Galopamos sobre el mar. Puedo ver como lo rompe y forma espuma a ambos lados. Es impresionante. Nunca había montado en barco, pero a partir de hoy me declaro oficialmente enamorada de ellos.
— Ponte el chaleco, katherine — vuelve a repetir por enésima vez.
Mientras más lo miro, más feo me parece. Enorme, naranja y con un extraño volumen que no estiliza mi figura para nada.
— Se nadar y es horrible — sentencio dejándolo a un lado.
Suelta el timón y se acerca hasta mi.
Lleva una camisa de lino blanca. Unos cuantos botones se han desabrochado y gracias al viento, puedo ver parte de su pecho.
— No importa si sabes nadar, es por seguridad — lo recoge y me obliga a ponérmelo. No ofrezco mucha resistencia porque sus dedos tirando de las cintas para pegarlo a mi cuerpo me entretienen — y aunque sea feo puede evitar que te ahogues si caes al agua.
Hago un mohín.
No puedo verme, pero estoy segura de que la imagen que le estoy ofreciendo, no es l
El resto del día lo pasamos disfrutando del sol y del mar. He aprendido las técnicas para poder llevar el timón y gobernar el barco. Andrew solo me lo ha permitido durante un rato, se pone nervioso si no es él quien controla la situación. Es bastante gracioso ver como mueve las manos delante del timón como si llevara un coche a ciento ochenta frente a un muro.Durante el camino de vuelta el ambiente cambia, se vuelve tenso y los dos sabemos el motivo; Melanie.— Andrew, si pregunta no quiero mentirle — me sincero después de darle muchas vueltas.— No lo hagas.Tengo su visto bueno, pero eso no borra los nervios que siento por dentro. La única salida es cruzar los dedos para que no pregunte directamente si me besó.— Andrew — lo llamo de nuevo.— Dime.— Gracias por el día que has preparado. Lo he pasado realmente bien.<
Mi corazón es como un edificio lleno de dinamita. Cada recoveco, hasta el más mínimo escondite, tiene su bomba preparada. Solo hay que esperar a que pulse el botón y lo haga explotar.La sensación que tengo es que lo he perdido. Todo por mi culpa. Por no haber ido a hablar con él y por actuar a sus espaldas. Por confiar en Melanie aun cuando mi mente pedía a gritos que no lo hiciera. Ahora solo puedo comprenderle y decirle adiós.¿Cómo se puede echar de menos algo que nunca has tenido? Pero así es.Desde la cama observo el cuadro que no volverá a abrirse. No he podido pegar ojo, no después de la visita de Andrew.Entiendo que ya no confíe en mí, pero ¿En serio tengo que permanecer un año aquí? Lo mejor sería que me fuera y terminara con esto de una vez, pero soy una cobarde incapaz de enfrentarme a dos reyes furiosos por no hacerles caso.— ¿Está bien? — pregunta Noah descorriendo las cortinas.— Si.— No tiene buena cara.— Entonces h
El claro que se abre frente a nosotros me dice que casi hemos llegado. Paul me sujeta por el brazo antes de salir del escondite de los árboles y dejarnos ver.— Las noticias vuelan, Katie. No sé porque estaréis peleados mi hermano y tu, pero se le pasará. No te preocupes tanto.Sus palabras causan un efecto calmante. Es su hermano, así que tiene que conocerlo. Y decido que si Paul está seguro de que se le pasará, yo también lo voy a estar. Con el tiempo me perdonará.— Deja de llamarme Katie — contesto con la esperanza de que pille la indirecta y deje el tema de Andrew.— Me gusta más — sententencia encogiendo los hombros — ¿Sabías que tu nombre procede del griego? Grandes reinas lo llevaron.Me muestro sorprendida por como le ha dado la vuelta a la conversación.— Eres un cerebrito.Paul se mete las manos en los bolsillos divertido.— No actúo sin comprender las cosas, si es a eso a lo que te refieres.— Cuando madures entenderá
El aire fresco de la noche entra por el balcón. Mece las cortinas con un suave sonido de fondo.Antes de meterme en la cama estaba segura de que no podría dormir, y sin darme cuenta, caigo en un profundo sueño.Un crujido me despierta. Me siento sobre la cama adormilada. Una sombra que no debería estar se mueve. Con dedos temblorosos enciendo la lamparita.Un hombre mayor, de unos cuarenta y pocos años viene directo hacia mí. Sus ropas son iguales que las del tío de Melanie, jirones de tela irreconocible llena de suciedad. El pelo y la barba en algún momento fueron negros, ahora tienen el color de la ceniza.Suelto un grito, aterrorizada y salto de la cama. El hombre se abalanza sobre mí y me tapa la boca.— ¡QUIETAS! — le dice a mis doncellas que se han despertado y corren hacia la puerta — o la mato.Extiendo el brazo hacia la mesita de noche. Mis dedos tocan el botón de Mathi
AndrewEscucho un grito que procede de la habitación de Katherine. Salto de la cama y corro hacia el pasadizo. Llego a la puerta escondida, pero no cede cuando la empujo.¿Qué demonios pasa? ¿Por qué no puedo abrirla? La golpeo con ambas manos una y otra vez. No puedo abrirla. La han bloqueado para que no pueda entrar.Pego la oreja con la esperanza de escuchar algo, lo que sea, que me aclare lo que está sucediendo. Una voz de hombre suena al otro lado.Vuelvo a mi habitación. Al salir, la guardia que trajo su padre golpea la puerta sin compasión. Tampoco pueden abrirla.Estoy empezando a perder los papeles. Puedo sentir como la preocupación crece en mi interior.Apenas hace nada de tiempo que estaba decidido a pasar página con Katherine. Es una traidora. Nunca podría volver a mirarla con los mismo ojos, los ojos que la veían dulce e ingenua. Y ahora, el
Queda muy poco tiempo para que anochezca. Me da pánico pensar que en tan solo unas horas tendré que adentrarme en el bosque sin que nadie lo sepa.Si es una estrategia de los rebeldes estoy perdida, aunque desde el momento que liberé al preso me convirtiera en una de ellos.Paseo por los pasillos sin un rumbo fijo. Solo necesito caminar y calmarme, respirar profundo. En el bolso llevo todo lo que me han pedido y un cuchillo de mantequilla que robé durante el desayuno. No sé que podría hacer con él cuando esos hombres posiblemente estén armados, pero me siento más segura llevando un "arma" encima. Si la situación se pone peligrosa puedo untarles con mermelada.Paso la mano por la frente, la dejo ahí unos segundos y cierro los ojos.— Buenos días — saluda la reina sorprendiéndome — ¿te encuentras bien?Hago una rápida reverencia para disimular el temor que tengo instalado en mi interior. Antes de levantar la cabeza y enfrentarme a ella, cambio mi cara de
¡Estoy tan enfadada! Me dijo que me alejara de él y ahora se dedica a registrar mi habitación y a seguirme por el bosque.— ¡Te vas a caer! — Grita Andrew — ve más despacio.Lo ignoro. Solo tengo ganas de gritarle y una señorita jamás haría eso, pero tengo la sensación de que desde que vine a vivir aquí, la vieja Katherine ha ido muriendo. Soy más fuerte, capaz de tomar decisiones incluso cuando no son las que debería tomar, enfrentarme al mismísimo príncipe. He cambiado y eso me aterra y me alienta a parte iguales.— Hace un momento estabas dispuesto a condenarme por traidora y ahora te preocupa que me caiga — contesto resollando.Me agarra del brazo y tira de mí hasta que nuestros rostros se encuentran. Cierra sus manos alrededor de mis brazos.— Me estás colocando en una posición difícil — dice apretando los dientes.Lo entiendo. No soy tonta. Se cual es su posición, pero eso
La fiesta se ha ido animando, aunque ahora que lo pienso, puede que sea yo la que está más contenta y desinhibida.— Las mujeres de hoy día no sabéis beber — continua Paul — todo es afrutado o con burbujas.Algo le pasa, es obvio. Nunca (la única vez que charlamos) es tan huraño.— ¿Y a ti que te pasa?— Nada — parpadea un par de veces seguidas y cambia la actitud. Se levanta, coloca una mano en su espalda y la otra la tiende hacia mí, mientras hace una exagerada reverencia — ¿Me concede este baile?Sujeto los bajos del vestido y le correspondo con un leve cabeceo.— Será un placer.— No mires, pero a mi hermano le sale humo por las orejas — dice divertido mientras pega su cuerpo al mío.No me siento incómoda con Paul. Solo espero que el resto de invitados no piensen mal.— Me lo imagino.Le encantaría poder ir y pedirle explicaciones a Melanie, y ya de paso, partirle la cara a Mathiew. Cosa que no me importaría.— No