Los padres de Valeria, todavía observando la escena, deciden intervenir para romper el hielo.Padre de Valeria con tono amable —¡Hola, Alejandro! ¡Gracias por traer a nuestra hija! Vamos a entrar, tenemos mucho que conversar —.Madre de Valeria sonriendo —Sí, por favor, pasen. No dejen que un pequeño accidente arruine la bienvenida.Valeria, aún con el rostro rojo y el corazón acelerado, se reincorpora y toma una respiración profunda. Alejandro la ayuda a enderezarse y ambos entran en la casa de los padres de Valeria, sintiendo una mezcla de vergüenza y gratitud por el inesperado encuentro.A medida que cruzan la puerta, Valeria sigue mirando a Alejandro con una mezcla de curiosidad y confusión, tratando de reconciliar el parecido con Daniel en su mente.Valeria y Alejandro entran en la casa de los padres de Valeria, una acogedora vivienda con un aire cálido y familiar. Los padres de Valeria los reciben con abrazos y sonrisas, intentando aliviar el incómodo momento que acababan de pre
con una sonrisa amable —Ha sido un verdadero placer tenerlos en casa. Esperamos que hayan disfrutado de la visita tanto como nosotros. — dice el Padre de Valeria con una sonrisa amable.—Cuídense mucho y no dejen pasar tanto tiempo para la próxima visita. ¡Nos ha encantado conocerte, Alejandro! — agrego la Madre de Valeria con tono cariñoso.—La visita ha sido maravillosa. Gracias por su hospitalidad. A Valeria le ha hecho mucho bien estar aquí con ustedes — añadió Alejandro agradecido.—Gracias por todo, papá, mamá. Los quiero mucho — dijo Valeria sonriendo.Con abrazos y palabras de despedida, Valeria y Alejandro salen de la casa. Alejandro se dirige al teléfono para llamar al Uber mientras Valeria lo acompaña, todavía pensando en el trabajo que tiene por delante.Alejandro prendido en el teléfono decidió llamar el Uber.—Hola, sí, necesitamos un Uber para regresar a nuestro estudio. Estamos listos para ser recogidos, le mande la ubicación.Valeria observa a Alejandro y, cuando cuel
Valeria sonriendo, agradecida —Gracias, Alejandro. No podría haberlo hecho sin tu apoyo.Con la sesión de fotos completa, Valeria se siente satisfecha y aliviada. El equipo comienza a organizar el set para otras fotos, y Alejandro y Valeria se preparan para recibir instrucciones del estudio, sabiendo que han logrado un trabajo excelente y que la campaña está un paso más cerca de ser un éxito, y que continuaran dando lo mejor de sí. Se toman una hora y media para almorzar y luego regresan a su trabajo habitual.El estudio de fotografía está en pleno apogeo, transformado en un elegante set de moda. Las luces están perfectamente posicionadas para resaltar los detalles y texturas de las prendas que se van a presentar. La música suave y moderna llena el ambiente, creando una atmósfera vibrante y profesional.Valeria y Alejandro se preparan para su sesión de moda: ella modelará una impresionante colección de jeans y blusas, mientras él presentará una línea de ropa masculina lujosa y elegant
Alejandro la miró por un momento, sus ojos brillando con una mezcla de interés y paciencia. Luego, sonrió, una sonrisa que hizo que los nervios en el estómago de Valeria se tensaran aún más.—De acuerdo, es solo que la otra habitación está ocupada —cedió finalmente—. Pero te advierto que no siempre seré tan comprensivo.—¿Ocupada en que sentido? —Pregunto Valeria sin dejar de verlo.—No sé, solo se que me dijeron que está ocupada —dijo Alejandro.—No creo que este ocupada si solo somos tu y yo Daniel —dijo Valeria dejando escapar por error el nombre que no era.—¿Daniel?, no soy Daniel, soy Alejandro, ¿Toda esta bien contigo? —Pregunto Alejandro.—Es Alejandro lo sé, es solo que, ando cansada, no quiero que llueva —dijo Valeria suspirando.—Perdóname por ser tan loco con mis ideas disparates que quizá puedan asustarte —agrego Alejandro.—No te preocupes —dijo Valeria.Valeria se mordió el labio, sintiendo que la situación estaba lejos de terminar.Valeria respiró hondo, intentando rec
—Y te lo daré, te darás cuenta de que yo soy para te de ti ahora —afirmó él, su tono firme, pero con un matiz de ternura que la hizo estremecer—. Pero entiéndeme. Estoy aquí y no pienso retroceder.Se levantó con lentitud, dándole espacio, y Valeria lo observó con cierta inquietud mientras él recogía los platos. Alejandro se movía por la cocina con una facilidad que la tranquilizaba, dándole un respiro que tanto necesitaba.—Hay otra habitación al final del pasillo —dijo él de repente, mientras dejaba los platos en el fregadero—. Está preparada para ti, si eso es lo que quieres esta noche.Valeria lo miró sorprendida. No esperaba que se rindiera tan pronto. Había algo en su voz, sin embargo, que le decía que esto no era una derrota para él, sino parte de su estrategia.—Gracias, ¿Qué no se supone que está ocupada? —murmuró ella, sintiendo una extraña mezcla de alivio y confusión—. Creo que dormiré ahí.—Hay cosas personales de mi abuelo en este apartamento, la verdad es que mi abuelo
—Ven, —dijo Alejandro con suavidad—. Quédate a dormir conmigo. Estarás a salvo aquí.Ella lo miró, aún agitada, y su cuerpo reaccionó antes de que su mente pudiera decirle que se detuviera.—Está bien... —murmuró, rendida ante ese gesto.Alejandro se movió con naturalidad, preparó una sábana más gruesa y la arropó con cuidado, sintiendo la necesidad de protegerla del frío y la tormenta que rugía afuera. Valeria lo observó, sintiendo una oleada de confusión. En la penumbra, entre los ecos de la tormenta, veía a Daniel en cada movimiento de Alejandro. En la forma en que la arropaba, en la calidez de su toque... y entonces, sin pensarlo, se inclinó y lo besó en los labios.El beso fue breve, inesperado. Cuando sus labios se separaron, Valeria se quedó sin aliento, con los ojos muy abiertos. Un segundo después, la realidad cayó sobre ella como una avalancha.—¡Oh, Dios! —exclamó, llevándose una mano a la boca—. ¡Eso fue un error! Lo siento, yo...Alejandro la miró con esa sonrisa misterio
Alejandro se permitió disfrutar del momento, sintiendo el peso de Valeria sobre él. No podía negar que la cercanía física entre ellos era algo que había deseado. Mientras su mano acariciaba su espalda de manera calmante, no pudo evitar pensar en el beso accidental que Valeria le había dado antes. La confusión en sus ojos y la forma en que se había sonrojado le resultaban entrañables.—¿Te gustaría hablar de lo que soñabas? —preguntó Alejandro suavemente, rompiendo el silencio.Valeria se tensó un poco, el rubor regresando a sus mejillas. No estaba segura de cómo responder. No quería que Alejandro pensara que sus sueños eran significativos, pero, al mismo tiempo, no podía negar que había algo reconfortante en compartir esos momentos vulnerables.—Solo... era un sueño raro —admitió, sin mirarlo directamente—. Había dos personas... y no sabía cuál elegir.Alejandro se rió suavemente, el sonido vibrando en su pecho y proporcionando una sensación de calidez a Valeria.—¿Y qué crees que eso
—Alejandro —dijo Margarita, su tono suavizándose solo un poco—. Tienes que entender que las apariencias importan. No puedes permitirte situaciones que puedan ser malinterpretadas. La gente siempre está observando, y no todos serán tan comprensivos como yo.Alejandro asintió lentamente, sintiendo el peso de las palabras de su tía. Aunque sabía que ella tenía razón en ciertos aspectos, le resultaba difícil aceptar que su deseo de confortar a Valeria se convirtiera en una fuente de conflicto.—Lo entiendo, tía —respondió Alejandro—. Me disculpo si esto ha causado algún problema. Valeria solo necesitaba un poco de consuelo. No había nada inapropiado en nuestras intenciones.Margarita lo miró con una mezcla de decepción y exasperación, pero antes de que pudiera responder, Valeria salió del baño. Su rostro mostraba una determinación nueva, y aunque el rubor de la incomodidad aún era visible, había un aire de firmeza en su postura.—Buenos días —dijo Valeria, intentando sonar lo más natural