―Pasa, Thor ―dijo Paloma quitándole a Alessandro de los brazos y entrando a la casa.Gabriel la siguió con Gabriela en brazos, Isaura traía a Rafaello.―¿Cómo es su nivel de rabia? ―preguntó él con precaución.―Sobrevivirás, pero no saldrás ileso.Gabriel puso a la beba, en su alfombra especial para que gateara e Isaura hizo lo mismo con el bebé que llevaba en brazos.―¿Le podrías avisar que llegamos? Es preferible que me reporte de una vez y hable con ella ―dijo con resignación.―No te lo recomiendo en este momento, mejor vete a tu casa, que cuando a ella se le quiten las ganas de matarte irá a buscarte.―Está bien, los bebés ya comieron y los bañamos.―Gracias, se lo diré a Aisha.Gabriel se marchó a su casa, pasó la tarde sintiéndose inquieto espiando la casa del frente. Sabía que Aisha lo estaba dejando cocinarse en su propio jugo.En la noche estaba que se trepaba por las paredes, se dio una ducha y cuando estaba saliendo del baño su puerta sonó. Con la toalla envuelta en la cint
―Hola, Cap ―dijo Paloma cuando Charles abrió la puerta de la casa. ―Hola, Paloma, ¿qué haces aquí? ―preguntó el hombre con su sinceridad característica.―Vengo a contarte un secreto. ¿Puedo pasar? ―preguntó nerviosa.―Sí, por supuesto, entra. ¿Qué secreto me vas a contar?―Regresamos a Londres, Aisha renunció a su trabajo y quiere volver a casa.―¡Oh, no! ¿Te irás? ―preguntó él mirándola con angustia.―No quiero irme, Cap, Aisha me dijo que me podía quedar en la casa mientras la vende, pero tampoco quiero quedarme sola en este país.―Quédate, no te quedarías sola, yo estoy aquí y me gustaría mucho que te quedaras. ―Sí, pero viene Navidad y de seguro tú te irás a ver a tu familia.―Puedes ir conmigo, mi familia es agradable, te llevaré como mi novia. ¿Quieres ser mi novia? ―preguntó Cap con su misma cara inexpresiva de siempre.―Sí, quiero, pero la pregunta más importante es si tú quieres ser mi novio.―Sí, sí quiero, pero pensé que tu no querrías por mi condición de asperger, en rea
Aisha miró a sus tres bebés dormir pegaditos unos con los otros en una de las camas del avión de su abuelo y suspiró. Fuera del dormitorio su abuelo y su madre la esperaban, su abuelo estaba furioso con ella. ―¿Dónde está Lombardi? ―había preguntado con el ceño fruncido. ―Él no vendrá ―respondió ella con un encogimiento de hombros. ―¿Por qué? ―preguntó con sospecha ―Pensé que se estaban llevando bien y sé que él solo se mudó a California para ir detrás de ustedes, así que supongo que no tiene ningún interés en quedarse aquí, al menos que... ¿Tiene otra mujer? ―No, no tiene otra mujer, solo que no le dije que nos íbamos... él... ―¿No le dijiste que volvías a casa? ―preguntó incrédulo ―¿Por qué? ―Porque se lo merece por lo que me hizo ―contestó ella cruzándose de brazos. ―¿Qué diablo te hizo? ―Estaba a punto de comprometerme con John Harris y él lo arruinó. ―Pues yo también lo hubiese arruinado, Aisha, me parecer que has cometido una injusticia y te has comportado como una niña
Aisha se levantó de la silla y lo miró con incredulidad.―¿Qué? ¿Te has vuelto loco, Thor? ¿Crees que me volvería a casar contigo?―Considero que es lo mejor para todos, Aisha, tú deseas un esposo, de hecho, estabas dispuesta a casarte con Harris si te lo proponía.―Sí, pero no es que ande desesperada por casarme de nuevo, me gustaba Harris.―Y sé que yo también te gusto, o por lo menos eso me indicaron tus gritos de placer la noche en que me dejaste con las bolas azules.―Eso es muy grosero de tu parte, Thor ―replicó Aisha con indignación.―Solo digo que soy más que capaz de complacerte en la cama. Y te prometo que me esforzaré también por complacerte fuera de ella.Aisha le giró los ojos dándolo por imposible.―Mis bebés nos necesitan a ambos, Aisha, juntos podremos criarlos mejor y que sean más felices y yo quiero casarme contigo y formar la familia que debimos ser desde un principio.―Aun así, creo que es una locura.―No, no lo es, ayer hablé con Brahman y estuvo de acuerdo en que
Dos horas y treinta minutos después, Aisha salió de su casa con su cabello recién lavado y secado al natural con premura, un vestido largo, de color crema que tenía mucho tiempo guardado en su armario y que se había puesto para una fiesta de la compañía un par de años atrás y un ligero maquillaje. Al bajar se dio cuenta de que una organizadora de bodas corría con sus ayudantes poniendo flores y preparando el comedor para una comida. Había hasta un pastel de bodas de tamaño pequeño. Un servicio de suministro de alimentos acababa de llegar y estaba descargando comida. Gabriel seguía con el mismo traje con el que se presentó, a su alrededor las tres doncellas de la casa se encontraban listas para salir con los tres bebés en sus mejores galas. Su abuelo lucía un traje similar al de Gabriel y un sencillo ramo de novia le esperaba junto a un nuevo anillo de compromiso y las dos alianzas de boda. ―Los anillos son nuevos, no quise usar los anteriores, tenemos ante nosotros un nuevo comienzo.
El llegar a su antigua casa, le produjo a Aisha sentimientos encontrados, allí vivió la época feliz de su embarazo, pero también la tristeza de su soledad, porque en ese momento Gabriel nunca estuvo para ella. Desde un inicio fue tan desconfiado de que nunca se permitió involucrarse con su embarazo y con los bebés porque pensaba que quizás no fueran suyos, por eso cuando recibió la prueba pensó que era real. A pesar de haberlos acunado en su pecho por dos meses y de haberlos amado como sus hijos, los hizo a un lado cuando pensó que no lo eran. Giró para ver que estaba haciendo su esposo y lo vio dentro de la limusina sacando a un dormido Rafaello de su silla para ponerlo en brazos de la doncella que vino con ellos para ayudarlos. La ternura con la que trataba a sus hijos no era compatible con la dureza con la que los trató en el pasado al pensar que no eran suyos. Era cierto que lo había perdonado, a pesar de que no entendía porque actuó de esa manera.La puerta se abrió y la señora R
Aisha entró en su antigua habitación y se encontró con que sus cosas no estaban allí, se giró para mirar a Gabriel que estaba parado en la puerta.―No volverás a dormir en esta habitación, si no en la mía que ahora será nuestra ―afirmó él mirándola con firmeza.―Bien ―dijo ella pasando por su lado y abriendo la siguiente puerta que era la habitación que antes usaba él.Aisha tomó la maleta de mano que le habían hecho para pasar la noche y la abrió, sonrió cuando vio un camisón sexy que había empacado una de las doncellas. Al girarse para ir al baño se encontró con Gabriel que estaba parado detrás de ella.―¿No necesitas ayuda con ese vestido? ―preguntó mirándola con su mejor pose de Thor.―Por supuesto ―respondió ella dándole la espalda para que le bajara la cremallera.Sus manos tibias encontraron en broche y lo abrieron antes de bajar la cremallera con lentitud, dejando caer el vestido a sus pies. Contuvo la respiración cuando vio la ropa interior trasparente que ella llevaba debajo
―Hoy es víspera de Navidad y no le llevo regalos a tu familia ―dijo Aisha cuando llevaban una hora de vuelo hacia Italia.―Yo compré todos los regalos de la familia, incluyendo los de mis bebés ―dijo Gabriel con tranquilidad.―¿En qué momento hiciste eso? Si llegaste hace dos días a Londres.―Le pedí a mi asistente que llamara a una compradora personal y esta hizo las compras por mí.―¿No te parece eso un poco frío? ―preguntó ella con asombro.―No, me parece eficiente, no tenía tiempo, así que le dije exactamente lo que quería para cada persona y ella simplemente fue, hizo las colas y lo compró.Aisha miró a su alrededor y agradeció la comodidad que le daba el avión privado de Gabriel porque cargar con tres bebés en un vuelo comercial no era muy agradable. Lo habían vivido Rose, Paloma y ella cuando viajaron a California, a pesar de que viajaron en primera clase y cada niño iba en su portabebés.Para el avión, Gabriel había comprado sillas de niños y el personal las había sujetado de