Cuando finalmente fue el turno de Daniel, él también abrazó a su familia, intercambiando sonrisas y promesas de que pronto se volverían a ver.―Nos vemos pronto, familia ―dijo, con una mirada brillante. ―Estamos listos para comenzar nuestra nueva vida juntos.Una vez que se despidieron de todos, Daniel tomó la mano de Valeria, llevándola hacia su auto. Ella miró hacia atrás, sintiendo una mezcla de nostalgia y emoción por lo que estaba por venir.Mientras conducían, la ciudad se desvaneció detrás de ellos, y el paisaje cambió a campos verdes y montañas majestuosas. Valeria sintió que su corazón latía con más fuerza a cada kilómetro que pasaban.―¿A dónde me llevas? ―preguntó con una sonrisa traviesa.Daniel la miró con complicidad.―Te prometí una sorpresa, y creo que te va a encantar.Finalmente, llegaron a un hermoso resort junto al mar. Las olas rompían suavemente en la playa, y las palmeras se mecían con la brisa. Valeria se quedó sin aliento ante la belleza del lugar.―Esto es… i
El edificio corporativo de Montero Enterprises era un coloso de vidrio y acero que dominaba el corazón de la ciudad. Los elevadores, cápsulas de cristal que se deslizaban silenciosamente entre los pisos, transportaban a los empleados con una eficiencia casi mecánica. En uno de estos elevadores, estaba a punto de ocurrir un encuentro que cambiaría el destino de dos vidas.Valeria Sánchez, con una carpeta de documentos en una mano y un café en la otra, se apresuró para entrar en el elevador en el último segundo. El sonido de las puertas cerrándose marcó el inicio de su ascenso, pero antes de que pudiera presionar el botón de su piso, la puerta se abrió de nuevo.Un hombre alto, de apariencia impecable y vestido con un traje hecho a medida, entró en el elevador con una confianza innata en cada paso. Su cabello oscuro, perfectamente peinado hacia atrás, reflejaba una meticulosidad envidiable. Sus ojos, profundos e intensos, recorrieron el interior del elevador antes de posarse en Valeria.
A medida que exploraban las obras de arte y compartían sus propias interpretaciones, Valeria se dio cuenta de que aquel encuentro inesperado estaba lejos de ser una simple coincidencia. Había algo en la forma en que Daniel la desafiaba e intrigaba que la mantenía cautivada.La visita a la galería culminó en una animada conversación frente a una pintura abstracta que parecía capturar la esencia de su interacción. Daniel le explicó cómo el artista había intentado transmitir la idea de conexiones imprevistas y momentos fugaces que pueden cambiar el curso de nuestras vidas. Valeria, completamente absorta en la conversación, conectó la pintura con su propio encuentro con Daniel en el elevador.—Es interesante cómo el arte puede reflejar experiencias tan personales y únicas —comentó Valeria, observando la pintura con nuevos ojos.—Exactamente. Y creo que eso es lo que hace que la vida sea tan fascinante, ¿no? —respondió Daniel con una sonrisa.Con el pasar de las horas, ambos se dieron cuen
Después de semanas de intenso trabajo y emociones compartidas, Valeria y Daniel decidieron tomarse un tiempo para ellos mismos. Querían celebrar la relación que habían construido, marcada por una conexión cada vez más profunda. Con ese objetivo en mente, planearon una cena romántica en un exclusivo restaurante de la ciudad.El restaurante estaba ubicado en un edificio histórico, con vistas panorámicas de la ciudad iluminada por la noche. Las luces brillantes y las velas en las mesas creaban un ambiente cálido y acogedor. Valeria llegó temprano, vestida con un elegante vestido rojo que realzaba su belleza natural, haciendo que cada mirada se centrara en ella.Cuando Daniel entró, se quedó sin aliento. La forma en que Valeria lo esperaba, radiante y envuelta en ese vestido rojo, lo dejó sin palabras. ¿Cómo había pasado de ser su secretaria a convertirse en la mujer que ocupaba todos sus pensamientos?Se acercó a ella con una sonrisa y admiración en los ojos.—Valeria, estás... impresiona
El ritmo frenético en Montero Enterprises no daba tregua. La actividad era constante, y el murmullo de conversaciones y el tecleo de los ordenadores llenaban el aire. En medio de este caos, Valeria Sánchez y Daniel Montero se encontraban enfrentando una situación inesperada.Un proyecto urgente había surgido, uno que requería la colaboración de ambos. Aunque en los últimos meses habían compartido momentos agradables y conversaciones amenas, trabajar juntos en una tarea crítica reveló nuevas facetas de sus personalidades.Valeria, con su entusiasmo y creatividad, tenía una visión audaz para el proyecto. Sus ojos brillaban mientras exponía sus ideas, contagiando a todos con su entusiasmo.Por su parte, Daniel era pragmático y analítico. Sus decisiones se basaban en datos y estrategias, y su enfoque se centraba en los resultados. Para él, cada detalle debía ser meticulosamente planificado para asegurar el éxito.La sala de reuniones se transformó en un campo de batalla de opiniones. Vale
La tarde estaba fresca y agradable cuando Valeria y Daniel decidieron dar un paseo por el parque cercano. Las hojas crujían bajo sus pies mientras caminaban, inmersos en una conversación animada. Hablaban de sus planes para el fin de semana y compartían anécdotas divertidas del trabajo. La atmósfera era relajada y cómoda, como si hubieran hecho esto durante años.Mientras seguían caminando, llegaron a un mirador que ofrecía una vista panorámica de la ciudad al atardecer. Las luces comenzaban a encenderse en los rascacielos, creando un ambiente mágico. Valeria se apoyó en la baranda, admirando el paisaje urbano.Daniel se acercó a su lado y permaneció en silencio por un momento, observando la ciudad junto a ella. Luego, dirigió su atención a Valeria, con una expresión intensa, pero llena de suavidad.—La vista desde aquí es impresionante, ¿verdad? —comentó Valeria con una voz tierna y nerviosa, aunque le sonreía.—Definitivamente lo es. Pero ¿sabes qué es aún más impresionante? —respon
Eva negó con la cabeza y sacó su teléfono móvil. Mostró a Daniel un video donde una figura femenina, con el cabello largo y oscuro, similar al de Valeria, entraba en la sala de archivos de la empresa y parecía manipular los documentos financieros.—Mira esto, Daniel. La ropa, el cabello... todo coincide con Valeria. No quería creerlo, pero no puedo ignorar lo que vi —dijo Eva, intentando sonar compasiva, apenas la conoces, no sabes si es un ratera o no.Daniel observó el video con detenimiento. La figura en el video se movía rápidamente, y aunque la calidad de la imagen no era perfecta, la ropa y el cabello coincidían inquietantemente con los de Valeria.—No puede ser... —murmuró Daniel, tratando de racionalizar lo que veía.Eva, sintiendo que su plan avanzaba, continuó con su discurso.—Lo siento mucho, Daniel, pero todos en la oficina están hablando de esto. Han notado las coincidencias y están pidiendo que se investigue. Incluso sugieren que Valeria debería ser despedida por esto —
Daniel se quedó un momento en silencio, evaluando cada palabra de Eva y las implicaciones de lo que había ocurrido. La frialdad de su voz no pasó desapercibida para ella, pero decidió no mostrarse intimidada. Sabía que Daniel sospechaba de su participación en todo este lío, pero estaba convencida de que no tenía pruebas, aparte como podia ser Valeria la culpable si siempre estuvo con Daniel.—Eva, me parece interesante cómo te has involucrado tanto en este asunto, me imagino que tu fuiste la que llamo a policía, y no tienes ni evidencia—dijo Daniel, acercándose un poco más a ella, manteniendo su mirada fija en los ojos de Eva—. Me pregunto por qué te preocupas tanto por la empresa, hasta el punto de tomar medidas tan extremas sin consultarme.Eva mantuvo su compostura, aunque sentía cómo un leve sudor frío le recorría la espalda. No podía permitirse un error ahora.—Daniel, solo estoy tratando de proteger la empresa, y a ti también. No quise verte sufrir por una traición de alguien en