Capítulo 32

Aquel calor leve se sentía exquisito, razón por la que su cuerpo lo buscó y se acurrucó en este. Se sentía tan rico estar piel con piel y percibir la manera pausada de ella respirar. Asimismo, aspirar el delicioso olor del cabello rizado, suave y abundante, que tuvo que recoger y ponerlo por encima de la almohada, le era fascinante.

Ella era la encarnación de la delicia y solo deseaba quedarse allí, pegado desde atrás al cuerpo frágil y delicado por siempre.

El deleite que sentía lo hizo querer acariciar la piel tersa de su amada, así que su mano cobró vida por encima de esta.

Daniela, por su parte, se movió un poco al despertase y sonrió cuando cayó en cuenta quien la abrazaba desde atrás. Era él, el hombre que ella amaba.

—Buenos días, mi amor... —balbuceó ella con voz tenue.

—Buenos días, mi hermosa Ratona. —Él le besó la cabeza y la apretó un poco más, acción que terminó de despertarla.

—Entonces no se trató de un sueño, todo fue real —razonó ella con ojos cristalizados. Estaba ta
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