Los meses siguieron pasando, Nohelia había dado órdenes de acondicionar una habitación a lado de la de Sergio.Cada día y cada noche estaba ahí pendiente de él, hablaba de su hija ponía su mano sobre su vientre y la pequeña hacia sus movimientos, sentía la conexión entre ellos dos.Marisa entró a la habitación de Sergio, vio y escuchó a Nohelia hablando le, se acercó muy despacio sonriendo.—Hija, no debes esforzarte tanto, ya estás de siete meses y tienes que cuidarte más.—Lo sé Marisa, solo deseo que Sergio esté conmigo el día del nacimiento de nuestra princesa.—Lo estará hija, estará presente por que tú lo llevas en tu corazón.Marisa acarició la mano de Sergio, saber que pronto llegaría su nieta era la mayor felicidad que sentía.Nohelia había despertado con un poco de malestar, sentía mucha pesadez y justo en ese momento, sintió unas leves contracciones.—¡Mm! Marisa, no tengo idea de que me pasa pero amanecí muy cansada, y siento un leve dolor.—Vamos para que el doctor te r
Los meses siguieron pasando y ya la pequeña Arielle estaba completamente recuperada, su tiempo que le faltaba se había completado y ahora estaba de camino a la residencia junto a su madre y abuelos. —Señor Alexander, Marisa, será que ustedes pueden darme permiso para hacer algo que ha ace tiempo tengo en mente. —Dime hija, de que se trata. —preguntó Alexander. —Quiero que una parte del ala Este, se acondicione cono una casa habitable, ya no tan hospitalaria. Deseo darle un calor de hogar a esa parte. No sé si lo vean bien, pero es una idea que me gustaría realizar. Marisa miró a Alexander y luego a Nohelia, le gustó la idea de reorganizar esa área hospitalaria y volverla más cálida. —Los médicos no pueden irse. —propuso Alexander. —No estoy pidiendo que se vayan, son muy necesarios. —Has lo que creas conveniente hija, y no escatimes en gastos. También eres la señora de la casa y puedes remodelar esa parte como tú desees. —Solo quiero que Sergio no esté solo, quiero darl
Nohelia seguía su vida de madre y esposa, cada día atendía a Sergio con todo el amor del mundo, lo amaba y había estudiado para atenderlo personalmente, continuó aplazando el regreso a Ecuador. Un años más había pasado, y como cada día se levantó y lo primero que hizo fue ir a la habitación de Sergio. —Buenos días mi amor, hoy nuestra hija va a su primer día de clases, si la vieras, está muy feliz. Acarició sus cabellos, y empezó con la rutina diaria de aseo. —Listo mi vida, guapo y perfumado como siempre. —dio un beso en sus labios y salió. Ahora estaba preparando el desayuno para Arielle de cuatro años, estaba lista para su primer día de clases en el kínder. —¡Apúrate mi vida! O llegaremos tarde a tu primer día. —Ya voy mami, voy a despedirme de nuestro príncipe durmiente. Arielle fue como cada mañana a darle los buenos días a Sergio, entró en la habitación, se acercó a él, pasó sus manitas por el rostro de su padre y dejó un beso en su mejilla. —Buenos días mi pr
Ya en la tranquilidad de la noche, Nohelia había acostado a Arielle después de abrir los regalos.—Mamita, papito, hoy fue un super hiper mega día. —Sergio y Nohelia rieron al escucharla hablar como una chiquilla.—Lo se mi vida, hoy fue tu cumpleaños y papá estuvo con nosotras .—Y por el resto de nuestras vidas mi princesa. —respondió Sergio mirando a su hija y luego a Nohelia.Dejaron a Arielle y salieron de la habitación, Nohelia se disponía a ir a su habitación y fue detenida por Sergio.—Señora mía, usted y yo tenemos una conversación pendiente. —dijo agarrándola por la cintura.—Sergio...—Ahora ven vamos a hablar.Sergio llevo a Nohelia al jardín, ella sentía caminar en más nubes, ¿Qué le preguntaría Sergio? ¿Será que tenía las respuesta correctas?Eran las preguntas en su mente.Llegaron al jardín y se sentaron cerca de la piscina.—Muy bien, quiero que mi esposa me cuente de nosotros, no recuerdo nada, quiero saber cómo nos conocimos, como es nuestra historia.Nohelia tragó
Sergio y Nohelia salieron del lado de su residencia caminando y llegaron al jardín donde estaba Marisa y Alexander. Ellos lo vieron llegar muy sonrientes, agarrados de la mano y se miraron entre sí.—¿Acaso nos perdimos de algo?—preguntó Alexander alternando la mirada ente ellos.—De nada, somos marido y mujer, y decidimos retomar nuestro matrimonio, ¿Qué es lo raro?.—No hijo lo que tú padre dice es que están aquí y no con la nena en el colegio. —se apresuró a responde Marisa.—Pues esa traviesa hoy se nos adelantó, o talvez se nos pegaron las sábanas. —dijo sonriendo.Marisa lo vio diferente con ese brillo en sus ojos y esa sonrisa que iluminaba su rostro, ella estaba feliz de verlos así de felices y teniendo una vida normal como una familia.—Padre, hace semanas que estoy poniéndome al tanto de las empresas, empezaré a hacerme cargo de todo para que tú y mamá se tomen unas vacaciones.—Ma alegra mucho hijo que empieces a llevar tu vida con normalidad, pero no iremos de vacaciones
Sergio y Nohelia luego de tres escalas estaban aterrizando en el aeropuerto de Bora Bora, miró maravillada ese paraíso en la tierra rodeada de agua cristalina, fueron trasladado al resort.Entraron al ascensor y sin perdida de tiempo, Sergio la empotra contra la pared metálica levantó su vestido amplio y pasó su mano por ese desnudo coño, y fue una sorpresa para él, y la miró fijamente a los ojos, y mordiendo su labio inferior por las ganas que tenia de saborear ese paraíso húmedo, un dedo se adentró muy despacio en ella, Nohelia gimió del corrientazo de placer que sentía con ese va y ven de los dedos de Sergio.—Sergio, Sergio. —clamaba con voz melosa.Sergio seguía, mientras sus dedos se adentraba en su intimidad, su boca entreabierta, era devorada por Sergio mientras ella gemía, jadeante y deseosa.Las puertas metálicas se abrieron, y entre besos llegaron a la habitación y nuevamente se entregaron a la pasión de su amor.Era un viaje de luna de miel, a la pequeña Arielle la habí
Alexander y Marisa salieron junto a Arielle a esperar a Sergio y Nohelia en el aeropuerto. Habían pasado tres días de todo esa difícil confesión hecha a Alexander, se sintió un poco liberada, miró a lo lejos que se acercaban y ella pudo sonreír al ver la felicidad que irradia en ellos. —¡Mami, papá! -gritó Arielle con los brazos abiertos corriendo a su encuentro. Nohelia se adelantó e se puso a su altura y se abrazaron, luego se unió a ese abrazo Sergio. —Te extrañe mucho mami y a ti también papito. —Y tú a mí, mi amor mucho mucho. —¿Adivina que mi vida? —Preguntó Sergio sin imaginar la respuesta que le daría Arielle. —¿Ya? ¿Ya tendré a mi hermanito? A Nohelia se le subieron los colores intensos al rostro, miró a Sergio y apretó sus labios formando una línea. Sergio la tomó en brazos y caminó con ella. —No mi pequeña, la noticia es que ahora tú irás con los abuelos. —Yo quiero un hermanito, —expresó haciendo un puchero y cruzando sus brazos. Todos sonrieron al escu
La noche continuó y Sergio no sé percataba de la incomodidad de Nohelia, desde que hizo preguntas ella trató de aparentar una tranquilidad que no sentía. La cena pasó, y era la hora del postre, había pedido una cassata sisiliana que había descubierto era su postre favorito .—¡Mm! Se ve muy delicioso, y me gusta mucho, cuando estaba embarazada solo quería este postre.—A mi también me encanta. —respondió Sergio sin saber por qué lo dijo —Si, me lo dijo Marisa que te gustan mucho, y debe ser ella quien te lo dijo.. —contestó Nohelia sin imaginar que Sergio jamás había preguntado tales cosas.—No me lo dijo mi madre. —habló mecánicamente. Nohelia lo miró y volvió a sentir el temor más grande.—¿No? —Preguntó Nohelia sintiendo un temblor en su cuerpo. ¿Acaso Sergio tenía recuerdos del pasado? Solo pensar en eso le causó un temor muy grande.—No, simplemente lo sé. —respondió mirándola fijamente.-Nohelia parpadeó tragó el nudo formado en su garganta y pudo articular palabras.—Sergio,