aunque ahora que lo pienso, puede que sea yo la que está más contenta y desinhibida.— Las mujeres de hoy día no sabéis beber — continua Paul — todo es afrutado o con burbujas.Algo le pasa, es obvio. Nunca (la única vez que charlamos) es tan huraño.— ¿Y a ti que te pasa?— Nada — parpadea un par de veces seguidas y cambia la actitud. Se levanta, coloca una mano en su espalda y la otra la tiende hacia mí, mientras hace una exagerada reverencia — ¿Me concede este baile?Sujeto los bajos del vestido y le correspondo con un leve cabeceo.— Será un placer.— No mires, pero a mi hermano le sale humo por las orejas — dice divertido mientras pega su cuerpo al mío.No me siento incómoda con Paul. Solo espero que el resto de invitados no piensen mal.— Me lo imagino.Le encantaría poder ir y pedirle explicaciones a Melanie, y ya de paso, partirle la cara a Mathiew. Cosa que no me importaría.— No
Nadie nos presta atención. Todos se apartan para dejar al rey, pero nadie adivina lo que está a punto de suceder, ni siquiera yo.Llegamos a su despacho. Saca una llave del bolsillo y abre la puerta. La mantiene abierta invitándome a entrar. Tengo la garganta completamente seca, miro al final del pasillo, si esto fuera una película aparecería alguien para sacarme de este lío en el que yo solita me he metido. Suelto un suspiro y entro con el rey pisándome los talones y volviendo a cerrar con llave.Me alejo todo lo posible de él, aunque no es suficiente. Su mirada me aterra, no la aparta de mí en ningún momento. Es tan intimidante que tengo que humillarme y bajar la vista al suelo.— Katherine ¿Sabes lo que son los rumores?Es una pregunta trampa y una respuesta equivocada puede ser mi final.— Supongo que son comentarios que inventan los pobres para entretenerse — suelto con desprecio aunque el ligero temblor en la voz me delata.— Bien dicho — ap
AndrewBajo directamente al despacho de mi padre. Va a tener que darme un buen motivo de porque Katherine ha llegado hundida a su habitación.Mathiew espera tras la puerta a que los dos guardias que la custodian le den permiso para pasar. Las facciones de su cara me dicen que él también la ha visto y viene a pedir las mismas explicaciones que yo.— No me dejan pasar — dice apretando los dientes.— Muy bien.Sin pensarlo demasiado sujeto al guardia que queda más cerca de mí y lo empujo apartándolo, antes de que pueda levantarse y volver a cerrarme el paso, le doy un puñetazo a su compañero que termina tumbado en el suelo.Abro la puerta y Mathiew y yo entramos. Mi padre está sentado en su sillón como si nada hubiera pasado.— ¿Qué quieres hijo? — su voz tan calmada es una farsa.— ¿Qué le ha hecho a Katherine?Mathi
Paul se separa de mi abrazo para traerme algo de cenar. Nos quedamos a solas Andrew y yo. No sé que decirle, ni siquiera puedo mirarle sin sentir vergüenza por mi comportamiento.La realidad me ha tenido que golpear de lleno en toda la cara para comprender a lo que se refería. Si él, aunque no estaba a favor, no me hubiera ayudado a esconder la carta, posiblemente mi cabeza ya estaría separada de mi cuerpo.Le debo la vida y aun así soy incapaz de acercarme y agradecérselo. Me quedo tal y como estaba, sentada en el suelo mirando mis manos. Escucho la cama crujir. Andrew viene hacia mí, se agacha para quedar a la misma altura.— ¿Por qué no me miras? — Pregunta — ¿he hecho algo que te ha molestado?¿Cómo puede pensar eso? Me ha salvado. Un simple gracias no sería suficiente, nada que pueda decir o hacer es suficiente.— Katherine, mírame — endurece el tono — mírame maldita sea — me sujeta por los hombros visiblemente enfadado — ¿Por qué no me miras?<