Sam presionó los labios al escucharla, y bufó, prefirió ya no hacer más comentarios con respecto a la pelea. —Hace años que no bailo cumbia —comentó y empezó a buscar la música que solicitó. —¿A dónde puedo llevar a mis bebés? —cuestionó Lolita—, es que cuando se despiertan, no paran de llorar. —Sonrió. —En el cuarto de tele —refirió—, está acondicionado para estar cómodos —mencionó y la guio—, cualquier cosa que necesites avísanos —refirió. —Gracias —dijo Lolita y tomó el portabebés con sus niños. —Yo también voy a dejar a mi muñeco allá —avisó Sam y fue junto a Lolita, a dejar a los pequeños en la habitación. Mientras sus amigas se dirigían a dejar a los bebés, Pau solicitó a Óscar que sirviera los tragos, mientras Gabo comenzaba a asar los cortes de carne, con ayuda de Alex. «Así te quiero yo by Daniel Gómez» empezó a sonar. En ese instante Samantha y Lolita regresaron a la sala. —Así te quiero yo con el más puro amor, con el más puro amor, así te quiero yo —entonó
Samantha soltó una risotada, y trató de enfocar su azulada mirada en su esposo, frunció el ceño. —¿Por qué cargas una niña igualita a mí? —cuestionó parpadeando. Óscar carcajeó sin parar. —Ojalá te pudiera grabar —refirió—, es tu hija —contestó. Sam se llevó las manos al rostro y recordó a sus hijos. —¿Y Oscarito? —cuestionó asustada—. Lo trajimos ¿verdad? —Está en la habitación dormido —indicó—, voy a traerles agua —mencionó—, solo llevo a acostar a Norita. Enseguida los tres se alejaron de la sala con los niños en brazos y notaron a sus esposas y Lupita las cuatro abrazadas y con el micrófono en mano. —Vente acá María Guadalupe del Perpetuo Socorro —ordenó Samantha—, le vamos a dedicar esta canción al traicionero de tu Agapito —arrastró las palabras. Enseguida la pista de «¿Por qué me haces llorar? by Lucía Méndez» empezó a sonar. —¿Para qué me haces llorar? ¿Qué no ves cómo te quiero? ¿Y para qué me haces sufrir? ¿Qué no ves que más no puedo? —empezó Lolita cantando
Carlos Gabriel dibujó una mueca en sus labios. —Qué gracioso, pero ahora voy a ver cómo atiendes al bebé y cocinas a la vez. —Cruzó sus brazos. —Las mujeres de mi país, se colocan a los niños en sus rebozos y siguen con sus actividades —refirió con orgullo—, eso hago con mi chilpayate y continuo con mis actividades, lo único que me falta es amamantarlo. —Carcajeó. —No es cierto, patrón —intervino Lupita—, si se la pasa encerrado con la señora Samantha, haciendo ruidos extraños en la habitación, cuando Norita va a la escuela —declaró recargándose en una pared. —Yo no soy el que tiene seis chamacos —expresó ladeando los labios—, no te proyectes, soy un padre responsable —indicó—, ya deberías irte a acostar que te ves fatal —indicó. Lupita soltó una risotada. —Pero mi Agapito y yo somos silenciosos, no queremos que todo el mundo nos escuche como a ustedes —mencionó divertida—. Si hasta los vecinos se quejan —bromeó. —Porque quieren —manifestó riendo—, el país es libre —dijo, y
Samantha en la habitación parpadeó un par de veces, y luego recordó a sus hijos, entonces se sentó de golpe y frunció los labios tocándose la cabeza.—AUH —Se quejó y sintió que la alcoba giraba con ella, cerró los ojos con fuerza—, no volveré a beber —susurró. Esperó un par de segundos y luego como pudo encontró su móvil y observó la hora. Entonces tal y como estaba, con la ropa del día anterior, la blusa mal abrochada, el cabello enmarañado y el rímel corrido salió de la habitación, y agarrándose de las paredes logró llegar al pasillo. —¿Mis niños? —cuestionó desde arriba. Óscar ladeó sus labios.—Baja para que averigües —mencionó—, desde anoche no sabes nada de ellos —respondió.—No puedo bajar —expuso—, las escaleras se mueven —comentó presionando los párpados. Óscar carcajeó y se puso de pie, le entregó a Oscarito a Gabo.—Te lo encargo, voy por mi mujer —explicó y subió las escaleras. — ¿Necesitas ayuda? —indagó.—Por favor —aseveró—, pero antes llévame al baño urgente —soli
Manizales- Colombia. Días después. Desde muy temprano, Angélica, en compañía de Alondra, después de desayunar con sus familias se acercaron a la organizadora que contrataron para supervisar que todo estuviera listo a las 12:00 del día.Un gran despliegue de seguridad acordonó la zona, se pidió que en la finca se quedara tan solo el personal de confianza. Varios agentes infiltrados como meseros, ayudantes de servicio, estaban atentos a cualquier novedad, agentes con equipos satelitales de alta tecnología, verificaban que vehículos extraños no se acercaran al sitio del evento.Horas más tarde la maquilladora gran amiga de Angélica, terminaba de colocar en el rostro de Sam, el spray fijador de maquillaje, el cabello de la novia estaba adornado con una trenza tipo corona; el moño que le realizó el estilista hacía que varios mechones de rizos cayeran sobre la espalda de la joven.Luego de eso Sam, se miró al espejo, sonriendo al ver como el azul de su mirada destacaba al estar enmarcados
Juan Miguel caminaba de la mano de Irma su novia, quien iba enfundada en un enterizo de seda azul marino, resaltando su esbelta figura; de uno de sus hombros, caía una especie de capa en la espalda, deslizaba sus pasos en unas sandalias de tacón alto plateadas. Las ondas de su oscuro cabello, enmarcaban su rostro. Mike le iba indicando la hacienda, pues era la primera visita de la chica a su casa en Manizales. —Es más hermosa tu hacienda viniendo en persona —comentó observando maravillada el lugar—, y tus papás, me cayeron super bien —expresó y lo abrazó. Mike correspondió el gesto de ella, y la estrechó entre sus brazos, y así abrazados prosiguieron recorriendo el lugar. Juan Andrés llevó a una de sus amigas a la fiesta, andaba de la mano de la hermosa chica, quién llegó luciendo un atrevido y corto vestido borgoña, se paseaba con Andrew de un lado a otro. —Cuando quieras nos podemos escapar de esta aburrida celebración —expuso ladeando los labios—, y hacer cosas más divertidas —
Mientras las mujeres conversaban y reían entre ellas mirando a sus esposos, se reunió con ellos Arnulfo, acompañado de Farah, y minutos más tarde se adhirió a la amena charla Edmundo y su compañera: Silvia.Los caballeros se pusieron de pie, para saludar a la esposa Arnulfo, quien minutos después se retiró hacia el lugar donde estaban las chicas conversando. También llegaron a la boda Alba y Santiago, pues eran los mejores amigos de Angie, Santy se quedó con los hombres y su esposa fue con Farah a saludar a las chicas. —Bueno pues, creo que el único joven y bello, sigo siendo yo —habló orgulloso Joaquín, bebiendo un poco de limonada—. A todos ustedes ya se les nota la cara de abuelos, y hasta las canas les han salido. — Carcajeó, observándolos—. Le pediré a mi esposa, que les recomiende un buen tinte —bromeó.—Que no sea del mismo que vos te colocas —habló Carlos, ladeando los labios—. Vos debes tinturártelo muy seguido, que conoces bien del tema. ¿Cierto? —dirigió su mirada a los o
El sacerdote se aclaró la garganta, por lo que la pareja dejó los murmullos y enseguida se colocaron en sus respectivos lugares. —Hermanos, estamos reunidos esta mañana de sol radiante para celebrar la unión ante Dios, de Óscar y Samantha, quienes han afirmado venir libre y voluntariamente este día para unir sus vidas —expuso observando a los jóvenes con una cálida mirada, entonces solicitó a los presentes tomar asiento. Sam inhaló profundo, observó a su marido con la mirada iluminada, entonces tomó asiento junto a él, en las sillas vestidas de blanco para escuchar la ceremonia. Luego que el sacerdote empezó a hablar, los novios y los invitados escuchaban atentos las palabras del clérigo. Samantha presionó con delicadeza los dedos de su novio, giró su rostro para mirar a Óscar, entonces dejó que sus azules ojos hablaran por ella: «Nada, ni nadie, podrá separarnos, lo juro» sentenció en su mente. El sacerdote procedió con las preguntas de rigor, hasta que el momento esperado por l