Varios años atrás...Franco luchaba con Erika, quien jalaba su valija con fuerza mientras le gritaba que la dejara ir.—¡No puedes ser tan egoísta y cruel! —profirió él desesperado.—¡Eres un exagerado! ¡No quiero seguir viviendo en esta pobreza! Tú no eres capaz de mantener esta casa. ¡Poco hombre!—¿Vas a abandonar a tu hija? —Franco continuaba jalando la maleta para impedir que ella se marchara.—¡No quiero tener una hija! ¡Mírame, Franco! Soy joven y hermosa, así que me merezco vivir como una reina. Esta no es la vida que deseo. Que me vaya a ir es tu culpa porque no has sido capaz de darme ni para mis gustos.—¡Trabajo solo para ustedes! Todo mi sueldo lo utilizo para ti, Ashley y mi mamá. Para mí no compro nada. —Él soltó la maleta y se apretó el cabello con impotencia. Después de unos segundos de silencio y tensión, Franco suavizó su semblante y la miró con ruego—. Estaremos mejor, te lo prometo. Cuando termine mis estudios...—¡Por favor, Franco! Solo eres un tonto soñador. ¿C
Erika, después de regresar de un viaje donde estuvo complaciendo a varios señores, rentó un apartamento en un lugar menos lujoso del que estaba acostumbrada, asimismo, tuvo que vender su auto para poder cubrir sus gastos.Puesto que no había encontrado a un señor adinerado que estuviera dispuesto a mantenerla, decidió ir por Franco de una vez y por todas. Es por esto que, en esos días, ella lo seguía para espiarlo y estudiar la mejor manera de abordarlo.—Ya me gasté todo el dinero que me gané en ese estúpido viaje que de nada me sirvió —le dijo a su amiga, con quien compartía un café en una de sus cafeterías favoritas.—Erika, creo que has perdido la habilidad de la seducción y la manipulación, puesto que no es normal que no te ligues a ningún viejo necesitado de inflar su ego de macho alfa. ¡Si en ese viaje había de todo! Me pongo de ejemplo, yo ya tengo dos maridos que me tienen como a una reina. Tú deberías estar en mejores condiciones que yo porque tienes más experiencia en el ne
Todos los sonidos de su alrededor dejaron de escucharse, el cuerpo se le paralizó y el corazón le latía tan fuerte que sentía que podría colapsar en cualquier momento.De pronto las sensaciones dolorosas del pasado se tornaron muy vívida y la frustración le provocó una sensación amarga en todo el paladar.—¿Q-Qué has dicho? —habló al fin, mas su voz se escuchó nerviosa.—Franco, sé que debes estar pensando lo peor, pero no vengo a provocarte problemas. Yo solo quiero ver a mi hija —respondió con tristeza fingida.—¿Qué? —soltó él anonadado, puesto que aún no podía asimilar la presencia de esa mujer ni su petición—. ¿Quieres ver a Ashley? ¿Para qué?—Franco, no vine aquí para ser cuestionada por ti. Me imagino lo que dirás y quizás tengas razón; sin embargo, tengo derecho a ver a la niña —replicó a la defensiva—. No te estoy pidiendo nada grave, solo que me permitas verla.Los ojos de él se llenaron de lágrimas, por lo que tuvo que respirar profundo para evitar que estas se dejaran ver
«Entonces tu ex regresó»Aquella frase denotaba cierto reproche, inseguridad y temor.Por su parte, Franco sintió un nudo en el pecho al percibir que "tu ex" se relacionaba a una persona con la que tuvo momentos memorables, sentimientos intensos y apego. No obstante, con Érika nunca fue así, por tal razón, el tono que Daniela le dio a esas palabras no iba acorde a lo que él vivió en el pasado.Es por esto que Franco sintió la necesidad de replicarle, mas hacer aquello sería estúpido, puesto que, independientemente de cómo haya sido la relación entre ellos, eso era Érika: su ex.—Si lo dices de esa manera suena extraño —habló al fin, y cuánto odió que la voz le saliera entrecortada.—¿Decirlo cómo, Franco? Ella es tu expareja, la madre de tu hija. Supongo que también fue tu primer amor, a menos que hayas tenido una relación amorosa con otra chica antes que Érika.Daniela suspiró y maldijo en su interior por ser tan impulsiva. No quería mostrarse a él como una mujer inmadura e insegura,
Los tres adultos se mantenían en un silencio tenso, pese a que ya habían transcurrido algunos minutos.Franco fue el primero en reaccionar y lo hizo al mirar a la pequeña niña, quien llevaba los brazos cruzados y un porte receloso y a la defensiva.—Ashley, cuida tus modales, princesa —la reprendió, o eso intentó, ya que su tono de voz salió suave y comprensivo.Franco sabía que su ex no era de fiar; asimismo, que su hija, pese a su corta edad, era muy intuitiva y analítica; sin embargo, le daba pesar con Érika, quien al parecer sí estaba arrepentida y quería enmendar su error.—Yo no estoy siendo mamala educadaba, papi.—'Maleducada', mi amor; se dice 'maleducada'.—Eso fue lo que dije, papi —refutó con el ceño fruncido.Franco suspiró para drenar los nervios y la tensión, entonces decidió ignorar ese detalle y guardar sus correcciones para un momento más adecuado y prudente.—Le estás faltando el respeto a tu mamá, quien solo desea verte porque te ha extrañado mucho, mi amor —replic
La luz del celular, acompañado con el sonido de notificación, despertó a Daniela, quien se incorporó en la cama y bostezó.Por inercia, miró a la mesita de noche y agarró el celular. Después de otro bostezo y de frotarse los ojos con la mano que tenía libre, fue que notó que ese no era su móvil.—¿Quién está texteando a Franco a esta hora? —se preguntó con una voz quejumbrosa. En la pantalla notó que se trataba de Érika, por lo que tuvo la tentación de leer el contenido del mensaje—. ¿Qué estoy pensando? —se reprendió a sí misma.Daniela devolvió el celular a su lugar y se recostó en la cama, hecho esto, resopló molesta por la situación que se estaba dando con esa mujer.Después del encuentro desastroso que Ashley tuvo con Érika, la ex de Franco empezó a buscarlo demasiado, al punto de que ya Daniela sospechaba que ella tenía una intención diferente a la que decía.—Este es el colmo... —masculló molesta—. Ya pasa de la media noche, ¿por qué ella le está enviando mensajes a mi novio a
Las vacaciones llegaron, pero Daniela todavía tenía que ir a la escuela para preparar las calificaciones de sus alumnos.En esos días Erika se había acercado bastante a Ashley, gracias a los regalos que le hacía para ganarse su cariño.Por otro lado, Daniela se tragaba la incomodidad y los celos que la nueva amistad de Franco con Erika le provocaba, debido a que sentía que esa mujer le coqueteaba a su novio.—Me da mucha vergüenza contigo, Franco —le dijo con las mejillas sonrojadas.Él negó con la cabeza, tomó el delantal que Daniela solía usar cuando iba a ayudarlo con las ventas y se lo pasó a Érika.—No tienes de qué avergonzarte. Yo he pasado por momentos muy críticos, así que entiendo lo que es no tener un trabajo. Además, me ayuda bastante tenerte como empleada porque no quiero que mi ratona trabaje tanto.Érika disimuló el disgusto que la mención de Daniela le provocó y fingió una sonrisa.—Eres tan considerado. —Ella suspiró y puso una expresión de arrepentimiento—. Yo tenía
Las lágrimas mojaban la almohada, mientras que su cuerpo se sacudía gracias al llanto. Sola, sin el calor de Franco en la cama, ella dejaba salir toda la frustración que la noticia de la mudanza le estaba causando.No entendía aquella decisión tan drástica, como tampoco que él continuara durmiendo en otra habitación.—¿Por qué el amor duele tanto? —sollozó—. Franco, es la segunda vez que me rompes el corazón.Detrás de la puerta, él escuchaba sus llantos, sus dudas y sus reclamos; entonces se sintió el hombre más malvado y cobarde del universo.«Ratona, perdón por hacerte sufrir tanto. Te prometo que voy a enmendar mi error», pensó con lágrimas en los ojos.Dado que se sentía incapaz de enfrentarla en ese momento, decidió ir a dormir con Ashley.En la mañana, se fue más temprano de lo regular y habló con su jefe para que le diera un empleo a Erika, para no sentirse culpable por lo que haría. Una hora más tarde, ellos se encontraron cerca del restaurante como él le había propuesto.Por