CAPITULO 8
Los meses siguieron pasando y ya la pequeña Arielle estaba completamente recuperada, su tiempo que le faltaba se había completado y ahora estaba de camino a la residencia junto a su madre y abuelos.

—Señor Alexander, Marisa, será que ustedes pueden darme permiso para hacer algo que ha ace tiempo tengo en mente.

—Dime hija, de que se trata. —preguntó Alexander.

—Quiero que una parte del ala Este, se acondicione cono una casa habitable, ya no tan hospitalaria. Deseo darle un calor de hogar a esa parte. No sé si lo vean bien, pero es una idea que me gustaría realizar.

Marisa miró a Alexander y luego a Nohelia, le gustó la idea de reorganizar esa área hospitalaria y volverla más cálida.

—Los médicos no pueden irse. —propuso Alexander.

—No estoy pidiendo que se vayan, son muy necesarios.

—Has lo que creas conveniente hija, y no escatimes en gastos. También eres la señora de la casa y puedes remodelar esa parte como tú desees.

—Solo quiero que Sergio no esté solo, quiero darl
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