CAPITULO 3

Al día siguiente Nohelia se removía nuevamente en la cama, se sentía débil, abrió los ojos y miró al médico parado frente a ella.

—Tranquila muchacha, no te haré daño, aquí está la persona que te salvó la vida.

Marisa caminó y se paró frente a ella, tomó su mano para que sintiera tranquilidad.

—Hola, mi nombre es Marisa, ¿Y tuyo?

Nohelia la miró y recordó cuando cayó a sus pies.

—Nohelia, Nohelia Kartson Carrissi.

Respondió casi en un susurro, mientras sentía pesadez por los sedantes.

—Ya no quiero que te alteres, quiero que estés tranquila, y no te hagas daño, estabas con una crisis nerviosa y por eso te sedaron.

Nohelia empezó a llorar pero está vez ya más calmada, sus sollozos eran casi silencioso.

—No sé que te pasó, ya me contarás, pero ahora, ¿ donde está tu familia para informarle de tu estado?.

Nohelia giró la mirada y miró a través del ventanal, a su mente llegó la imagen de su madre en el aeropuerto y lloró con más sentimientos.

—Tranquila, solo dame la dirección para que vengan por ti. Y ya después tu y yo te daremos una plática.

—Estoy sola y no se dónde me encuentro.

Marisa miró al médico luego a Nohelia, no podía creer lo que escuchaba

—No comprendo, me explicas por favor.

—Me robaron el equipaje, el dinero y los documentos y no se dónde estoy.

Marisa la observó y trató de tranquilizarla.

—Tranquila muchacha, recupérate y juntas buscaremos a tu familia, lo prometo.

Marisa salió de esa habitación y fue al consultorio del doctor.

—¿Alguna mejoría? —Era la pregunta que cada día hacía.

—Sin novedad como cada día.—respondió el Galeno.

—Encontré la candidata para el procedimiento.—dijo Marisa sin titubear.

El Galeno la miró y preguntó.

—¿Ella está de acuerdo?

—Aun no hablo con ella, pero estoy segura que aceptará.

Una semana pasó y ya Nohelia estaba bastante recuperada, Marisa la llevó al área residencial y la dejó en la habitación de huéspedes.

—Muy bien, aquí te quedarás hasta que decidas que hacer, lo único que quiero es que te recuperes pronto para que decidas que hacer, aunque yo tengo una propuesta para hacerte, tómalo como propuesta de trabajo.

—¿Trabajo? ¿ Que clase de trabajo?—

Interrogó Nohelia, sentía temor después de todo lo que había pasado.

—Descansa, y ya luego hablamos, para  mí no es nada malo, al contrario a mi esposo y a mi nos hará muy feliz. Nohelia sintió temor ante esas palabras, no sabía que clase de propuestas le harían.

Los días siguieron pasando y Nohelia estaba completamente recuperada, sentada en el jardín pensando en lo preocupada que estaría su madre, y el no saber de la vida de Amalia la ponía triste, ahora ella estaba en un frío país donde no conocía a nadie, y en casa de los Bright se sentía un poco protegida, pero con temor de lo que pudieran proponerle.

Las palabras de Marisa no salieron de su cabeza.

Marisa la vio sentada tan distante y lejana, que decidió que ese era el momento. Se cercó a ella con una taza de chocolate y galletas

—Toma algo caliente hija, te sentará bien en este frío. —Ofreció y ella a aceptó.

—Señora Marisa, estoy muy agradecida con todo lo que ha hecho por mí.

—Ese día le pedía a Dios, que me diera una señal de que si lo que estaba pensando y pidiendo era lo correcto, y tú llegaste como respuesta a mis plegarias.

—No comprendo señora Marisa.

—Solo Marisa por favor, Marisa a secas.

—Está bien Marisa, ahora dígame, ¿ Que pidió tanto que yo fui su respuesta?

—Un nieto. —Dijo Marisa y Nohelia se atragantó y terminó escupiendo el contenido en su boca

—¿Es en serio? ¿Un nieto, Marisa?

—Si Nohelia, un nieto, y tú eres la candidata perfecta.

—Yo no estoy buscando marido y mucho menos un hijo, lo único que deseo es comunicarme con mi madre  y decirle que estoy bien y encontrar a mi prima Amalia.

—Escúchame primero, y luego me dices.

Marisa contó absolutamente todo desde el matrimonio de Sergio y Julianne Ferrari y hasta el lugar donde estaba en ese momento.

Nohelia sintió estrujar su corazón, ver qué Marisa tenía tanto dinero y no tenía lo que deseaba; a su hijo sano junto a una familia, ella vivió con el día a día y era feliz, pero el destino la había arrancado del los brazos de  su familia de una forma dolorosa, salir ilusionada en busca de un buen futuro, y que resultó ser todo un verdadero desastre,  ahora estaba ahí, escuchando la invitación a  otra locura, pero esta ves sería con su consentimiento.

—¿Me está proponiendo que me embarace de su hijo, así como está?

—Si, te pagaré lo que me pidas, di el precio, y yo te lo doy.

Nohelia la miró, analizó todas las posibilidades  y vio la oportunidad de llevar a su madre junto a ella, pero luego pensó, cuando el embarazo termine, y es echada con las manos vacías no sería ella sola, sería arrastrar a su madre en esa desgracia.

—No pido mucho, solo que arregle mis documentos para tener una vida tranquila viviendo legal.

—Tus documentos los tramitará el abogado. Algo más.

—Una mensualidad, lo que se gane por trabajar aquí para enviarle a mi madre y tener para mis gastos.

—¿Si deseas puedo mandar traer a tu mamá.?

—No, estoy segura de que ella sabiendo este trabajo, no lo permitirá. No es común en mi país alquilar un vientre.

—Te pregunté de todo, y no de dónde eres.

—Soy de Ecuador, mi padre ecuatoriano y mi madre italiana.

—¿Cómo llegaste aquí?

Nohelia sintió temor contar esa experiencia trágica en su vida, pero tenía que ser sincera con quién hasta ahora le estaba dando la mano.

—Sali de mi país por voluntad propia, ya en Italia las cosas cambiaron. Le contaré lo que me sucedió.

" Nos despedimos de nuestros familias en el aeropuerto y abordamos el avión, en una de las escalas en Italia, nos engañaron , nos llevaron a un hotel, el guía llegó diciendo que nos quedaríamos ahí por una noche y que sería nuestro primer trabajo.

—Tu, tu y yu Nohelia, se cambian que hoy tendrán su primera presentación.

—¿Hoy? Pero no tengo la ropa adecuada para este evento y además no sabemos que tipo de presentación quieren.

—Hoy desfilarán en trajes de baño. Alguien les traerán los que deben modelar.

Habló el guía indiferente y fría expresión. Después de quince minutos llegó una asistente y nos dió unos diminutos trajes de baños

—¿Estás cosas nos tenemos que poner? —Protesté y lo que recibí fue un tremendo regaño de parte de la asistente.

—Tu está aquí para obedecer, no para contradecir y el trabajo que harás es ponerte ese bikini y desfilar frente a los clientes.

Cuando dijo eso, sentí que nada de eso sería algo bueno, me puse el bikini y nos dieron un abrigo de piel para cubrirnos.

Bajamos del hotel y nos llevaron a un club nocturno, para este tiempo ya casi me llevaron a arrastras. Yo no quede presentarme en esa habitación y me golpearon.

Las demás chicas pasaron por una especie de vitrina y después lo hice yo, con mi labio hinchado y roto, me obligaron ,  yo jamás me quité el abrigo y cuando salí de ahí el guía me tomó de la mano y me llevó a otra habitación donde estaba un hombre alto que trató de someterme y me defendí como una leona, y aún así me dió una bofetada que me dejó inconsciente, cuando desperté estaba atada de pies y mano y con una mordaza.

No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, lo único que sé, es que desperté y estaba  prisionera en una habitación.

—¡Come!. —Habló, más bien ordenó, un hombre mal encarado.

—No quiero, prefiero morir de hambre a tener que alimentarme para que me exploten y me exhiban a su antojo.

El hombre me dió una bofetada tan fuerte que me dejó aturdida.

—Luego te arrepentirás, eres una estúpida, no aprovechar que el jefe te eligió. Aquí en Rusia todas mueren por ser la preferida de el general.

—No me interesa saber quién es ese tal general, solo quiero irme. —logré exclamar u volvió a golpearme que volví quedar más aturdida, tenis poco conocimiento, pero podía sentir y escuchar lo que decía y hacía.

El hombre me arrastró por los cabellos y me llevó a la tina llena de agua, y me sumergió en ella, entonces creyendo que mi vida se acababa, fui arrastrada por la oscuridad y simplemente de dejé llevar.

—Cuando desperté, miré a todos lados y fue cuando me ví en otra habitación, traté de soltarme y entonces nuevamente entró otro hombre, y fui arrastrada, para llevarme frente al hombre llamado el general.

—¡Hola pequeña fierecilla! Espero que todo esté tiempo que estuviste encerrada hayas cambiado de opinión. Serás mi mujer lo desees o no.—habló con los dientes apretados casi gruñendo y mirándola fijamente.

—Prefiero morir, antes de ser tu mujer. —respondió casi gimiendo por el dolor que sentía en sus brazos por el fuerte apretón que le daba.

Cómo podo logro levantar su mano y arañó el rostro de el general Drago.

—¡Ah! Perra. —Gruñó dando un fuerte golpe en su rostro, Nohelia cayó al piso casi inconsciente y fue golpeada fuertemente, cada patada que recibía le Hiba quitando el alimento hasta quedar completamente desmayada, al borde de la muerte.

Drago ordenó dejarla tirada en bosque y sea devorada por animales.

—No se cuánto tiempo estuve ahí casi muriendo, pero pude reaccionar, me sentía débil y cuando tuve más conciencia fue entonces que como pude me arrastré y salí de ese bosque no se, no recuerdo cómo llegué a ese parque y la ví.

Fin Flash Bakc.

—Entonces ví una esperanza de que me ayudarán. No sé cuánto tiempo ha pasado, no se que cuidad es ésta.

—Aquí estás en Moscú.

Amalia sintió morir de desesperación.

— ¿Moscú? ¿Es una broma verdad?

—No Nohelia, estás o mejor dicho te trajeron a Moscú.

Nohelia soltó las lágrimas reprimidas, no tenía idea de cuánto tiempo estuvo encerrada, ni cuánto tiempo estuve ahí tirada en ese monte.

—¿Y no abusaron de ti, cuando te encerraron.?

—No, le rompí la cabeza a un hombre que intento manosear me.

—¿Y no crees que ese hombre haya abusado de ti en tu inconsciencia?

— No lo sé. —Nohelia sintió angustia al imaginar esa posibilidad, y lloró abrazándose fuertemente a ella misma.

Marisa la abrazó mientras Nohelia lloraba desconsoladamente.

—Ya mi niña, tranquila, independientemente de si aceptas o no, mi esposo y yo te protegeremos.

—Gracias Marisa, dentro de todo lo malo que me ha pasado, usted a sido un ángel para mí.

—Siéntete como en casa mi niña, y perdóname, no sabía todo lo que te pasó, si deseas trabajar lo puedes hacer, y no estás obligada a aceptar la propuesta que te hice.

—Gracias Marisa, y lo voy a pensar, pero primero quiero una consulta con un ginecólogo, y entonces tendrá mi respuesta.

—Cómo quieras Nohelia, ahora descansa mi niña.

Marisa se dispuso a salir de la habitación, con la mano en el pomo de la puerta se giró y miró a la desdichada muchacha. Y le sugirió.

—No te sientas presionada hija, eres libre y créeme que me harías muy feliz si aceptas ser la madre de mi nieto.

—Necesito trabajar para enviarle dinero a mi madre, necesita pagar la hipoteca de la casa, y si no lo hace la perderemos.

Marisa volvió a la cercanía de Nohelia, la miró y tomó su mano.

—Toma mi oferta como un trabajo, te pagaré una mensualidad cada mes.

—¿De verdad me pagará por llevar a su nieto en mi vientre.

—Si, y con mucho gusto hija. Vamos hablar con el abogado, y tú le expondrá lo que necesitas a cambio de traer a mi nieto al mundo.

Si quieres dinero lo tendrás, es como un trabajo.

—Esperemos la revisión del ginecólogo. — dijo Nohelia casi en un susurro.

Los días pasaron Nohelia fue con el ginecólogo para la revisión, estaba muriendo de miedo y nervios por los resultados.

—Tranquila mi niña, el resultado será alentador, ya verás que si. —Marisa trató de tranquilizarla.

—Señora Bright, Nohelia, por favor vengan, el médico las espera. —informó la asistente y ellas siguieron.

Nohelia sentía caminar en el aire, su corazón retumbaba tan fuerte que podía escucharse así misma.

Estaban frente al Galeno, Nohelia apretaba sus manos.

El médico la miró y leyó el resultado.

—Nohelia, estos son los resultados de los exámenes que se te realizaron, todo está bien en tí, nadie abuso de tu integridad, sigues siento una chica pura.

Nohelia sintió tranquilidad al escuchar esas palabras, saberse integra le daba calma. Miró a Marisa y sonrió .

—Ves hija, no todo fue malo.

El Galeno dió indicaciones de el tratamiento seguir y salieron del consultorio.

—Marisa, acepto ser el vientre de alquiler para su nieto.

Marisa, se detuvo en seco y se giró.

—¿Estás segura hija?

—Sí Marisa, muy segura.

Marisa tomó las manos de Nohelia y se acercó a ella.

—Gracias hija, no sabes lo feliz que me hace tu decisión. Vamos, el abogado te explicará tus beneficios.

—Está bien, vamos.

Marisa y Nohelia fueron a la oficina del abogado dónde ella diría sus  inquietudes,  y necesidades.

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