Un silencio incómodo se adueñó del lugar ante la extraña pregunta del padre de Daniela. Ella, quien aún no asimilaba aquella interrogante y que se encontraba paralizada por el miedo, miró a su padre con ojitos preocupados.—No estoy embarazada, papá —dijo al fin, con la voz en un hilo.—No me mientas, Daniela —le advirtió con tono brusco—. ¿Cómo es eso de que tú y este aparecido van a tener un bebé? ¿Acaso te volviste loca? ¡Si apenas llevas unos meses en la capital! No puedes ser tan irresponsable.—¡Ya basta! —exclamó ella incómoda—. ¿Por qué aludes que estoy embarazada? Además, Franco no es ningún aparecido; lo conozco desde la secundaria.Su padre la miró con ojos entrecerrados mientras hacía una mueca con la boca.—¿Estás o no embarazada? —preguntó impaciente.—No estoy embarazada, papá. Lo que sucede es que Ashley quiere un hermanito, y se lo daremos, pero a su tiempo. —Daniela le acarició el mentón a la niña y le sonrió con complicidad.El señor Castro se calmó después de un ra
La tensión llenó el lugar, debido al tono de voz tosco que usó Antuán. Franco empezó sospechar que él no era un pariente de Daniela, así que la molestia le aumentó al tenerlo tan cerca de él.Le fastidiaba que aquel desconocido lo detallara de forma despectiva y por encima de los hombros, como si se sintiera superior a él.—Es así como escuchaste. Mi nombre es Franco, el novio de Daniela —saludó con una sonrisa maliciosa, haciendo énfasis en la palabra “novio”.Antuán miró la mano que se extendía en su dirección y formó una mueca, luego hizo de cuentas que Franco no estaba allí y enfocó su atención en Daniela, dejándole la mano extendida a su rival.—Entonces tienes novio... —dijo él sin dar crédito aún a lo que estaba escuchando—. ¿Nosotros terminamos, o algo por el estilo?—¿De qué estás hablando, Antuán? Nuestra relación terminó hace mucho tiempo —respondió ella con fastidio.—Pero creí que solo necesitabas un poco de espacio para recapacitar y asumir tus errores; sin embargo, veo
Franco bebió un poco de vino y respiró profundo, puesto que se sentía acorralado con la mirada de todos ellos puesta en él.—Franco trabaja en el mismo colegio que yo —respondió Daniela en su lugar.—¡No me digas que es maestro! —espetó Antuán con sorna. Su tono se escuchó de una manera tan venenosa, que pareció que se estuviera mofando de él.Daniela lo miró con ganas de golpearlo, pero relajó el semblante para disimular su disgusto y no caer en su tonto juego.—No es maestro —aclaró—. Franco está estudiando gastronomía. Él tuvo que parar sus estudios años atrás porque se enfrentó a una situación difícil, y fue hasta ahora que pudo retomarlos. Él es parte del personal de la escuela donde trabajo, mientras que, al mismo tiempo, termina su carrera y atiende a su hija.—Ay, Daniela, de verdad cuida tu relación con él —intervino su madre—. Un hombre que trabaja, trata de superarse y no descuida a su criatura es valioso y difícil de encontrar.»Yo quiero para ti un esposo con valores y qu
Un mes después...Franco compró una rosa roja y corrió por toda la calle con una sonrisa en la cara. Llegó al complejo con la flor en la mano y una pequeña bolsa rosada; al abrir la puerta, fue recibido con euforia, abrazos y besos por parte de Daniela y Ashley.—¿Y esto? —inquirió su novia cuando él le dio la rosa.—Un detalle. —Él se sonrojó.—Eres tan lindo —dijo ella conmovida.—¡Qué bella muñeca! —exclamó Ashley, cuando abrió la bolsa que él le pasó, y se le lanzó encima—. Gracias, papi. —Lo llenó de besos.Daniela sirvió jugo y galletas, entonces los tres se sentaron en el balcón a degustar la merienda.—¡Habla ya, me tienes en ascuas! —exigió impaciente. Franco suspiró, puesto que no soportaba tanta felicidad.—Me lo dieron, Daniela. ¡Tengo trabajo!—¡Ah! —gritaron las dos al unísono, y se le lanzaron encima a Franco, quien estalló en carcajadas debido al ataque de besos de parte de sus dos mujeres.Después de cenar, ellos le leyeron un cuento a Ashley y se fueron a su habitaci
Después de que terminaron sus clases, Franco se sentó a esperar a Daniela en una de las banquetas que se encontraba en el campus de aquella institución, donde impartían muchos cursos técnicos y especialidades. Aquel día, Daniela tuvo que dejar a Ashley tomando las clases, puesto que estaba haciendo una diligencia importante.Ella siempre estaba presente en las clases de la niña, quien de buenas a primeras salió con que quería ser gimnasta, por ello Daniela la inscribió allí los sábados.Mientras la esperaba, Franco notó cómo muchos estudiantes y maestros buscaban cafeterías cercanas con desespero, debido a que la de la institución cerraba a las cuatro de la tarde.—Hola, mi amor —lo sorprendió Daniela, quien se había colocado frente a él con una amplia sonrisa—. Ya van a ser la seis, así que las clases de gimnasia de la niña están a punto terminar. Debemos darnos prisa porque, aunque llamé al instituto para decirles que era probable que pasara a buscar a Ashley unos minutos más tarde,
Ashley retrocedió el paso asustada al verse acorralada por aquella extraña mujer.—Ven conmigo, mi amor. Soy yo, tu madre.Todo sucedió en cuestión de segundos. Erika trató de agarrarla, pero Ashley corrió despavorida lejos de la institución.Es por esto que nadie lo notó, puesto que cada cual estaba atento a sus asuntos. Erika siguió a Ashley por toda la calle, pero uno de sus tacones se rompió, por lo que ella cayó de bruces al suelo.—¡Auch! —gritó adolorida.Se levantó como pudo y miró a su alrededor, pero no había rastro de la niña.—¡Con un demonio! —estalló colérica—. ¿A dónde se fue la mocosa esa?Erika continuó su búsqueda mientras cojeaba de un pie e ignoraba a las personas que se le quedaban viendo. En ese momento no había lugar para sentirse abochornada, puesto que era más importante encontrar a su hija.—¡Ashley, cariño! —gritaba, al mismo tiempo en que recorría todo su alrededor con la mirada.***Daniela sintió que le daba un mareo al escuchar al personal de la instituc
Varios años atrás...Franco luchaba con Erika, quien jalaba su valija con fuerza mientras le gritaba que la dejara ir.—¡No puedes ser tan egoísta y cruel! —profirió él desesperado.—¡Eres un exagerado! ¡No quiero seguir viviendo en esta pobreza! Tú no eres capaz de mantener esta casa. ¡Poco hombre!—¿Vas a abandonar a tu hija? —Franco continuaba jalando la maleta para impedir que ella se marchara.—¡No quiero tener una hija! ¡Mírame, Franco! Soy joven y hermosa, así que me merezco vivir como una reina. Esta no es la vida que deseo. Que me vaya a ir es tu culpa porque no has sido capaz de darme ni para mis gustos.—¡Trabajo solo para ustedes! Todo mi sueldo lo utilizo para ti, Ashley y mi mamá. Para mí no compro nada. —Él soltó la maleta y se apretó el cabello con impotencia. Después de unos segundos de silencio y tensión, Franco suavizó su semblante y la miró con ruego—. Estaremos mejor, te lo prometo. Cuando termine mis estudios...—¡Por favor, Franco! Solo eres un tonto soñador. ¿C
Erika, después de regresar de un viaje donde estuvo complaciendo a varios señores, rentó un apartamento en un lugar menos lujoso del que estaba acostumbrada, asimismo, tuvo que vender su auto para poder cubrir sus gastos.Puesto que no había encontrado a un señor adinerado que estuviera dispuesto a mantenerla, decidió ir por Franco de una vez y por todas. Es por esto que, en esos días, ella lo seguía para espiarlo y estudiar la mejor manera de abordarlo.—Ya me gasté todo el dinero que me gané en ese estúpido viaje que de nada me sirvió —le dijo a su amiga, con quien compartía un café en una de sus cafeterías favoritas.—Erika, creo que has perdido la habilidad de la seducción y la manipulación, puesto que no es normal que no te ligues a ningún viejo necesitado de inflar su ego de macho alfa. ¡Si en ese viaje había de todo! Me pongo de ejemplo, yo ya tengo dos maridos que me tienen como a una reina. Tú deberías estar en mejores condiciones que yo porque tienes más experiencia en el ne