Capítulo 4

Capítulo 4

Marina 

Tal cual me dijo aquel hombre, me pasaron a recoger bien temprano y estuvimos como casi una hora y media en la carretera hasta que llegamos a una mansión pequeña bien lejos de la ciudad. Al parecer su jefe no quería que nadie, pero que absolutamente nadie supiera nada de esto; debido a las molestias que se estaba tomando.

Cuando entré a la mansión acompañada de el otro hombre que ni siquiera había visto en mi vida. Me encontré con aquel desconocido, el mismo que esta de intermediario desde que lo conocí.

– Bienvenida señorita Marina, espero que el viaje no haya sido tan incómodo. Si me permite me gustaría enseñarle el cuarto que va a ocupar para que descanse hasta la noche.

– ¿Me gustaría saber qué es todo esto? Se suponía que iría a una casa normal; no a una mansión rodeada de lujos que no me gustan para nada ¿Acaso su jefe quiere hacerme sentir más mal de lo que ya me siento? ¿Por qué no es él quien me da la cara o es que acaso también tendré que tener el hijo con usted para que luego se lo de a su jefe?

Aquel hombre me ha mirado como si de me hubiesen salido dos cabezas y es que le había hablado de una manera poco agradable. No me estaba gustado el seguir tratando con él, cuando se supone que el interesado en tener un hijo es otro. Uno al que no conozco aún y no sé qué mañas tiene.

– Le pido por favor que se calme; señorita, ponerse en ese plan no cambiará las cosas. Mejor acompáñame a la que será su habitación para que se acomode.

Sigo de muy mal humor al hombre por todas las escaleras hasta el segundo piso y una vez me da acceso a una habitación, veo lo más bonito del mundo. 

Esta habitación estaba pintada de azul cielo y tiene más espacio que la que tengo en casa, además; desde aquí veo un armario súper grande repleto de cosas. Sin embargo, no debo olvidarme de que nada de esto es mío y que solo es temporal.

– Este será su cuarto desde este momento hasta que todo termine. Ahora, el cuarto que esta al final del pasillo será el que utilizará para mantener relaciones íntimas con mi jefe. Demás está recordarle lo que este exigió el día de ayer.

– ¿Espere que ha dicho? ¿Cómo así que voy a mantener relaciones íntimas con su jefe? ¿Acaso esto no era por inseminación artificial? ¿Por qué demonios usted no me dijo esto antes cuando mencioné la palabra procedimiento?

– Señorita, cálmese. Se hará de ese modo para que todo sea más efectivo y más rápido, mi jefe quiere...

– Me vale lo que su jefe quiera y no me pida que me calme otra ves. Usted debió decirme esto desde un principio y no lo hizo. Yo no pensé que ustedes me harían esto y no estoy dispuesta a acostarme con alguien que ni siquiera conozco. 

– Señorita Marina, usted no me pregunto como se harían las cosas.

– ¡Ah claro! Ahora se escuda tras de eso para tratar de joderme, pero de algo si estoy segura. No sé de que manera, pero yo no me voy a acostar con su jefe y si me fuerza es violación. Así que mejor dígale que busque una solución.

– Las cosas no se resuelven poniéndose de ese modo, señorita – dijo este hombre como disco rayado y ya me estaba poniendo de los nervios.

– Pues ni modo, es lo que hay. No pienso acostarme con ese tipo y usted me lo debió de haber dicho antes para negarme a esa manera. Prefiero darle mi primera vez a un tubo de ensayo, antes que a alguien que no sé ni quién demonios es.

Siempre he tenido un carácter bien fuerte y podía sentir como la vena de mi frente estaba saltando en este momento. Sin embargo; han sido muchas cosas en tan pocas horas y que me salgan ahora con esto fue la gota que derramó el vaso. Es como si creyeran que soy una cualquiera y eso no lo iba a permitir, no obstante; no pasó desapercibida para mí la cara de asombro de aquel hombre.

– ¿Usted acaba de decir que es virgen, señorita? – pregunto atónito.

– Eso mismo acabo de decir ¿Acaso me vio cara de cualquiera? El que haya aceptado esto no me convierte en una, simplemente lo hago porque no me quedó de otra.

– Señorita, yo nunca dije eso de usted; pero siendo así. Le sugiero que lo haga de forma natural y disfrute de la experiencia, no le entregue su virtual a un tubo de ensayo como dijo.

– Pues entonces no lo haré, usted no puede decidir por mí en ese aspecto. Yo debido a quien le doy mi virginidad.

– ¿Acaso piensa entonces incumplir con el contrato? Le recuerdo que no es una opción para usted.

– Yo no he dicho eso, dije que cumpliré. Lo que estoy diciendo es que no me acostaré con su jefe. No creo que eso sea muy difícil de entender.

– Mire, hagamos algo. Mi jefe siempre llegará en las noches para estar con usted y cuando él venga yo me encargaré de decirle lo que esta pasando. Ahí él ya verá que decisión toma y se pondrá de acuerdo con usted, por el momento espere por él en la habitación justo a las ocho de la noche. En la habitación encontrará una venda que deberá usar para que evite verle el rostro, él no quiere que conozca su identidad.

– ¿Qué? ¿Y así pretende su jefe que yo le habrá mis piernas? Mejor dígale a ese hombre que más le vale buscar la manera de que todo sea por métodos médicos o tendremos problemas.

– Muy bien señorita, se lo diré.

– Eso espero ¿Él si me conoce, verdad?

– Por supuesto, el mismo la eligió entre todas las candidatas por su belleza y su buen estado de salud.

– ¿Me dijo que el señor llega esta misma noche?

– Exactamente, por eso le digo que descanse. Sé que se pasó toda la noche en el hospital con su hermano.

– Está bien, eso haré.

  ...

– ¿Cómo hiciste para que me consiguieran este riñón Marina? Se suponía que la lista de espera era grande.

– Bueno chato ¿Te acuerdas de la entrevista a la que iba a ir ayer?

– Sí, esa en la que te podían aceptar en una buena firma de abogados.

– Pues resulta que si me aceptaron y ellos se hicieron cargo de pagar absolutamente todo. Ellos hicieron posible el que tú estuvieras aquí hoy con nosotros con ese riñón y yo debo viajar mañana mismo para comenzar a trabajar para ellos.

– ¿Entonces te tienes ir al extranjero? ¿Me dejarás ahora?

– Chato, no tengo opción – dije con uno de la garganta – Ellos fueron muy generosos con nosotros al ayudarnos con tu operación. No puedo quedar mal ahora y decir que no me iré.

–¿Por cuánto tiempo te vas?

– Por el momento estaré un año fuera, pero me dijeron que después de ese año podría regresar a casa para visitarlos. 

– ¿Y por qué un año? ¿Por qué no vienes antes? Yo te necesito aquí conmigo.

– Bueno, porque no me pagarán mi trabajo por ese tiempo debido a todo lo que ya han hecho por nosotros. Lo que si harán es proporcionarme comida y todo lo indispensable para vivir.

– Bueno; está bien, solamente prométeme que me llamaras todos los días y te vas a cuidar. Sabía que esa cabeza de nerd que tienes valía mucho.

– ¡Oye! ¿A quién le dices nerd? – pregunto divertida – Te prometo que te llamaré todos los días y me cuidaré mucho; ahora prométeme que le harás caso a mamá. Debes recuperarte para que cuando yo regrese podamos echar una carrera.

– ¡Hecho, nerd!

– Bueno, ya tengo que irme a casa. Me recogen mañana temprano y debo empacar, pero después vuelvo para estar más tiempo contigo antes de irme...

Unos toques en la puerta me hicieron despertarme con el corazón en la boca y es que sentía que podría salirse del pecho en cualquier momento. Estaba soñando con Lucas y lo duro que fue dejarlo en el hospital.

Salí de la cama para ver quién era y veo al mismo hombre de siempre parado justo en frente de mí con ese traje negro como si fuera un agente de la película "hombres de negro".

– Lamento haberla despertado, pero quería decirle que en una hora mi jefe estará aquí y él ya tiene conocimiento de lo que usted me dijo. Él me informó que hablará personalmente con usted.

– Gracias por el dato ¿Ahora, cuál es su nombre? Desde que lo conozco no sé de que manera llamarlo.

– Lo siento, señorita, pero no puedo darle esa información. Mi jefe no me lo permite.

– ¿Y a mí que me importa lo que haya dicho su jefe? Yo necesito saber como se llama porque al parecer solo trataré con usted.

– No insista, no se lo diré.

– Pues bien, entonces le pondré el nombre que yo quiera y no le va a gustar. Desde este momento usted se llamará Zuko.

– ¿Zuko? ¿Por qué Zuko?

– Bueno, porque no me gustan esos refrescos. Así que ahora usted será Zuko.

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