—¿Qué ha ocurrido realmente? —preguntó Carmen, su tono no dejaba lugar a dudas sobre su autoridad.Alejandro, sintiendo el peso de la situación, se adelantó para dar una explicación.—Tía Carmen, ha sido un malentendido y una serie de eventos desafortunados —dijo Alejandro—. Isabel, se volvió loca en contra de Valeria, todo por un hombre llamado Daniel, tuvo una discusión con nosotros, y con Valeria, las cosas se descontrolaron. Valeria resultó involucrada y, desafortunadamente, sufrió un episodio de estrés severo.Carmen asintió lentamente, pero su mirada no se suavizó.—Y la relación de Isabel con Daniel, ¿qué tiene que ver con todo esto? —preguntó Carmen, cruzando los brazos con firmeza.Margarita respiró profundamente, consciente de que debía ser honesta, pero también de que ciertas verdades podrían causar más daño.—Isabel está obsesionada con Daniel, pero la verdad es que Daniel es una persona complicada y, en nuestra familia, hay razones para mantener cierta distancia —dijo Mar
Valeria iba a responder cuando sintió que una mirada intensa se clavaba en ella. Levantó la vista y se encontró con los ojos de Alejandro, mirándola con una mezcla de preocupación y... algo más. Había una chispa en esos ojos, una profundidad que la hizo sentir un escalofrío. Era esa misma mirada que Daniel le lanzaba cuando quería llevar la conversación a un plano más íntimo. Sintiendo la tensión en el aire, Valeria saltó en la cama por el susto, su corazón palpitando con fuerza.—¡Alejandro! —exclamó, sorprendida por el repentino cambio de energía en la habitación.Alejandro avanzó hacia ella, sin romper el contacto visual. Había una expresión sensual y segura en su rostro, que Valeria encontraba desconcertante. No era lo que ella esperaba de él en ese momento, y la situación la hacía sentir aún más confundida.—Tranquila —dijo Alejandro suavemente, acercándose un poco más—. Solo quiero ayudarte, Valeria. Iremos a un apartamento, no puedes estar en la mansión ahora. Es un peligro par
Valeria cerró los ojos, intentando controlar el torbellino de emociones que la invadía. Todo lo que había pasado con Alejandro y Margarita le parecía una pesadilla, y ahora, en los brazos de Daniel, sentía que por fin podía respirar.Desde la camioneta, Alejandro apretó los puños al ver la escena. Una mezcla de celos y rabia lo recorría, pero se obligó a mantener la calma. Margarita, a su lado, tenía una expresión de furia contenida, sus ojos fijos en Daniel.—Esto no puede continuar así —murmuró Margarita, mientras miraba a Alejandro con severidad—. Ella no puede quedarse con él.—¿Qué estás diciendo? —preguntó Alejandro, sin dejar de observar cómo Daniel abrazaba a Valeria.—Daniel no es bueno para ella, es que, si Valeria no debe enterarse de los secretos, eso puede ser peor para ella. Sabes que Daniel tampoco puede quedarse con ella, eso sería retroceder en la línea de los millonarios. Te lo he dicho antes, y te lo diré mil veces más si es necesario. Él es peligroso, y Valeria no
—¿Por qué?, como, tu ideaste algún plan, espera ese es tu secreto oculto —exigió Daniel, sus ojos fijos en ella, como si con su mirada pudiera extraer toda la verdad que ella escondía.—No, no hice nada para separarlos el destino lo hizo, y no es ese el secreto ¡Nunca lo sabrás! —replicó Margarita, cerrando la discusión con una fuerza inquebrantable.Alejandro se pasó las manos por el cabello, exasperado, mientras observaba la situación.—Ya basta. No quiero seguir hablando de esto —dijo, su tono lleno de cansancio—. Valeria necesita descansar, todos necesitamos un respiro y desayunar tambien. La llevaré al apartamento, donde podrá relajarse y alejarse de esta locura.Daniel apretó los dientes, al borde de la explosión. Sin embargo, Valeria, que apenas podía mantenerse en pie, lo tomó suavemente de la mano y lo miró con ojos cansados.—Daniel, cálmate… Por favor —susurró, casi rogándole—. Te mandaré mensajes y mientras estemos en comunicación, todo estará bien.Daniel la miró, su expr
Valeria se acomodó con más placer en el sofá, el olor de la comida fresca invadiendo sus sentidos y ayudando a despejar la nube de fatiga que la envolvía. Alejandro se sentó cerca, su presencia tanto tranquilizadora como incómoda, un contraste marcado con el tumulto emocional que Valeria había vivido.A medida que Valeria tomaba un bocado de su desayuno, Alejandro no podía apartar la mirada de ella. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse profesional, su mirada se volvía cada vez más intensa, cargada de un deseo subyacente que él mismo estaba tratando de entender. Cada pequeño movimiento de Valeria, cada gesto de gratitud, lo hacía sentir un torbellino de emociones.—¿Necesitas algo más? —preguntó Alejandro, su voz suave pero cargada de un tono que revelaba más de lo que intentaba ocultar.Valeria levantó la vista, sus ojos aún cansados, pero con un brillo que parecía agradecido y al mismo tiempo inquisitivo.—No, todo está perfecto. Gracias, como sabias que me gusta este tipo de comi
Valeria se da la vuelta para mirar a Alejandro con una sonrisa leve, tratando de mantener la calma en medio de la situación.—Estoy bien, Alejandro. Solo necesito un poco de tiempo y espacio, Daniel a veces puede ser absorbente — añade Valeria suave.Alejandro asiente, pero nota un atisbo de tristeza en los ojos de Valeria.—¿Por qué esa cara? —Pregunta Alejandro.—Alejandro, ¿podrías hacerme un favor? Me gustaría visitar a mis padres. ¿Podrías llamar un Uber para mí? Agrega Valeria después de un momento.Alejandro la mira con sorpresa, claramente no acostumbrado a hacer este tipo de gestiones personales.—¿Un Uber? Pensé que solo solías seguir mis órdenes y ahora me estas dando órdenes a mí. No esperaba que estuvieras pidiendo este tipo de cosas. Pero... está bien. Dime la dirección y me encargaré de que te lleven a casa de tus padres — agrego Alejandro incrédulo, con mirada tentadora.Valeria se levanta y le entrega a Alejandro una dirección escrita en una nota. Alejandro la toma y
Los padres de Valeria, todavía observando la escena, deciden intervenir para romper el hielo.Padre de Valeria con tono amable —¡Hola, Alejandro! ¡Gracias por traer a nuestra hija! Vamos a entrar, tenemos mucho que conversar —.Madre de Valeria sonriendo —Sí, por favor, pasen. No dejen que un pequeño accidente arruine la bienvenida.Valeria, aún con el rostro rojo y el corazón acelerado, se reincorpora y toma una respiración profunda. Alejandro la ayuda a enderezarse y ambos entran en la casa de los padres de Valeria, sintiendo una mezcla de vergüenza y gratitud por el inesperado encuentro.A medida que cruzan la puerta, Valeria sigue mirando a Alejandro con una mezcla de curiosidad y confusión, tratando de reconciliar el parecido con Daniel en su mente.Valeria y Alejandro entran en la casa de los padres de Valeria, una acogedora vivienda con un aire cálido y familiar. Los padres de Valeria los reciben con abrazos y sonrisas, intentando aliviar el incómodo momento que acababan de pre
con una sonrisa amable —Ha sido un verdadero placer tenerlos en casa. Esperamos que hayan disfrutado de la visita tanto como nosotros. — dice el Padre de Valeria con una sonrisa amable.—Cuídense mucho y no dejen pasar tanto tiempo para la próxima visita. ¡Nos ha encantado conocerte, Alejandro! — agrego la Madre de Valeria con tono cariñoso.—La visita ha sido maravillosa. Gracias por su hospitalidad. A Valeria le ha hecho mucho bien estar aquí con ustedes — añadió Alejandro agradecido.—Gracias por todo, papá, mamá. Los quiero mucho — dijo Valeria sonriendo.Con abrazos y palabras de despedida, Valeria y Alejandro salen de la casa. Alejandro se dirige al teléfono para llamar al Uber mientras Valeria lo acompaña, todavía pensando en el trabajo que tiene por delante.Alejandro prendido en el teléfono decidió llamar el Uber.—Hola, sí, necesitamos un Uber para regresar a nuestro estudio. Estamos listos para ser recogidos, le mande la ubicación.Valeria observa a Alejandro y, cuando cuel