Valeria sonriendo, agradecida —Gracias, Alejandro. No podría haberlo hecho sin tu apoyo.Con la sesión de fotos completa, Valeria se siente satisfecha y aliviada. El equipo comienza a organizar el set para otras fotos, y Alejandro y Valeria se preparan para recibir instrucciones del estudio, sabiendo que han logrado un trabajo excelente y que la campaña está un paso más cerca de ser un éxito, y que continuaran dando lo mejor de sí. Se toman una hora y media para almorzar y luego regresan a su trabajo habitual.El estudio de fotografía está en pleno apogeo, transformado en un elegante set de moda. Las luces están perfectamente posicionadas para resaltar los detalles y texturas de las prendas que se van a presentar. La música suave y moderna llena el ambiente, creando una atmósfera vibrante y profesional.Valeria y Alejandro se preparan para su sesión de moda: ella modelará una impresionante colección de jeans y blusas, mientras él presentará una línea de ropa masculina lujosa y elegant
Alejandro la miró por un momento, sus ojos brillando con una mezcla de interés y paciencia. Luego, sonrió, una sonrisa que hizo que los nervios en el estómago de Valeria se tensaran aún más.—De acuerdo, es solo que la otra habitación está ocupada —cedió finalmente—. Pero te advierto que no siempre seré tan comprensivo.—¿Ocupada en que sentido? —Pregunto Valeria sin dejar de verlo.—No sé, solo se que me dijeron que está ocupada —dijo Alejandro.—No creo que este ocupada si solo somos tu y yo Daniel —dijo Valeria dejando escapar por error el nombre que no era.—¿Daniel?, no soy Daniel, soy Alejandro, ¿Toda esta bien contigo? —Pregunto Alejandro.—Es Alejandro lo sé, es solo que, ando cansada, no quiero que llueva —dijo Valeria suspirando.—Perdóname por ser tan loco con mis ideas disparates que quizá puedan asustarte —agrego Alejandro.—No te preocupes —dijo Valeria.Valeria se mordió el labio, sintiendo que la situación estaba lejos de terminar.Valeria respiró hondo, intentando rec
—Y te lo daré, te darás cuenta de que yo soy para te de ti ahora —afirmó él, su tono firme, pero con un matiz de ternura que la hizo estremecer—. Pero entiéndeme. Estoy aquí y no pienso retroceder.Se levantó con lentitud, dándole espacio, y Valeria lo observó con cierta inquietud mientras él recogía los platos. Alejandro se movía por la cocina con una facilidad que la tranquilizaba, dándole un respiro que tanto necesitaba.—Hay otra habitación al final del pasillo —dijo él de repente, mientras dejaba los platos en el fregadero—. Está preparada para ti, si eso es lo que quieres esta noche.Valeria lo miró sorprendida. No esperaba que se rindiera tan pronto. Había algo en su voz, sin embargo, que le decía que esto no era una derrota para él, sino parte de su estrategia.—Gracias, ¿Qué no se supone que está ocupada? —murmuró ella, sintiendo una extraña mezcla de alivio y confusión—. Creo que dormiré ahí.—Hay cosas personales de mi abuelo en este apartamento, la verdad es que mi abuelo
—Ven, —dijo Alejandro con suavidad—. Quédate a dormir conmigo. Estarás a salvo aquí.Ella lo miró, aún agitada, y su cuerpo reaccionó antes de que su mente pudiera decirle que se detuviera.—Está bien... —murmuró, rendida ante ese gesto.Alejandro se movió con naturalidad, preparó una sábana más gruesa y la arropó con cuidado, sintiendo la necesidad de protegerla del frío y la tormenta que rugía afuera. Valeria lo observó, sintiendo una oleada de confusión. En la penumbra, entre los ecos de la tormenta, veía a Daniel en cada movimiento de Alejandro. En la forma en que la arropaba, en la calidez de su toque... y entonces, sin pensarlo, se inclinó y lo besó en los labios.El beso fue breve, inesperado. Cuando sus labios se separaron, Valeria se quedó sin aliento, con los ojos muy abiertos. Un segundo después, la realidad cayó sobre ella como una avalancha.—¡Oh, Dios! —exclamó, llevándose una mano a la boca—. ¡Eso fue un error! Lo siento, yo...Alejandro la miró con esa sonrisa misterio
Alejandro se permitió disfrutar del momento, sintiendo el peso de Valeria sobre él. No podía negar que la cercanía física entre ellos era algo que había deseado. Mientras su mano acariciaba su espalda de manera calmante, no pudo evitar pensar en el beso accidental que Valeria le había dado antes. La confusión en sus ojos y la forma en que se había sonrojado le resultaban entrañables.—¿Te gustaría hablar de lo que soñabas? —preguntó Alejandro suavemente, rompiendo el silencio.Valeria se tensó un poco, el rubor regresando a sus mejillas. No estaba segura de cómo responder. No quería que Alejandro pensara que sus sueños eran significativos, pero, al mismo tiempo, no podía negar que había algo reconfortante en compartir esos momentos vulnerables.—Solo... era un sueño raro —admitió, sin mirarlo directamente—. Había dos personas... y no sabía cuál elegir.Alejandro se rió suavemente, el sonido vibrando en su pecho y proporcionando una sensación de calidez a Valeria.—¿Y qué crees que eso
El edificio corporativo de Montero Enterprises era un coloso de vidrio y acero que dominaba el corazón de la ciudad. Los elevadores, cápsulas de cristal que se deslizaban silenciosamente entre los pisos, transportaban a los empleados con una eficiencia casi mecánica. En uno de estos elevadores, estaba a punto de ocurrir un encuentro que cambiaría el destino de dos vidas.Valeria Sánchez, con una carpeta de documentos en una mano y un café en la otra, se apresuró para entrar en el elevador en el último segundo. El sonido de las puertas cerrándose marcó el inicio de su ascenso, pero antes de que pudiera presionar el botón de su piso, la puerta se abrió de nuevo.Un hombre alto, de apariencia impecable y vestido con un traje hecho a medida, entró en el elevador con una confianza innata en cada paso. Su cabello oscuro, perfectamente peinado hacia atrás, reflejaba una meticulosidad envidiable. Sus ojos, profundos e intensos, recorrieron el interior del elevador antes de posarse en Valeria.
A medida que exploraban las obras de arte y compartían sus propias interpretaciones, Valeria se dio cuenta de que aquel encuentro inesperado estaba lejos de ser una simple coincidencia. Había algo en la forma en que Daniel la desafiaba e intrigaba que la mantenía cautivada.La visita a la galería culminó en una animada conversación frente a una pintura abstracta que parecía capturar la esencia de su interacción. Daniel le explicó cómo el artista había intentado transmitir la idea de conexiones imprevistas y momentos fugaces que pueden cambiar el curso de nuestras vidas. Valeria, completamente absorta en la conversación, conectó la pintura con su propio encuentro con Daniel en el elevador.—Es interesante cómo el arte puede reflejar experiencias tan personales y únicas —comentó Valeria, observando la pintura con nuevos ojos.—Exactamente. Y creo que eso es lo que hace que la vida sea tan fascinante, ¿no? —respondió Daniel con una sonrisa.Con el pasar de las horas, ambos se dieron cuen
Después de semanas de intenso trabajo y emociones compartidas, Valeria y Daniel decidieron tomarse un tiempo para ellos mismos. Querían celebrar la relación que habían construido, marcada por una conexión cada vez más profunda. Con ese objetivo en mente, planearon una cena romántica en un exclusivo restaurante de la ciudad.El restaurante estaba ubicado en un edificio histórico, con vistas panorámicas de la ciudad iluminada por la noche. Las luces brillantes y las velas en las mesas creaban un ambiente cálido y acogedor. Valeria llegó temprano, vestida con un elegante vestido rojo que realzaba su belleza natural, haciendo que cada mirada se centrara en ella.Cuando Daniel entró, se quedó sin aliento. La forma en que Valeria lo esperaba, radiante y envuelta en ese vestido rojo, lo dejó sin palabras. ¿Cómo había pasado de ser su secretaria a convertirse en la mujer que ocupaba todos sus pensamientos?Se acercó a ella con una sonrisa y admiración en los ojos.—Valeria, estás... impresiona