Un mes después...Franco compró una rosa roja y corrió por toda la calle con una sonrisa en la cara. Llegó al complejo con la flor en la mano y una pequeña bolsa rosada; al abrir la puerta, fue recibido con euforia, abrazos y besos por parte de Daniela y Ashley.—¿Y esto? —inquirió su novia cuando él le dio la rosa.—Un detalle. —Él se sonrojó.—Eres tan lindo —dijo ella conmovida.—¡Qué bella muñeca! —exclamó Ashley, cuando abrió la bolsa que él le pasó, y se le lanzó encima—. Gracias, papi. —Lo llenó de besos.Daniela sirvió jugo y galletas, entonces los tres se sentaron en el balcón a degustar la merienda.—¡Habla ya, me tienes en ascuas! —exigió impaciente. Franco suspiró, puesto que no soportaba tanta felicidad.—Me lo dieron, Daniela. ¡Tengo trabajo!—¡Ah! —gritaron las dos al unísono, y se le lanzaron encima a Franco, quien estalló en carcajadas debido al ataque de besos de parte de sus dos mujeres.Después de cenar, ellos le leyeron un cuento a Ashley y se fueron a su habitaci
Después de que terminaron sus clases, Franco se sentó a esperar a Daniela en una de las banquetas que se encontraba en el campus de aquella institución, donde impartían muchos cursos técnicos y especialidades. Aquel día, Daniela tuvo que dejar a Ashley tomando las clases, puesto que estaba haciendo una diligencia importante.Ella siempre estaba presente en las clases de la niña, quien de buenas a primeras salió con que quería ser gimnasta, por ello Daniela la inscribió allí los sábados.Mientras la esperaba, Franco notó cómo muchos estudiantes y maestros buscaban cafeterías cercanas con desespero, debido a que la de la institución cerraba a las cuatro de la tarde.—Hola, mi amor —lo sorprendió Daniela, quien se había colocado frente a él con una amplia sonrisa—. Ya van a ser la seis, así que las clases de gimnasia de la niña están a punto terminar. Debemos darnos prisa porque, aunque llamé al instituto para decirles que era probable que pasara a buscar a Ashley unos minutos más tarde,
Ashley retrocedió el paso asustada al verse acorralada por aquella extraña mujer.—Ven conmigo, mi amor. Soy yo, tu madre.Todo sucedió en cuestión de segundos. Erika trató de agarrarla, pero Ashley corrió despavorida lejos de la institución.Es por esto que nadie lo notó, puesto que cada cual estaba atento a sus asuntos. Erika siguió a Ashley por toda la calle, pero uno de sus tacones se rompió, por lo que ella cayó de bruces al suelo.—¡Auch! —gritó adolorida.Se levantó como pudo y miró a su alrededor, pero no había rastro de la niña.—¡Con un demonio! —estalló colérica—. ¿A dónde se fue la mocosa esa?Erika continuó su búsqueda mientras cojeaba de un pie e ignoraba a las personas que se le quedaban viendo. En ese momento no había lugar para sentirse abochornada, puesto que era más importante encontrar a su hija.—¡Ashley, cariño! —gritaba, al mismo tiempo en que recorría todo su alrededor con la mirada.***Daniela sintió que le daba un mareo al escuchar al personal de la instituc
Varios años atrás...Franco luchaba con Erika, quien jalaba su valija con fuerza mientras le gritaba que la dejara ir.—¡No puedes ser tan egoísta y cruel! —profirió él desesperado.—¡Eres un exagerado! ¡No quiero seguir viviendo en esta pobreza! Tú no eres capaz de mantener esta casa. ¡Poco hombre!—¿Vas a abandonar a tu hija? —Franco continuaba jalando la maleta para impedir que ella se marchara.—¡No quiero tener una hija! ¡Mírame, Franco! Soy joven y hermosa, así que me merezco vivir como una reina. Esta no es la vida que deseo. Que me vaya a ir es tu culpa porque no has sido capaz de darme ni para mis gustos.—¡Trabajo solo para ustedes! Todo mi sueldo lo utilizo para ti, Ashley y mi mamá. Para mí no compro nada. —Él soltó la maleta y se apretó el cabello con impotencia. Después de unos segundos de silencio y tensión, Franco suavizó su semblante y la miró con ruego—. Estaremos mejor, te lo prometo. Cuando termine mis estudios...—¡Por favor, Franco! Solo eres un tonto soñador. ¿C
Erika, después de regresar de un viaje donde estuvo complaciendo a varios señores, rentó un apartamento en un lugar menos lujoso del que estaba acostumbrada, asimismo, tuvo que vender su auto para poder cubrir sus gastos.Puesto que no había encontrado a un señor adinerado que estuviera dispuesto a mantenerla, decidió ir por Franco de una vez y por todas. Es por esto que, en esos días, ella lo seguía para espiarlo y estudiar la mejor manera de abordarlo.—Ya me gasté todo el dinero que me gané en ese estúpido viaje que de nada me sirvió —le dijo a su amiga, con quien compartía un café en una de sus cafeterías favoritas.—Erika, creo que has perdido la habilidad de la seducción y la manipulación, puesto que no es normal que no te ligues a ningún viejo necesitado de inflar su ego de macho alfa. ¡Si en ese viaje había de todo! Me pongo de ejemplo, yo ya tengo dos maridos que me tienen como a una reina. Tú deberías estar en mejores condiciones que yo porque tienes más experiencia en el ne
Todos los sonidos de su alrededor dejaron de escucharse, el cuerpo se le paralizó y el corazón le latía tan fuerte que sentía que podría colapsar en cualquier momento.De pronto las sensaciones dolorosas del pasado se tornaron muy vívida y la frustración le provocó una sensación amarga en todo el paladar.—¿Q-Qué has dicho? —habló al fin, mas su voz se escuchó nerviosa.—Franco, sé que debes estar pensando lo peor, pero no vengo a provocarte problemas. Yo solo quiero ver a mi hija —respondió con tristeza fingida.—¿Qué? —soltó él anonadado, puesto que aún no podía asimilar la presencia de esa mujer ni su petición—. ¿Quieres ver a Ashley? ¿Para qué?—Franco, no vine aquí para ser cuestionada por ti. Me imagino lo que dirás y quizás tengas razón; sin embargo, tengo derecho a ver a la niña —replicó a la defensiva—. No te estoy pidiendo nada grave, solo que me permitas verla.Los ojos de él se llenaron de lágrimas, por lo que tuvo que respirar profundo para evitar que estas se dejaran ver
«Entonces tu ex regresó»Aquella frase denotaba cierto reproche, inseguridad y temor.Por su parte, Franco sintió un nudo en el pecho al percibir que "tu ex" se relacionaba a una persona con la que tuvo momentos memorables, sentimientos intensos y apego. No obstante, con Érika nunca fue así, por tal razón, el tono que Daniela le dio a esas palabras no iba acorde a lo que él vivió en el pasado.Es por esto que Franco sintió la necesidad de replicarle, mas hacer aquello sería estúpido, puesto que, independientemente de cómo haya sido la relación entre ellos, eso era Érika: su ex.—Si lo dices de esa manera suena extraño —habló al fin, y cuánto odió que la voz le saliera entrecortada.—¿Decirlo cómo, Franco? Ella es tu expareja, la madre de tu hija. Supongo que también fue tu primer amor, a menos que hayas tenido una relación amorosa con otra chica antes que Érika.Daniela suspiró y maldijo en su interior por ser tan impulsiva. No quería mostrarse a él como una mujer inmadura e insegura,
Los tres adultos se mantenían en un silencio tenso, pese a que ya habían transcurrido algunos minutos.Franco fue el primero en reaccionar y lo hizo al mirar a la pequeña niña, quien llevaba los brazos cruzados y un porte receloso y a la defensiva.—Ashley, cuida tus modales, princesa —la reprendió, o eso intentó, ya que su tono de voz salió suave y comprensivo.Franco sabía que su ex no era de fiar; asimismo, que su hija, pese a su corta edad, era muy intuitiva y analítica; sin embargo, le daba pesar con Érika, quien al parecer sí estaba arrepentida y quería enmendar su error.—Yo no estoy siendo mamala educadaba, papi.—'Maleducada', mi amor; se dice 'maleducada'.—Eso fue lo que dije, papi —refutó con el ceño fruncido.Franco suspiró para drenar los nervios y la tensión, entonces decidió ignorar ese detalle y guardar sus correcciones para un momento más adecuado y prudente.—Le estás faltando el respeto a tu mamá, quien solo desea verte porque te ha extrañado mucho, mi amor —replic